Fernández Huidobro o la punta del Iceberg Constanza Moreira
28.Dic.2014
Las declaraciones públicas del Ministro de Defensa Nacional causaron
indignación en varios sectores del Frente Amplio (FA). Algunos lo
expresaron públicamente. No es para menos. Serpaj es una institución
reconocida por su lucha por la verdad y la justicia y merece
reconocimiento. Responder a sus reclamos por información con ironías que
aluden a la tortura como método es, como mínimo, una perversión del
orden original de las cosas. Es como si el actual Ministro considerara
que la única manera de obtener información es la tortura. O como si
considerara que hacer presión sobre los mandos de las Fuerzas Armadas
(FFAA) para obtener información fuera literalmente imposible.
Es desconocer que la información que se tiene ha sido proporcionada
por testigos directos o indirectos, familiares, investigadores,
periodistas, historiadores. Y sin duda, es desconocer el rol de la
Justicia y de algunos jueces en particular, como Mariana Mota, y de
algunas fiscales en particular, como Mirtha Guianze. Y el innegable rol
que en esto cumplieron las organizaciones que, como Serpaj, trabajan en
la causa de los derechos humanos, y a las cuales el Ministro denosta un
día sí y otro también. Los militares no han aportado casi nada de
información y la búsqueda de los restos de los desaparecidos, treinta
años después, sin informaciones precisas, es como arar en el mar.
El FA ha colocado a la causa de los derechos humanos en un primer
lugar en el orden de prioridades. Y en función de ello se ha desactivado
la Ley de Caducidad (con la ayuda de la declaración de
inconstitucionalidad de la Justicia) y los actos administrativos de los
gobiernos anteriores. El Ministro Fernández Huidobro fue un firme
defensor de no anular la Ley de Caducidad en 2003, cuando en una intensa
discusión en el Congreso del FA con Hugo Cores, triunfó la idea de "no
hacer olas" con este tema, porque el Frente Amplio no estaba
suficientemente preparado para esta lucha.
Ocho años más tarde, cuando en 2011 el FA se disponía a anular la Ley
de Caducidad con una ley "interpretativa" -ya bastante más firme y
preparado que en el gobierno "de estreno"-, el entonces senador
Fernández Huidobro decidió renunciar a su banca en forma intempestiva,
desviando, por un segundo, la atención de la importante ley que
votábamos, para su propia peripecia personal.
Eppur si muove. Años después, la causa de los derechos humanos sigue
viva. Y el Frente Amplio la ratifica una y otra vez, aunque sean magros
los hallazgos y pobres los resultados. El Ministerio de Defensa Nacional
tiene la obligación de colaborar con la justicia. Y tiene la
obligación, no sólo de no obstaculizar la búsqueda de información, sino
de asumir el compromiso de colaborar activamente con ello, en línea con
la Secretaría de Derechos Humanos y el Ministerio del Interior.
Y si no se está a la altura de las circunstancias, se debe admitirlo
humildemente, resaltar las dificultades que se tienen y no irrumpir con
declaraciones destempladas contra quienes luchan por estas causas
justas, devolviendo a la sociedad el falso espejo, una y otra vez, de
que aquí hubo una guerra (en defensa de Fernández Huidobro, integrantes
del denominado Foro Libertad y Concordia ratifican la idea de "la
guerra" que todo lo excusa) (1).
El iceberg
Pero esta es sólo la punta del iceberg. La curiosa confirmación de
Fernández Huidobro al frente de la cartera tampoco está en sintonía con
los logros y el espíritu del FA, ni honra uno de sus emblemas
principales: la lucha por verdad y justicia como una causa ética,
universal y de principios.
El politólogo e historiador Gerardo Caetano ha señalado que la
designación de Fernández Huidobro obedece al respaldo militar. En
efecto, al menos desde que el actual Ministro se opusiera a la
extradición de los militares involucrados en el llamado "caso Berríos",
su defensa de la corporación ha sido consistente, sistemática, y por
cierto, muy poco alineada con principios rectores del FA, que reclaman
transparencia, verdad, y acceso a la información para todos los
ciudadanos. Por si faltara algo, allí está el apoyo explícito de los
militares del Foro Libertad y Concordia al actual Ministro.
A lo largo de estos cinco años, el desempeño de la cartera de Defensa
Nacional ha fortalecido a la corporación militar y sus privilegios. Y
no hablamos de los miserables sueldos de personal de tropa y bajo rango
que recibían durante los gobiernos blanqui-colorados, aumentados, por
cierto, como el de tantos trabajadores que, esos sí, tuvieron que luchar
palmo a palmo por sus mejores salarios.
En primer lugar, terminamos este período de gobierno con un número de
efectivos de 28.000 en el Ministerio de Defensa Nacional. Si se piensa
que hay 31.000 policías, entenderemos lo que esto significa para un país
que desde hace un siglo no enfrenta ningún conflicto armado. El número
de efectivos per cápita es de los más altos del mundo.
No sólo no se ha reducido el número de efectivos sino que el
presupuesto se ha incrementado en términos absolutos y el Ministro ha
sido consistente en las solicitudes de refuerzos de rubros
presupuestales en varias áreas (2).
El Frente Amplio ha retrocedido varias casillas y la lucha dada en su
último Congreso y en la Unidad Temática sobre temas de defensa para
retomar algunas de las ideas del Congreso de 2008 (pasaje de la aviación
civil a la órbita civil, modificación de la ley orgánica de las FFAA,
eliminación de la justicia militar, modificación del sistema educativo
militar), ha fracasado. Y el programa del FA ya ni siquiera recoge
algunas de esas ideas cardinales.
