Pobladores de Tacuati en la mira de la policía y la fiscalía según testimonios
Pocos días luego del asesinato de Lindstron, en las redes sociales se ponía en ridículo las “pruebas” que se recogieron en los operativos para, supuestamente, dar con los asesinos. En aquel entonces, la publicación sobre el caso de Irma Espinoza, desató ironías. Ella es de la comunidad Tacuati Poty, fue llevada presa ya que en su vivienda “fueron hallados, entre otros documentos, un panfleto con el membrete del EPP, la bandera paraguaya y una bandera de color verde y rojo con la figura del Mariscal Francisco Solano López, estos símbolos impresos en el papel”. En una manifestación, en el cruce Tacuaty Poty el pasado 22 de junio denunciaron atropellos en el marco de operativos abusivos y fuera del debido proceso.
Con la misma decisión con la que más tarde se la vio despedirse y montar su moto con sus dos hijos y una bandera paraguaya flameando en su trayecto, en más de diez minutos de video registrado Irma nos contó su versión, la que no salió en el periódico. Esta mujer que con coraje se resistió al apresamiento ante la fiscala Fanny Aguilera, hasta que no le devolvieran los 35 mil guaraníes de los que policías se apropiaron en ese allanamiento, logró que le repongan 30 mil y luego accedió al apresamiento.
Su marido no estaba en la casa ese día, solo ella con sus niños, contó. La fiscala no actuaba con menos prepotencia que los policías. Fue esta funcionaria del Ministerio Público la que arrojó al piso una asadera con chipa guazú porque, según el relato, “ustedes están cocinando para el EPP”. Revolvieron toda su casa y llevaron fotos de sus hijos y de su marido. Ya después esa foto salió en el diario diciendo que él es miembro logístico del EPP.
Ante la insistencia de la fiscala de que ella tenía armas escondidas en su casa, Irma Espinoza le dijo que su única arma son sus dientes y que los usaría si no le devolvían de inmediato los 35 mil guaraníes que le hurtaron en el allanamiento.Además, según el testimonio, el comisario Ovidio Benegas, de la comisaría 10ª de Tacuatí, tiene una definición muy personal de qué es crimen y qué no. En ese entonces, acusó al esposo de Irma de estar en contra de la plantación de soja y las fumigaciones y que eso lo convierte en un sospechoso de formar parte del EPP. Ella y otros pobladores denunciaron, además, que a los niños los retiraban un poco de la casa y en el patio les apuntaban para que les cuenten cosas; en ese escenario les hacían preguntas.
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