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viernes, 30 de mayo de 2014

COSAS DEL FÚTBOL: DALVÍ CORREA:“EL CAMPUSO”. Por Julio Dornel. NOTA 7



                                                Escritor y periodista Julio Dornel


    Dalvi  "Campuso" Correa  y Paulino Gamón  con el Campeon  del Mundo Julio Pérez.
Mientras nos vamos acercando lentamente al debut de Uruguay en el próximo Mundial de Brasil, continuamos evocando a deportistas vinculados al fútbol que han aportado su esfuerzo y dedicación al más popular de los deportes. En la crónica de hoy nos detenemos en uno de los grandes árbitros que tuvo el departamento y el fútbol del interior: Dalví “Campuso” Correa. Para ello nos basamos en un reportaje de Zona Chuy, realizado en el año 2.000, donde Dalví comienza señalando algunos pasajes de su carrera deportiva. “Empecé a los 16 años en la reserva de Nacional de Chuy como arquero. Me fracturé una muñeca y pasé a trabajar en el Parador La Coronilla, atajando ya recuperado en el Club La Coronilla que disputaba el torneo con Nacional, Peñarol, San Vicente y Las Piedras. Años más tarde comencé a trabajar en el Hotel Costas del Mar, donde venían muchos dirigentes de Montevideo y por gestiones de Rodolfo Pereyra, me vinculo a Nacional de Montevideo, que tenía como técnico a don Ondino Viera. En ese momento me llaman de La Coronilla para ofrecerme jugar el campeonato y luego volver a Montevideo. Cuando se lo comunico a los dirigentes de Nacional, me hicieron firmar un recibo y pensé que me iban a dar para los pasajes, pero me pusieron un montón de plata arriba de la mesa. Guardé un poco y saqué unos pesos para “empilcharme”, compré un saco, camisa celeste, corbata roja y unos regalos para mis viejos. Ya no volví a Montevideo, entrando para los amores y el casamiento”. Al abandonar la práctica del fútbol agarra para el arbitraje con una forma muy especial para respetar a los jugadores y en forma simultánea hacerse respetar. “Esos son los grandes secretos, la manera de hablarle al jugador, demostrarle respeto al dirigente, no vincularse con las instituciones y cuando termina el partido retirarse con los perdedores siempre que sea posible”. Así era Dalví Correa, un árbitro de primera división y locatario en cualquier cancha.

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