El exgremialista considera inconveniente e inoportuna la plataforma del sindicato
+ Denis Dutra
El Observador
En cada palabra que sale de su boca deja la impresión de ser un hombre educado que predica con el ejemplo desde la dialéctica misma y tal vez por eso es que evita calificar a los actuales sindicalistas de la enseñanza aunque en su fuero íntimo sienta bronca y tristeza por haber sido expulsado de la Asociación de Maestros (Ademu), el gremio que contribuyó a fundar a la salida de la dictadura militar. Héctor Florit, un sindicalista que incursionó en la política en el año 1971 desde el Movimiento Nacional de Rocha, dedicó gran parte de su vida al gremialismo magisterial y hoy es afín al Frente Líber Seregni, opina, como maestro y padre de escolares, que la escuela pública uruguaya sigue siendo por excelencia el mejor ámbito para construir ciudadanos, pero como director del Consejo de Educación Inicial y Primaria teme que los paros que llevan adelante los docentes provoquen una pérdida de alumnos a partir de 2014, lo que consideró grave para la democracia.
¿Cómo definiría la situación de la educación y en qué nivel ubicaría los principales problemas?
Creo que estamos en una etapa de transición donde hay transformaciones que se están llevando adelante y hay otras que tienen amplio consenso, pero aún es muy difícil implementarlas. En el caso de Primaria, los grandes lineamientos son construcciones históricas que se han ido afianzando y ganando legitimidad, aunque queda mucho por recorrer en este sentido. Hoy ubicaría la principal preocupación por el tiempo pedagógico como eje fundamental, la calidad de los aprendizajes, como otra cosa fundamental, y la necesidad de que haya menos brecha entre los que saben más y los que saben menos y el currículum ampliado. Hoy tenemos que pensar que la formación del ciudadano del siglo XXI avanza en áreas y competencias que eran impensables años atrás. Y además el desarrollo profesional docente, son para mí las cinco grandes cosas que hay que atacar.
Hay quienes sostienen que el principal problema está en Secundaria pero, sin embargo, en los últimos ocho años la matriculación en Primaria cayó en 60.000 alumnos. ¿Qué pasó, la escuela dejó de ser un espacio de contención como en el pasado?
Estoy de acuerdo en que el principal problema está en Secundaria y no es un tema solo de Uruguay. La escuela pública sigue teniendo el mismo porcentaje de participación del total de la matrícula de Primaria, seguimos estando entre 82% y 83% que tiene la educación inicial y primaria. Lo que se modificó sustantivamente fue la cantidad de niños de entre 4 a 12 años que viven en Uruguay porque han nacido menos. Eso explica entre 40 mil y 45 mil niños menos matriculados. La segunda razón es que cayó la repetición y entonces lo que demoran los niños en recorrer primaria se redujo en 35%. Hace 10 años repetían 35 mil alumnos por año y ahora son 16 mil. El tercer elemento es que existe un trasiego, menor pero que también existe, de la educación pública a la privada que explica entre 5.000 y 6.000 alumnos. La escuela pública sigue siendo la institución que es capaz de transformarse en el espacio de concertación de políticas públicas de infancia desde la alimentación y las vacunas y de la construcción de ciudadanos. Eso implica competencias, saberes, actitudes y valores que están socialmente validados. Esas dos dimensiones son las que la escuela pública sigue garantizando. No creo que la escuela pública deba ser un espacio de contención.
La educación pública tiene el presupuesto histórico que los gremios reclamaron y los resultados son cada vez peores. ¿Eso demuestra que es un problema de gestión y no de plata?
En Primaria lo que se aplica son los resultados del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación de Unesco en tercero y sexto año según el cual, con datos del año 2006, estamos en segundo lugar en matemáticas y terceros en lengua. No tengo ningún indicio de que haya una caída en la calidad del aprendizaje.
Además, tengo una caída de la repetición y como los maestros de ahora y de antes tienen responsabilidad profesional y técnica y no hay ninguna circular de Primaria que los restrinja, no tengo por qué pensar que esa caída de la repetición es un efecto de permisividad.
Confío tanto en los maestros del año pasado, que fue cuando llegamos al 5,9% de repetición, como en los de hace 20 años atrás, que estábamos por arriba de 9%.
¿Cómo se entiende que los gremios que lograron los recursos que históricamente reclamaron enfrenten tanto al gobierno casi como en la época de Germán Rama cuando usted estaba del otro lado del mostrador?
Es verdad, hoy la educación tiene el presupuesto histórico muy alto, el salario docente creció 70% y en el gasto por alumno, la inversión creció más todavía. Lo que me parece es que hubo algunos errores de la propia administración. Uno fue el no haber dado el valor que tenía a los convenios salariales. Los convenios implican las garantías del contrato, implica que las partes tengan conocimiento cabal de los compromisos recíprocos y posteriormente un compromiso de gestión de las dos partes.
Lo mínimo que es legítimo esperar cuando se firma un contrato es que no haya un paro por aspectos que están incluidos en el contrato. Creo que el acuerdo salarial que fue convenido en ningún caso podía ser objeto de una movilización a no ser que haya previamente una denuncia de convenio y este convenio no fue denunciado por ninguna de las partes.
En lo que hace a los valores de la educación pública, es compromiso de todos conservarlos.
Entonces, ¿se le fue la mano a los gremios?
En lo que hace a la plataforma salarial fue inconveniente e inoportuno porque estaba convenido. En lo que hace a los valores de la educación pública es compromiso de todos preservarlos y creo que tuvimos una dificultad en entender los términos del convenio y segundo, un recambio generacional en los dirigentes, en los militantes sindicales que lleve a que quizá no se comprendió adecuadamente los avances logrados desde el año 2005 en materia salarial. El convenio salarial vigente no solo es bueno porque generó mejoras sino porque introdujo cláusulas largamente reclamadas por los sindicatos como era reestructurar los escalafones, como era recuperar salarios no docentes que estaban en una situación muy indigna y hubo más de 100% de aumento. No voy a utilizar el término “se les fue la mano”, pero hay una plataforma que es inconveniente e inoportuna y hay un problema de falta de pericia. Y hay un tercer factor que es que se partía de pisos muy bajos por lo cual los $ 14 mil que recibe un maestro de primaria en la mano siguen estando alejados de la expectativa de dignidad salarial. Entonces, las dos cosas son ciertas, es cierto que estaba convenido y vuelvo a la cifra 70% de aumento entre el año 2005 y 2013 en los salarios docentes y de 100% en los no docentes, pero también es cierto que el salario de un maestro sigue estando en $ 14 mil en la mano por 40 horas de trabajo.
Lo echaron del gremio de maestros en una actitud que tuvo un tufo bastante fascista...
Fue un acto agraviante que en lo personal me afectó muchísimo y obedece a un grupo de sindicalistas que quiso ganar en la liga lo que no pudo ganar en la cancha con intenciones políticas. Es una medida que le hace mucho mal al sindicalismo uruguayo porque el sindicalismo de los maestros es tolerante, plural, lo constituimos en dictadura gente que proveníamos con orígenes políticos muy distintos. La discontinuidad de las clases en un clima de confrontación afecta el clima de aprendizaje y puede afectar a la capacidad de la educación pública de retener a los sectores medios y medios bajos. Aún no se produjeron abandonos , pero –por la incertidumbre generada– temo que a partir de 2014 se empiecen a producir.
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