La Ley Orgánica de las FFAA sigue sin modificarse, aunque figuraba
entre uno de los principales objetivos en el año 2006, cuando se inició
el denominado "Debate Nacional sobre Defensa", del cual surgirían un
conjunto de leyes, como la Ley de Defensa, con miras a comenzar la
transformación de las FFAA. Al no producirse tal modificación, el
sistema de retiros y pensiones militares, sigue siendo de absoluto
privilegio respecto del resto de los funcionarios del Estado. Los
militares pueden jubilarse a edades más tempranas que el resto de la
población y con el 100% de su sueldo (a lo que se agregan, cuando han
sido docentes, beneficios adicionales). Ni siquiera en Estados Unidos
los militares cobran el 100% de la jubilación, aún cuando creen ser el
ejército del mundo. Los demás mortales en Uruguay, apenas cobramos el
48% del sueldo de nuestros diez mejores años, y después de cumplir los
60 años de edad.
Seguimos manteniendo una Justicia Militar anacrónica, que ya es
virtualmente "derogada" con la aprobación del nuevo Código del Proceso
Penal, y aprobando aumentos en las rendiciones de cuentas para los
"jueces militares".
La inacción que hemos experimentado en estos años respecto del
recorte de los privilegios por un lado, y del anacronismo jurídico que
significa la mantención de la Justicia Militar por el otro, son
indicativos de una "no-política" con respecto a las FFAA que es toda una
definición política. En un país donde el Frente Amplio fue capaz de
realizar profundas transformaciones, las FFAA han quedado cómodamente
sostenidas por un conjunto de actores (el actual Ministro es sólo uno de
ellos pero hay todo un sistema en torno a él que sigue estos
lineamientos) que responden a la fuerza de la corporación.
En el Congreso del FA de 2008 se tomaban otras iniciativas que urge
atender en el próximo período. La aviación civil en Uruguay, más allá de
la creación de la Junta Nacional Aeronáutica, sigue bajo tutela militar
y es otra variante que suma dinero constante y sonante a las arcas
militares. Muy escasos países quedan con sistemas como este, lo que va
contra todas las recomendaciones internacionales. Sobre la base de
negociaciones varias con los distintos operadores del sistema, el
gobierno ha conseguido mantener la situación incambiada. Pero debe
cambiar, y al igual que con Meteorología, se debe iniciar un proceso
tendiente a tomar el tema de la aviación civil como un tema de Estado, y
no como un tema de las FFAA (es mucho lo recaudado por esta vía, por lo
cual la corporación defiende sus atribuciones en este campo con uñas y
dientes).
También el Sistema de Educación Militar, consagrado en una ley
aprobada en este período sin mayores discusiones, es algo que contradice
la lógica del FA de promocionar una educación militar conectada con el
resto del sistema de educación pública y no un compartimento estanco
tendiente a fortalecer el carácter aislacionista de la corporación
militar.
Finalmente, la prórroga de las Misiones en Haití, es simplemente
inaceptable. Mientras el gobierno de Michel Martelly va hacia una deriva
que lo transformará prontamente en un gobierno ilegítimo (el Presidente
se niega a convocar elecciones para la renovación del Senado haitiano
con lo cual el mismo quedará absolutamente inoperante en los próximos
meses), el Uruguay sigue con sus tropas -aunque reducidas de acuerdo al
proyecto que se vota mañana en el Parlamento-, validando, de hecho, la
situación ilegítima de un gobierno autoritario.
No son solo palabras
La indignación actual contra Fernández Huidobro y su falta casi
absoluta de apoyo popular no obedecen sólo a sus declaraciones poco
felices sobre Serpaj y muchos otros temas, sino a su posición en
relación a las Fuerzas Armadas. Una posición que le ha valido al país
atrasarse cinco años en una discusión que comenzó promisoria, allá en el
2006.
Reforzamos el sistema de educación militar, mantuvimos intocado el
sistema de jubilaciones y pensiones militares (oneroso para la sociedad
toda), consolidamos la existencia de una justicia militar autónoma,
fortalecimos a la corporación con sus misiones de "paz", y año a año
incrementamos el presupuesto militar en "operaciones" que distan de
tener algún asidero con la realidad de un país que no ha tenido un
conflicto militar en los últimos cien años (y nos los ha tenido, por
cierto, por su diplomacia, no por las FFAA).
Más importante aún; cualquiera que ha opinado en estos temas, es
considerado por el Ministro un "inepto", un "estúpido", un "ignorante",
ignorando él, por cierto, que el FA ha decidido desarrollar inteligencia
civil y ciudadana en relación a los temas de la Defensa, porque quiere
que la "inteligencia militar" esté absolutamente subordinada al poder
civil. Y el poder civil es, por definición, el poder de los ciudadanos.
Por consiguiente, desestimar todos y cualquier análisis que se hagan
desde la propia izquierda sobre las FFAA. es reclamar para sí y los
suyos, el único saber y la única posición autorizada que existe sobre el
tema. Refuerza esto la idea de que los "civiles" son ineptos y que
quienes integran las FFAA son "los que saben".
No, el actual Ministro no es el dueño del tema. Y si pretendiera
serlo, le diríamos un rotundo no, porque su posición no representa a la
masa frenteamplista.
(1) Ver las recientes declaraciones del Coronel retirado José Carlos
Araújo en Montevideo Portal. Disponible en:
http://www.montevideo.com.uy/auc.aspx?256703,3,1391
(2) Escribí al respecto dos años atrás; ver la columna "El peso de
las Fuerzas Armadas en el Estado uruguayo", publicada en el semanario
Brecha, el 16/11/2012.
muy bueno lo expresado aquí.Totalmente apoyado lo que se dice de Fernandez Huidobro.
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