El respetado economista e ingeniero
Joaquim Levy, apodado de "manos de tijeras" por su apego a la
austeridad, fue nombrado hoy nuevo titular del poderoso Ministerio de
Hacienda de Brasil, con la misión de cortar gastos para enderezar las
maltrechas cuentas públicas del país.
RIO DE JANEIRO
EFE
ue nov 27 2014 16:15
El País
Levy, de 53 años, cuenta con una larga carrera
en organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional
(FMI), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Central
Europeo.
Actualmente es director del Bradesco Asset Management, el brazo de gestión de fondos de inversión del Bradesco, el segundo mayor banco privado de Brasil, en el que administra cerca de 300.000 millones de reales (unos US$ 120.000 millones) de grandes inversores y empresas.
Con perfil técnico, no está afiliado a ningún partido y ocupó cargos de responsabilidad en los ministerios de Hacienda y Planificación entre 2000 y 2002, en el Gobierno de Fernando Henrique Cardoso, y luego fue secretario del Tesoro Nacional entre 2003 y 2006, durante el primer mandato de Luiz Inácio Lula da Silva.
En el Tesoro, Levy se encargó de reestructurar la deuda pública, aumentar las reservas internacionales y generar un clima de seguridad en los negocios que le valió a Brasil para preparar el terreno para obtener el grado de inversión por parte de las agencias de riesgo.
Las cortapisas que puso para emprender una política excesivamente desarrollista, que habría gravado aún más la deuda en un momento delicado, le llevaron en esa época a ganarse el apelativo de "secretario de la Tijera", "Tesoura" en portugués, en un evidente juego de palabras con el nombre real de su despacho ("Tesouro").
Esa etiqueta derivaría en el apodo Joaquim "manostijeras" cuando ocupó la Secretaría de Hacienda del gobierno regional de Río de Janeiro, entre 2007 y 2010, y repitió su receta de aversión al derroche para equilibrar las cuentas y ganarse la confianza de los mercados.
La elección de Levy por parte de la presidenta, Dilma Rousseff, ha sido vista con recelo por el sector del Gobierno más proclive a incentivar el gasto público y ha sido aplaudida por la oposición, que durante la campaña electoral levantó la bandera de la necesidad de aplicar un ajuste fiscal para enderezar la economía.
Nacido en 1961 en Río de Janeiro, Levy se licenció en ingeniería naval en Brasil y realizó un doctorado en Economía en la Universidad de Chicago.
Entre 1992 y 1999 ocupó diversos puestos en el FMI, en los departamentos del Hemisferio Occidental, Europeo I y de Investigación, y entre 2000 y 2002 fue economista visitante en el BCE.
El cargo de mayor responsabilidad que desempeñó fuera de Brasil, en 2006, fue la vicepresidencia de Finanzas y Administración del BID, pero lo dejó de forma prematura para ser el responsable de las finanzas de Río de Janeiro.
Levy, de perfil ortodoxo, tendrá que cohabitar hasta el próximo 1° de enero con su antecesor, Guido Mantega, quien fue muy criticado en los mercados por servirse de maniobras poco transparentes para cuadrar las cuentas y por haber alimentado la inflación con fuertes estímulos al crédito y rebajas tributarias a sectores clave.
Actualmente es director del Bradesco Asset Management, el brazo de gestión de fondos de inversión del Bradesco, el segundo mayor banco privado de Brasil, en el que administra cerca de 300.000 millones de reales (unos US$ 120.000 millones) de grandes inversores y empresas.
Con perfil técnico, no está afiliado a ningún partido y ocupó cargos de responsabilidad en los ministerios de Hacienda y Planificación entre 2000 y 2002, en el Gobierno de Fernando Henrique Cardoso, y luego fue secretario del Tesoro Nacional entre 2003 y 2006, durante el primer mandato de Luiz Inácio Lula da Silva.
