Hoy viernes el cantautor cumple siete décadas y casi medio siglo de carrera musical
En 1964 cantó por primera vez en el programa 'RadioScope' de Radio Barcelona
Carles Gámez Valencia
El País de España
Después de Raimon con los versos de Salvador Espriu y Paco Ibáñez con los poetas clásicos y contemporáneos de la lengua castellana, Serrat traslada la lírica de Antonio Machado –siguiendo los pasos de Alberto Cortez- al cancionero popular. Una musicalización de factura descaradamente pop que le reporta las críticas de los más puristas y el agradecimiento del Gremio de Libreros de Madrid por haber colaborado en las ventas de los libros del poeta hasta aquel momento minoritarias. Poetas como Rafael Alberti, Joan Salvat-Papasseit, Josep Carner, J.V. Foix, Mario Benedetti o Miguel Hernández se sumarán progresivamente al álbum serratiano.
El franquismo lo condena varias veces al ostracismo o en su caso al veto televisivo, entre otras prohibiciones, pero la figura de Serrat saldrá siempre victoriosa de los desafíos y censuras. Al otro lado del Atlántico países como Argentina, México o Chile lo acogen como uno de los suyos desde su primera visita a finales de la década de los sesenta. Se le compara con Gardel y se le abren los teatros hasta entonces vetados a la música popular. Durante los años más duros de las dictaduras latinoamericanas las canciones de Serrat se convierten en refugio o botiquín de primeros auxilios para muchos hombres y mujeres. Serrat es el cantor de la esperanza y la libertad.
Serrat cumple setenta años con el aval de ser uno de los intérpretes que ha colaborado en la transformación cultural de un país. La figura de Serrat ilumina estas casi cinco décadas de música popular como la de los grandes creadores que han ayudado a cambiar la sensibilidad de su tiempo y su sociedad. Un cantante y autor, a la vez, culto y popular. Las canciones de Serrat enlazan con la sentimentalidad y argumento de una canción popular española, la copla, y al mismo tiempo, contemporáneas de una canción europea de acento lírico. Es el Serrat que se reconoce en Aznavour y Rafael de León, en Brel y Concha Piquer, en Carlos Gardel y la Chanson francesa. Una cocina melódica que ha acabado dando esa mezcla de sabores irresistibles para una diva como la italiana Mina o una voz como la de Silvia Pérez Cruz.
Su penúltima aventura ha sido a bordo del Titanic y en compañía de otro soñador –también en otro tiempo como él de pelo largo- y ahora de barba canosa. El dúo Sabina y Serrat ya forma parte de la historia y el futuro vuelve a ser una página en blanco para escribir. Quizás es el momento de ir pensando en ese medio de siglo de canciones sobre los escenarios que espera al girar la esquina
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