En aquella época,
los afortunados gauchos que se salvaron de la ejecución sumaria fueron
enviados al taller de adoquines. La nube de ensoñaciones en la que
nadaba fue disuelta por la persistente bocina de un lujoso auto negro
con sello oficial. Me aproximé, bajaron los cristales ahumados, bajaron
los lentes oscuros de Sócrates, y quedaron desnudos sus ojos que
irradiaban felicidad.
-Ven, Diógenes, paseemos por la ciudad en tanto dialogamos sobre la magna obra de nuestro gobierno.
-Dispuesto estoy, optimista Sócrates.
-Mira cómo trabaja el país. Desde que llegamos al gobierno hemos multiplicado notoriamente nuestro PBI.
-¿Y?
-Diógenes, significa
que hemos producido más, por lo tanto hemos trabajado más, disminuído la
desocupación e incorporado mayores riquezas a la sociedad.
-Debes tener cuidado Sócrates, con ciertas estadísticas, pues “los números no mienten, pero se puede mentir con los números”.
Ya lo dijo un poeta: si un rico come veinte pollos al año y un pobre
ninguno, las estadísticas dirán que al término del año se comieron diez
pollos cada uno. Hay grandes especialistas en adornar números con los
cuales se inunda a la población y...
-No son números, son realidades, la gente tiene mejores sueldos.
-No digo que no, puede
que ahora cobren más, pero los precios de las cosas también subieron, el
impuesto al consumo sigue lo más campante, los que cobran más de 22.000
pesos vieron crecer su aporte tributario al Estado, y ahora se sumaron
nuevos gastos en alarmas y rejas. El nivel de la educación pública y
privada disminuyó notoriamente. Dudo mucho que la calidad de vida de los
trabajadores haya mejorado.
-El salario real ha aumentado.
-Supongamos que sí, que
haya aumentado, pero prestá atención a este ejemplo. Hay una isla donde
viven 11 personas. En esa isla se cosechan 100 cocos por día. Un isleño
se queda con 90 cocos y los demás con 1 coco cada uno. Pero sobreviene
un aumento de cosecha a 1000 cocos diarios. Ahora, el dueño de los cocos
(500 años atrás no existía el concepto "dueño de los cocos") se queda
con 985 cocos, y los otros diez con un coco y medio cada uno. El
gobierno de izquierda de la isla informa que el número de cocos para
cada trabajador ha aumentado un 50%. Lo que el gobierno no informa es
que si consideramos el reparto de riquezas sociales, el pueblo es más
pobre que antes. Ser de izquierda significa, en este caso, darse cuenta
que 1,5 es menos que 1.
-Pero querido Diógenes, qué nos importa que los ricos sean mucho más ricos si los pobres ahora son un poco más ricos.
-A mi me parece que si
ahora hay muchos más cocos y recibimos un porcentaje menor de los cocos,
ahora somos mucho más pobres. Tu argumento, Sócrates, es el viejo
argumento de los teóricos del capitalismo, que dicen que el interés del
capitalista empuja a una mayor producción y por lo tanto crece la
riqueza social. Si eso que dices lo dijera uno de esos teóricos me
parecería razonable, pero si lo dice un representante de una coalición
que tuvo muertos, desparecidos, violados y torturados por enfrentar al
capitalismo dependiente, me resulta preocupante.
-Pero es la vida, Diógenes. Es la realidad.
-Lo real es que en los
últimos tres siglos la riqueza mundial ha aumentado, pero a medida que
la riqueza aumenta también aumenta su concentración. Aumenta la riqueza
global en tanto aumenta la desigualdad.
-Pero la gente vive el ahora y no anda mirando extrañas perspectivas históricas.
-Precisamente, he ahí
el problema, mas la razón de ser de la izquierda es mirar más allá de
las apariencias. Según el Instituto Cuesta-Duarte, en Uruguay, entre
1998 y 2000 la masa salarial en relación al PBI fue de un 34%, pero
entre el 2006 y 2010 bajó a un 29% o 30%. Pero ese porcentaje es
mentiroso, pues en tanto gerentes y profesionales mantuvieron su
porcentaje, los obreros, empleados y trabajadores dependientes pasaron
de un 27,2% en 1998, a un 23,5% en el 2010.
