Convencionales concurren hoy a expresar su voto y deberán firmarlo.Si los convencionales dicen que no, los liderazgos de Bordaberry y el líder del Proba, José Amorín, se verán erosionados.Por eso ni siquiera quienes consideran que un pacto electoral con los blancos será negativo para las fuerzas de oposición, se atreven a votar en contra.
Es difícil que algún convencional del Partido Colorado se pueda hacer el distraído durante la jornada de hoy en la que esa colectividad decide si respalda un acuerdo con el Partido Nacional para acumular votos en la elección de 2015 por la intendencia de Montevideo.
Para habilitar ese acuerdo, se necesitan dos tercios de los 602 convencionales nacionales (402 sufragios) y habrá mesas de votación repartidas por todo el país, tanto en clubes políticos como en casas de familia, que estarán a disposición desde las 10 de la mañana hasta las 20 horas.
“Los pricipales referentes de todo el país estarán al golpe de teléfono para recordarle a los convencionales que tienen que ir a votar. El que no vaya es porque está muy en contra del acuerdo. Nadie podrá decir que no estaba enterado o que no pudo”, dijo a El Observador uno de los operadores colorados.
El líder de Vamos Uruguay, Pedro Bordaberry, se preocupó por descentralizar la votación y así evitar que los convencionales tuvieran que concurir a la sede principal del partido en Montevideo para hacerlo.
Además, el Comité Ejecutivo Central (CEN) colorado, se aferró a la Carta Orgánica para establecer que el voto sea nominal. De esta manera quedó sin efecto el pedido de los opositores al acuerdo, que reclamaban una votación secreta.
Los que concurran a votar tendrán que estampar su firma y el número de su cédula en una de las dos boletas que dicen “Si” o “No”.
Aunque los datos finales recién estarán prontos el próximo miércoles, es posible que hoy mismo se sepa si la dirigencia –mayoritariamente a favor del paco– lograron o no el objetivo. Si hay menos de 402 votos, la propuesta habrá sucumbido. Si se supera con amplitud esa cifra, es dificil que entre los votos observados haya muchos que se resisten al acuerdo.
Si se abre camino al acuerdo, el Partido Colorado se pondrá a la par del Partido Nacional en el interés que este ha expresado en unir fuerzas para vencer al Frente Amplio bajo el paraguas de un lema accidental. Pero si los convencionales dicen que no, los liderazgos de Bordaberry y el líder del Proba, José Amorín, se verán erosionados.
Por eso ni siquiera quienes consideran que un pacto electoral con los blancos será negativo para las fuerzas de oposición, se atreven a votar en contra.
Es el caso del diputado Fernando Amado quien ya en dos oportunidades –con el acuerdo montevideano suman tres– tuvo que bajar sus banderas para acatar lo que le ha mandatado su sector. Pasó lo mismo con el proyecto de despenalización del aborto y con la de desregulación de la venta de marihuana.
El pacto entre blancos y colorados supone la creación de un nuevo partido y la elección de un candidato a presidente de emergencia que no participará en los comicios nacionales de 2014.
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