El Este
Edil Rosana Piñeiro
El pasado 19 de setiembre, a 177 años de la
batalla de Carpintería, tuvo lugar en el Rocha Athletic Club la
tercera edición de los premios Águila Blanca, un reconocimiento que
otorga la Comisión Departamental del Partido Nacional a la trayectoria
en defensa de los ideales del Partido, o en palabras del Secretario de
la Comisión, Juanjo Amorín: “a quienes han sido guardianes,
intérpretes e impulsores de los principios; y a aquellos que dan brillo
a nuestra colectividad, a los que han dado todo por el Partido, y en
especial a los que nada le han reclamado para sí”.
El acto contó con la presencia del Presidente del
Directorio, Luis Alberto Heber, el Diputado por el Departamento Mtro.
José Carlos Cardoso, Ediles Departamentales y una numerosa concurrencia
que acompañó a los homenajeados en lo que fue un justo reconocimiento a
su importante labor en nuestra sociedad.
La Comisión Departamental, como en los años anteriores, tomó
unánimemente la decisión de destacar en este homenaje a dos grandes
compañeros: Don Arturo Alzate y la Prof. Olga Aguiar Silvera de
Arrarte, reconociendo de este modo la deuda que el Partido tiene con
ellos y su obra en nuestra sociedad y agradeciendo todas las horas de su
vida que han entregado a la causa que nos une: la de hacer de nuestra
patria un mejor lugar para todos.
El Dr. Milton Corbo fue el elegido para ilustrar a los
presentes sobre la trayectoria de Olga Aguiar, especialmente por haber
integrado junto a ella la Bancada de Ediles del Partido Nacional en los
primeros años de la restauración de nuestra democracia. Además de su
tarea en el Legislativo, Milton señaló el valor de Olga como pilar de
una familia, su trabajo como docente, y su importante rol en la Comisión
de Patrimonio desde donde ha realizado numerosos aportes a nuestra
comunidad. Por su parte, José Carlos Cardoso fue el encargado de
referirse a la figura de Don Arturo Alzate y sus importantes aportes a
la comunidad de Villa Velázquez. Arturo fue Edil Local en varias
oportunidades, pero como decía José Carlos, “su primera tarea era con la
sociedad, luego en segundo lugar venía lo partidario”. Doy fe de ello:
crecí viendo a Arturito (así le llamamos todos, cariñosamente)
colaborar con todo emprendimiento que se planteara en la localidad,
desde las comisiones fomento de la Escuela 35, los festivales a
beneficio para quien los estuviera necesitando, hasta el Club de
Abuelos, para el que donó el terreno y ayudó a construirlo.
Ambos, Olga y Arturo, dos grandes personas, dos gigantes de los
que nos enorgullecemos al contarlos entre nuestros compañeros, dos
Blancos que supieron trabajar, como decía Herrera, en el sitio de los
dirigentes: “fuera de los muros, en la calle, en las tribunas, al lado de las multitudes, para comprenderlas y ser por ellos comprendidos”.
Una muestra de lo que ambos han sabido sembrar es que esa noche
hubo mucha gente acompañándolos, la mayoría Blancos, compañeros de
lucha, pero muchas otras personas que -quizás sin compartir nuestros
ideales nacionalistas – se acercaron porque consideraban justo este
reconocimiento para ellos. Y lo más importante: allí estaban también
sus familias, siendo testigos de este agradecimiento en forma de Águila
Blanca, como fueron testigos también durante tantos años, de cada
esfuerzo de ellos dedicado a nuestra causa.
Olga Aguiar, compartió con nosotros anécdotas y vivencias, que
conmovieron a los oyentes. Explicó que al enterarse de este
reconocimiento, decidió buscar en su memoria qué habría hecho ella para
ser merecedora del mismo, y así nos relató su relación con el Partido
Nacional, desde sus primeros recuerdos políticos, hasta las tareas más
cercanas en el tiempo, como el ordenamiento de una importante cantidad
de papeles de Wilson Ferrerira Aldunate, décadas de historia de nuestro
Partido.
Entre sus primeros recuerdos políticos, nos narró una anécdota de su infancia que reproduciré textualmente: “En
aquella época (1933), el portón de la cárcel se mantenía abierto, como
estaba abiertos los zaguanes de todo el barrio, y los niños del lugar
jugábamos en la vereda. Y muchos en la vereda de la cárcel. Nunca nadie
nos dijo “no pueden estar ahí”. Pero llegó un momento en que sí, nos
dijeron: “no vayan a la puerta de la cárcel”, y además se comentaba de
que alguien se había caído, y yo pensaba – porque todo el mundo lo
repetía - “pobre señor Terra, qué golpe se habrá dado, porque toda la
gente hablaba del golpe de Terra”.
Nos dejó además un obsequio, que lucirá a la brevedad en las
paredes de nuestra casa del Partido Nacional: una lista, una hoja de
votación de los comicios de 1931 encabezada por Javier Barrios Amorín y
José A. Ribot, junto a muchos otros rochenses.
Para finalizar, no nos queda más que agradecer una vez más a
Olga y a Arturo, por todo lo que significa para nosotros caminar junto a
ellos, y decirles que al igual que quiénes homenajeamos en la
ediciones anteriores, Carlos Julio Pereyra, Artigas Bentancur y Nélida
González, ellos son referentes para la tarea cotidiana de quienes
trabajamos bajo las mismas banderas.
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