-Pero estás olvidando que nuestros logros se dan en una coyuntura de crisis mundial.
-Yo te diría que los
eventuales logros se dan en una situación extraordinariamente favorable
para nuestras exportaciones, habida cuenta de la suba de precios de los
productos agropecuarios. Si consideramos que nuestras exportaciones son
básicamente agrícolas...
-Ese es otro logro.
Aumentan nuestras exportaciones como resultado de dar libre ingreso a la
soja, la "Planta sagrada", como dijera el Pepe, y aumentan porque "el
actual régimen de promoción de inversiones incluye estímulos que se
acercan muchísimo a los que se obtienen en materia de Zonas Francas",
como dijera Astori.
-Las ventajas de la
soja son harto dudosas. Si consideramos sólo el litoral oeste, entre el
2000 y el 2009 la soja desplazó a 600 agricultores familiares. Pasaron
de ocupar un 15% a un 6% del área agrícola. La soja desplaza más gente
que la que emplea. A su vez, los trabajadores de la
soja no salieron beneficiados, pues el porcentaje de la masa salarial
en relación al PBI de la soja bajó de un 8% en el 2006 a un 5% en el
2009. Ya ves que los sojeros aumentaron su ganancia y agregaron una
razón más al aumento del precio de la tierra, aumento de precio que
hunde al pequeño propietario. Entre 2003 y 2013, a causa de una
multiplicación por diez del precio de la tierra, los terratenientes de
más de 200 hectáreas se enriquecieron en 46.451 millones de dólares,
pagando de impuestos sólo un 1% de esa riqueza. ¿Cual es la tendencia a
futuro? Según el censo agrario del 2011, en once años desaparecieron
12.241 explotaciones rurales. En 11 años se incrementó en 46 el número
de explotaciones mayores a 2500 hectáreas. El 91% de la explotaciones
rurales que desaparecieron tenían menos de 100 hectáreas. En nuestro
Uruguay Natural hay 14.500 personas y empresas dueñas del 94% de las
hectáreas agrícolas (15 millones y medio de hectáreas de un total
aproximado de 16 millones y medio). Y este dato debemos tomarlo con
cuidado, como todo dato, pues dentro de los 14.500 hay casi 6.500
propietarios de campos entre 200 y 500 hectáreas y existen empresas como
Montes del Plata que poseen 250.000 hectáreas, o UPM con 200.000.
-Tus argumentos,
Diógenes, son los argumentos de los que todo critican, pero nunca
comparten un guiso con el pobrerío. Típicos oponentes orales a los males
del capitalismo, que luego veranean en Miami. No podemos evitar el
progreso, que significa que las explotaciones menos rentables
desaparecen y son reemplazadas por las más eficientes.
-Según cómo se mida esa
eficiencia. Apostar exclusivamente a la exportación de alimentos nos
hace dependientes de la coyuntura internacional. Apostar a la
extranjerización de nuestra economía nos lleva a adoptar roles que
profundizan nuestro modelo agrariodependiente. Estoy empezando a
sospechar que la idea del gobierno es permitir la concentración de la
tierra, su extranjerización y la ruina de las pequeñas producciones
agropecuarias, a cambio de regalar algún guiso a los pobres. La
izquierda se terminará convirtiendo en una repartidora de guisos y
limosnas. Pero esa tarea no se hará sin hacer uso de un evidente
mecanismo psicológico.
-¿Qué mecanismo psicológico?
-El mecanismo de
desplazar el discurso violento de antaño contra el latifundio hacia
quienes critican la política oficial de favorecer al latifundio. Este
birlibirloque psicológico sólo demuestra que los críticos tienen razón:
el gobierno se arrodilla ante los militares golpistas, ante UPM, Gaz de
France o ante cualesquiera trasnacional, pero esa humillación se
trastoca en un odio furioso a la “izquierda cholula”. Para colmo esta
crítica a los críticos y apelación a la limosna la hace un gobierno que
en el 2005, en Washington, admitió que “ahora sería mucho más difícil
pensar en que alguien pueda activar mecanismos de democracia directa. O
sea, que esto va a quedar un tanto de lado”. ¿Qué quiere decir? ¿Que
ahora que la izquierda está en el gobierno será difícil instrumentalizar
una oposición al modelo capitalista dependiente?
