Escritor y periodista Julio Dornel
Apenas figurábamos en el mapa. Una población estimada en los 1000 habitantes sin los servicios elementales. Sin luz, agua ni medios de transporte, que nos acercaran en tiempos razonables a la capital departamental o Montevideo. Solamente la radio nos acercaba los grandes acontecimientos, las noticias cotidianas y algún partido importante del fútbol uruguayo.
Sin embargo el poder irresistible de esta línea divisoria tendida entre el arroyo Chuy y San Miguel, fue generando los elementos necesarios para que la pequeña aldea alcanzara con el paso de los años uno de los mayores crecimientos demográficos del país. Un largo y difícil camino ha tenido que recorrer esta frontera para ir ocupando lentamente un sitio importante en el concierto turístico del departamento.
Las conquistas logradas en los últimos años mediante el esfuerzo de sus habitantes y el apoyo de las autoridades departamentales y nacionales han ido cimentando un desarrollo turístico comercial que le permite contrarrestar los años de bonanza que viviera el comercio brasileño en las últimas décadas del siglo pasado.
Existe en la actualidad un clima de “histeria compradora” donde los brasileños favorecidos por los precios (para ellos) compran de todo sin tener en cuenta la calidad de los productos ni la fiscalización aduanera que deberán enfrentar al ingresar a su país. La cotización de la moneda norteña, con algunas variantes en los últimos días, ha facilitado el auge comercial que viven los free-shops y otros establecimientos que se han ido estableciendo sobre la principal avenida. En los últimos años la población fronteriza de ambos lados de la Internacional aguarda con gran expectativa cada feriado norteño, con la seguridad de que un nuevo record de visitantes invadirá el comercio superando los cálculos más optimistas.
Esta situación está repercutiendo favorablemente en otras actividades donde se destacan las operaciones inmobiliarias con ventas y alquileres que se han disparado considerablemente en los últimos días.
Cabe destacar que también se han realizado importantes transacciones inmobiliarias con valores promedio de U$ 150.000 (ciento cincuenta mil dólares) por terrenos o modestas construcciones sobre la avenida internacional y alquileres que superan los U$ 1.000 (mil dólares) mensuales.
Esta fiebre comercial con sus buenos dividendos ha generado además un movimiento inusitado en bares, restaurantes y hoteles de la zona. Analizando las causas de este fenómeno los operadores locales coinciden en señalar que todo está relacionado con la fortaleza de la moneda brasileña en relación al dólar y el peso uruguayo, la calidad de los productos importados que ofrece el comercio uruguayo y la estratégica ubicación de esta frontera con relación a las ciudades de Santa Vitoria, Pelotas, Río Grande y Porto Alegre. La temporada ha sido aceptable y eso debe conformar a la población en general que le permite mantener una fuente de trabajo durante todo el año, con los vaivenes lógicos de toda actividad comercial.
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