Sus habitantes pagarán el doble de gastos para enfrentar la deuda con la imm
Los accionistas del Palacio Salvo están
dispuestos a ajustarse los cinturones para pagar sus deudas con la
Intendencia. Sin embargo, el edificio también necesita de los apoyos del
Estado para poder seguir siendo un ícono de la ciudad de Montevideo.
La torre de Antel parece "chiquita" a lo lejos. Y el
actual administrador del Salvo asegura que el edificio, en el que vive
desde hace 45 años, sigue siendo "el más alto de la ciudad". La
geografía parece darle la razón: el ícono montevideano está sobre una
elevación de la Cuchilla Grande y la vista desde su bovedilla, ahora sin
la antena de Canal 4 que terminó de desmontarse el año pasado, es tan
majestuosa como temeraria.
García Viera (75) fue durante más de una década
secretario de la Comisión de Patrimonio Histórico. También presidente
del Archivo General de la Nación. Y ya estuvo en la "cima" del Salvo en
otras oportunidades. Ésta es la tercera vez que ocupa su Presidencia;
antes tuvo esa responsabilidad entre los años 1972 y 1976. "Administrar
al Salvo es más difícil que administrar el país", bromea García Viera.
Luego, cambia el rictus y admite: "hubo administraciones anteriores que
fueron un verdadero desastre".
Sus apreciaciones pueden llegar a confirmarse en
"pequeños" detalles, como la desaparición de algunos ornamentos de
bronce de las escaleras, que se encontraban allí desde que el Salvo fue
inaugurado en 1928.
Aunque por ser un edificio patrimonial debería estar
exonerado del pago de la Contribución Inmobiliaria, la IMM quitó hace
años ese beneficio al Salvo reclamándole que hiciera obras de
reacondicionamiento, sobre todo en su fachada.
La Sociedad Anónima del Salvo administra los dineros
de sus accionistas: quienes viven allí no tienen títulos de propiedad,
sino acciones nominativas "con derecho a goce" de las unidades. Ahora,
muchos de estos accionistas pasarán a pagar el doble de gastos comunes
(de $ 2.500 a $ 5.000) para hacer frente a la deuda con la comuna.
Luego, faltará que la Intendencia y el gobierno
nacional asuman su cuota parte de responsabilidad por el mantenimiento
de esta postal del país.
La deuda.
La Comisión Administradora anterior dejó de pagar la
Contribución, lo que generó una deuda que a 2013 es de $ 54 millones. La
Junta Departamental aprobó mediante decreto una quita que llevó esa
cifra a $ 29.541.986, pero según García Viera, "resulta dificultoso
pagarla, porque el Palacio tiene pequeños propietarios jubilados y
accionistas algo mayores".
"Como el plan de pagos es a 48 meses, en ese tiempo
la deuda se nos va, con el interés, a $ 43.000.000 (unos US$ 2
millones). Si no hubiera tenido intereses, nos habría ido mejor, pero se
aprobó así. Los intereses empezaron a correr a partir del 8 de
noviembre; o sea que de intereses llevamos $ 300.000 más", añadió el
administrador.
Edificio patrimonial.
El francés Le Corbusier, considerado el gran maestro
de la arquitectura moderna, bautizó en 1930 al Salvo como "enano con
galera". También tuvo el tupé de recomendar su demolición como forma de
contribuir a la estética de la ciudad. Lo que sí es cierto es que el
arquitecto italiano Mario Palanti priorizó la fachada de estilo
ecléctico y Art Decó sobre la comodidad del interior, lo cual derivó,
entre otras cosas, en pasadizos y espacios que desafían todas las
convenciones arquitectónicas.
Pero también es cierto que el Salvo es una joya
edilicia y leitmotiv de muchas de las postales de Montevideo, además de
Monumento Histórico Nacional desde 1996. Todas estas características
generan deberes y restricciones a los propietarios, pero también
obligaciones de parte del Estado.
García Viera: "En el año 1970 se aprobó la ley
14.040 sobre Patrimonio Artístico y Cultural de la Nación. Yo colaboré
en el anteproyecto de esa ley con el profesor Juan Pivel Devoto y otras
personas. En esa ley se preveía que el 50% de lo necesario para mantener
los edificios que se declararan monumentos históricos debía ser
aportado por el Estado, y el otro 50% por parte de los propietarios.
Esto desgraciadamente no se llevó a cabo", explicó el administrador del
Palacio.
"Luego, cuando el Ministerio de Hacienda (Economía)
se dio cuenta que esos fondos estaban en Educación y Cultura, se los
llevó Rentas Generales. Esa es la historia de porqué la Comisión del
Patrimonio comenzó a tener dificultades y los edificios patrimoniales no
tuvieron ayuda del Estado", añadió.
El administrador del Salvo dijo que en su momento se
discutió mucho si la declaración de "Monumento Histórico" era o no una
carga (por cuanto no permite hacer intervenciones radicales o modificar
las líneas fundamentales de los inmuebles). "Pivel y yo decíamos que
había que sentirse honrado con esa declaración", sostuvo.
"Las limitaciones se compensaban con el 50% que debía aportar el estado y que hoy no se aplica", anotó García Viera.