-No se puede luchar contra el capitalismo. Todas esas utopías terminaron en baños de sangre. El mundo ha cambiado.
-Si las utopías
terminaron bañadas en sangre fue precisamente por la oposición del
capitalismo y porque las "utopías" no lograron elaborar una cultura
superior. Terminaron reproduciendo la cultura dominante, como le sucede a
nuestro gobierno, que usó de los plebiscitos para acumular
electoralmente y ahora hace precisamente lo que siempre criticó y lo
llevó al gobierno. Se lanzan promesas electorales con el sólo propósito
de ganar las elecciones y luego se manda el programa al diablo y la tan
mentada participación popular es sustituida por decisiones burocráticas.
La famosa consigna de llamar a los técnicos idóneos ha desaparecido
para dar lugar a una sangrienta lucha y repartija de puestos y todas
aquellas empresas que financian la costosa campaña electoral deben
recibir luego el adecuado agradecimiento.
-Parecés Larrañaga, que anunció "el fin de la utopía frentista".
-No me asusta, Oh
Sócrates, ese lamentable recurso retórico. Larrañaga sólo reconoció que
el Frente se ha convertido en un partido conservador más, como diciendo:
"somos todos iguales, se acabó la moralina". Los viejos técnicos del
stablishment fueron sustituidos por nuevos técnicos más soportables por
la gente. El modelo neoliberal generó sus costos y ahí sonó la hora del
Frente, que además asumió la defensa a ultranza del funcionario público.
-Pero nosotros prometimos hacer una Reforma al Estado y en el próximo gobierno...
-En el próximo gobierno
no harán lo que ni siquiera intentaron hacer en los dos gobiernos
anteriores con mayorías parlamentarias. La capitalocracia, para
sobrevivir, necesita presentarnos una farsa con dos actores, uno de
derecha y otro de izquierda, como si fueran las dos caras de una moneda,
la moneda del Sistema. Los gobiernos populistas latinoamericanos
desaprovecharon la gran oportunidad histórica, repitiendo el error de la
salida de la posguerra y acentuando nuestra debilidad estructural. Se
trata de utilizar estas raras coyunturas benéficas para ver si al menos
podemos intentar la industrialización de nuestros países. Así como
aumenta la desigualdad entre ricos y pobres, de igual manera aumenta la
desigualdad entre las economías industrializadas y las economías
agrícolas como la nuestra.
-Estamos en eso, es un proceso largo, no es soplar y hacer botellas.
-No veo que estemos en
eso, estamos precisamente en lo contrario de eso. Con la actual
estructura de la propiedad de la tierra, con la ruptura del
encadenamiento productivo y con una raquítica inversión del 0,3% en
innovación y desarrollo es imposible pensar en imaginar cualquier
despegue industrial.
-Tu pesimismo te ciega, Oh Diógenes.
-Este ciego advierte un movimiento de tijeras, Oh Sócrates.
-¿A qué te refieres, Oh profeta siempre de cosas horribles?
-Lo característico de
este tiempo es que a medida que una escandalosa desigualdad se
profundiza siguiendo una elemental regla del capitalismo, en forma
inversa se profundiza el deterioro ideológico de aquellos que antaño
soñaban con la igualdad social, quienes consideraban a los bienes de
producción como una creación humana que debería beneficiar a los seres
humanos, no perjudicarlos; aquellos que explicaban que el drama humano
era que los productos creados por la humanidad se volvían contra la
propia humanidad. Desde los 60s a esta parte se ha concentrado la
riqueza, ha aumentado el poder del capital y la ideología capitalista ha
ganado espacios. Si un día la ideología igualitaria volviera a
palpitar, se encontraría con un terreno mucho más propicio.
Pero nuestro diálogo
fue interrumpido por el sonar del celular de Sócrates. Era citado a una
nueva reunión, pues como le dijeron, el recreo había terminado. Nos
despedimos y el auto oficial arrancó raudo para perderse en el transito
montevideano. El sol, como una gran medalla naranja se hundía por el
lado de la Ciudad Vieja y en las paradas se agrupaba densamente la gente
antes de subir a los ómnibus que los agrupaba densamente para dejarlos
en sus casas. En un viejo bar sonaba una canción donde un zorzal me
recordaba que en el silencio de la noche "el músculo duerme, la ambición trabaja".
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