En el Tesoro, Levy se encargó de reestructurar la deuda pública, aumentar las reservas internacionales y generar un clima de seguridad en los negocios que le valió a Brasil para preparar el terreno para obtener el grado de inversión por parte de las agencias de riesgo.
Las cortapisas que puso para emprender una política excesivamente desarrollista, que habría gravado aún más la deuda en un momento delicado, le llevaron en esa época a ganarse el apelativo de "secretario de la Tijera", "Tesoura" en portugués, en un evidente juego de palabras con el nombre real de su despacho ("Tesouro").
Esa etiqueta derivaría en el apodo Joaquim "manostijeras" cuando ocupó la Secretaría de Hacienda del gobierno regional de Río de Janeiro, entre 2007 y 2010, y repitió su receta de aversión al derroche para equilibrar las cuentas y ganarse la confianza de los mercados.
La elección de Levy por parte de la presidenta, Dilma Rousseff, ha sido vista con recelo por el sector del Gobierno más proclive a incentivar el gasto público y ha sido aplaudida por la oposición, que durante la campaña electoral levantó la bandera de la necesidad de aplicar un ajuste fiscal para enderezar la economía.
Nacido en 1961 en Río de Janeiro, Levy se licenció en ingeniería naval en Brasil y realizó un doctorado en Economía en la Universidad de Chicago.
Entre 1992 y 1999 ocupó diversos puestos en el FMI, en los departamentos del Hemisferio Occidental, Europeo I y de Investigación, y entre 2000 y 2002 fue economista visitante en el BCE.
El cargo de mayor responsabilidad que desempeñó fuera de Brasil, en 2006, fue la vicepresidencia de Finanzas y Administración del BID, pero lo dejó de forma prematura para ser el responsable de las finanzas de Río de Janeiro.
Levy, de perfil ortodoxo, tendrá que cohabitar hasta el próximo 1° de enero con su antecesor, Guido Mantega, quien fue muy criticado en los mercados por servirse de maniobras poco transparentes para cuadrar las cuentas y por haber alimentado la inflación con fuertes estímulos al crédito y rebajas tributarias a sectores clave.
Escenario.
El escenario que se encontrará el nuevo ministro es
una economía estancada -según analistas privados el PIB de Brasil
acabará el año con un alza del 0,20 %-, una inflación alta (6,59 %) y
unas cuentas públicas desequilibradas que han llevado a las agencias de
riesgo a amenazar con bajar la nota de la deuda soberana del país.
Brasil acumula cifras récord en su déficit fiscal, debido a la caída de la recaudación ocasionada por la crisis y a la creciente presión que los tipos de interés (11,25 %) están ejerciendo sobre la deuda.
Antes de que se conociera la elección de Levy, a comienzos de noviembre, el propio Mantega adelantó que la época de los estímulos a la economía se había acabado y que Brasil tenía que prepararse para "un nuevo ciclo" en 2015 con un menor gasto gubernamental y un papel limitado de los bancos públicos.
No obstante, Levy tendrá un margen limitado para aplicar la tijera, como ocurrió cuando fue secretario del Tesoro, puesto que no podrá tocar ni los costosos programas sociales ni el ambicioso programa de desarrollo de infraestructuras que vertebran el programa de Gobierno de Rousseff.
Brasil acumula cifras récord en su déficit fiscal, debido a la caída de la recaudación ocasionada por la crisis y a la creciente presión que los tipos de interés (11,25 %) están ejerciendo sobre la deuda.
Antes de que se conociera la elección de Levy, a comienzos de noviembre, el propio Mantega adelantó que la época de los estímulos a la economía se había acabado y que Brasil tenía que prepararse para "un nuevo ciclo" en 2015 con un menor gasto gubernamental y un papel limitado de los bancos públicos.
No obstante, Levy tendrá un margen limitado para aplicar la tijera, como ocurrió cuando fue secretario del Tesoro, puesto que no podrá tocar ni los costosos programas sociales ni el ambicioso programa de desarrollo de infraestructuras que vertebran el programa de Gobierno de Rousseff.
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