Proyectos.
El Salvo logró bajar gastos. "Yo no cobro nada. Con
lo que le pagábamos al anterior administrador, nos ahorramos $ 100.000",
señala García Viera mientras camina por los pasillos con pisos de
mármol y las luces se encienden a su paso: la inclusión de luminarias
con fotocélulas fue otra de las medidas que permitió bajar el enorme
gasto de UTE.
García Viera espera saldar la deuda con la IMM,
hacer un mirador en el que se pueda cobrar entrada y recuperar elementos
históricos como el gran vitral de Enrique Albertazzi, de la década del
`20, ubicado en la escalera principal entre el primer y el segundo piso.
La obra representa a un grupo de inmigrantes que tiran desde tierra una
cuerda asida a un barco, llegando a una "tierra prometida" con árboles
frutales.
Albertazzi también colaboró en la creación de los
vitrales del Palacio Legislativo, pero al parecer su obra en el Salvo
seguirá deteriorándose. "El ministro de Educación, Ricardo Ehrlich, se
interesó en el tema, pero la Comisión de Patrimonio no tiene fondos",
precisó García Viera.
Otro de los proyectos de la administración del
Salvo es la colocación de los portones originales -recuperados el año
pasado- que estaban en el pasaje que conecta la Plaza Independencia con
la calle Andes. Se trata de ocho hojas de hierro fundido de 800 kilos
cada una.
Los portones habían sido trasladados por los
propietarios del Palacio en 1949 a la cabaña Nueva Mehlem, un
establecimiento rural de Río Negro, adquirido por Lorenzo Salvo antes de
la construcción del edificio.
Gracias a la intervención de García Viera y Hugo
Romay Salvo, los portones pudieron ser recuperados. Ahora resta que sean
reacondicionados y colocados en su ubicación original.
Las cifras
US$ 2:
Es la deuda que el Palacio Salvo tiene con la
Intendencia si se calculan los intereses. El administrador asegura que
será saldada.
10%
Es la morosidad entre los accionistas. La mayoría de las unidades están destinadas a viviendas, aunque también hay empresas.
HACIENDO FRENTE A LA DEUDA
La Comisión Administradora anterior del Palacio
Salvo dejó una quita que llevó esa cifra a $ 29.541.986, pero según el
nuevo administrador, Abelardo García Viera, "resulta dificultoso
pagarla, porque el Palacio tiene pequeños propietarios jubilados y
accionistas algo mayores. Como el plan de pagos es a 48 meses, en ese
tiempo la deuda se nos va, con el interés, a $ 43.000.000" (cerca de US$
2 millones), precisó.
Una de las medidas que aplicó la nueva
administración para hacer frente a la deuda fue duplicar los gastos
comunes de $ 2.500 a $ 5.000. Pero las unidades -además de antiguas- son
en muchos casos pequeñas, sin garaje, por lo que tampoco se puede pedir
demasiado.
La IMM podría dejar de cobrarle la Contribución por
tratarse de un edificio patrimonial, pero los accionistas deben hacer
primero su parte. García Viera considera que la Comisión de Patrimonio,
que él integró, también debería aportar para la recuperación del
edificio.
Abelardo, el alma mater del Palacio
Abelardo García Viera (75) tiene varios apartamentos
de altura en dos de los pisos del Palacio Salvo, el cual conoce como
pocos por haber vivido allí durante 45 años.
Sin embargo, él y su esposa hoy están instalados en
una propiedad a pocas cuadras de distancia, entre otras cosas porque sus
libros prácticamente no lo dejan ingresar a sus apartamentos en el
Palacio.
"Tengo 50.000 libros", asegura el administrador del
Salvo. Una breve observación a dos de sus unidades parece confirmarlo.
Quien no lo conoce, recibe la impresión de estar frente a un acumulador
compulsivo.
Una vez, una muy conocida empresaria argentina le
dijo que él era el dueño "del apartamento más lindo del Río de la
Plata". La vista de esa unidad es única, eso es indiscutible: la
vastedad, tanto de la ciudad como del río, se despliega frente a los
ojos cuando se abren las ventanas.
García Viera fue durante más de diez años secretario
de la Comisión de Patrimonio. También se desempeñó como presidente del
Archivo General de la Nación.
Hoy, quiere dar "una mano" al Salvo ocupando por
tercera vez su Presidencia, esta vez de forma honoraria. Y no tiene
reparos al decir que la administración anterior fue "pésima".
En el icónico edificio, García Viera se mueve como
pez en el agua. Saca manojos de llaves, sube escaleras, toma ascensores,
se trepa a la cúpula, toca puertas y es recibido amablemente por
distintos vecinos, como el publicista José María Reyes y la vedette Tina
Ferreira. Ésta lo mira como diciendo "estoy ocupada", pero sin perder
su atractiva sonrisa.
El administrador del Palacio Salvo es amante de la
Historia y de la belleza femenina. No tiene empachos en reconocerlo y
esa condición la exuda en cada frase y movimiento que hace.
Sus anécdotas son infinitas: la de Rosa Luna cuando
lo invitó a bailar con ella; las de conocidos políticos con sórdidos
romances; las suyas propias... Como para hacer un libro.
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