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domingo, 20 de octubre de 2013

Megaminería . Megaincertidumbre.

 Consuelo Pérez 

        Edila por sector ProBa, Partido Colorado.

 

La Junta Departamental de Lavalleja declaró a su departamento libre de explotación minera a cielo abierto, en concordancia con la consideración de toda el área rural del mismo como reserva ambiental.
El emprendimiento que Aratirí pretende desarrollar, abarca también a los departamentos de Treinta y Tres, Rocha, Durazno y Tacuarembó, y numerosos movimientos sociales que se oponen al emprendimiento, no disimularon su alegría, al ver concretado el primer avance a nivel político.
Ciertamente, las opiniones son divididas con relación al verdadero alcance de la resolución aprobada, pues se plantean dudas sobre la verdadera potestad de las intendencias a prohibir este tipo de actividades en sus respectivos departamentos, ya que la recientemente aprobada ley de Minería de Gran Porte regula –algunos así lo entienden - los aspectos mencionados. En ese sentido, y atento a que la ley define que la actividad en cuestión sólo puede realizarse en terreno categorizado como rural, aspecto éste que compete en su definición exclusivamente a los gobiernos municipales, el optimismo ha crecido.
Se avecina entonces una ardua discusión para discernir el alcance de la resolución tomada por la Junta Departamental de Lavalleja, que a la luz del sentimiento de oposición al emprendimiento que va tomando fuerza en muchas ubicaciones y localidades, parece probable que se repita en otros departamentos.
Ciertamente los aspectos técnicos son los que hay que conocer a fondo en este tema para opinar con propiedad, y en ese sentido es la DINAMA quien debe expedirse. Es así que el Arq. Jorge Rucks, Director de Medio Ambiente -DINAMA- expresó que “estamos lejos de tener una situación final” , aún “trabajando bajo presión” lo cual se contrapone con declaraciones del propio Presidente Mujica, que ha sentenciado que en noviembre se resolvería al respecto.
Quienes se manifiestan como defensores del territorio, plantean que los principales impactos ambientales que la megaminería propuesta supone, y que se refieren -resumiendo- a las afectaciones irreversibles de la superficie, la contaminación del aire, la afectación de napas de agua subterráneas y superficiales, y la obvia afectación del entorno involucrado en general, no fueron contemplados adecuadamente ni estudiados al aprobarse la ley. Recordemos que similares argumentos manifestó la denominada oposición, que no votó el proyecto. Las afirmaciones del jerarca de la DINAMA no hacen más que incrementar las dudas.
La marcha realizada el viernes 18 por nuestra principal avenida, es una clara muestra del sentir de mucha gente que, en “Defensa del Agua, la Tierra y la Vida” realizaron su 5ª marcha, sin banderas políticas.
Es que es difícil imaginar y aceptar que las decisiones que involucran aspectos ambientales de la contundencia de los que supone la actividad de Aratirí, pasen por la consabida obediencia partidaria.
No hay documentación de lo que pasó con los habitantes primigenios de la Isla de Pascua, por lo tanto no sabemos si hubo opositores al tratamiento que hicieron del entorno, y que ocasionó la hecatombe del ecosistema y de la vida humana. Pero distinto es en Perú, donde la extracción de oro contemporánea provocó devastación, y quien esté dispuesto a soportarlo sin caer en depresión, debería ilustrarse al respecto.
No debería existir el mapa político para tomar decisiones de este tipo. Hay obligaciones y derechos que deberían necesariamente trascenderlo. Debería respetarse al lugareño o nativo interesado en preservar su entorno, su hábitat, y tener confianza en él. Escucharlo. Y darle respuestas claras si no estamos de acuerdo con sus argumentos.
En ocasión en que EEUU pretendía “internacionalizar” la Amazonia para monitorear su cuidado, Cristovao “Chico” Buarque, ex gobernador del Distrito federal y en la oportunidad Ministro de Educación de Brasil, manifestó en parte de un brillante discurso: “Como humanista, acepto defender la internacionalización del mundo; pero mientras el mundo me trate como brasileño, lucharé para que la Amazonia sea nuestra ¡Solamente nuestra!”. La afirmación no corresponde obviamente al músico - con igual apodo y apellido que el ministro- pero suena a música, y recomiendo a los amables lectores leer la totalidad del discurso. Ciertamente no son comparables las instancias, pero sí el sentimiento de defensa y compenetración responsable con el territorio, con su hábitat, o los elementos que lo conforman.
Un activista organizador de la mencionada marcha del viernes decía, con relación a un posible plebiscito, que el mismo sería “raro”, porque “surge de la gente”, y no de alguna organización política.
Todo dicho.
Montevideo.com

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