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lunes, 9 de septiembre de 2013

Los periódicos se están convirtiendo en juguetes de multimillonarios Roberto Savio


UYPRESS

Hoy pocas personas saben que cuando se crearon las primeras agencias de noticias en el siglo XIX, la Havas francesa y la británica Reuter dividieron el mundo entre ellas. La división siguió las fronteras de los dos imperios coloniales.

América Latina, fue a parar en manos de Havas, mientras Reuter se quedó con Estados Unidos.
La primera agencia estadounidense que rompió el monopolio fue la United Press International (UPI), alegando que Estados Unidos no podía ser visto a través de los ojos británicos, un argumento muy parecido a la queja del Tercer Mundo contra el monopolio de información del Norte.
En el mundo de los medios, esta agencia era considerada un gigante, por lo que fue una sorpresa cuando en 1986 un millonario mexicano, Mario Vázquez Raña, compró la UPI por 41 millones de dólares y pronunció la célebre frase: "Yo tenía dos jets Falcon. Vendí uno y compré la UPI."
Desde entonces, la concentración de medios en manos de multimillonarios ha proliferado. Los casos de Murdoch y Berlusconi son los más famosos. Algunos observadores ven en esto un giro a la derecha, impulsado por los que tienen dinero. No se trata de una teoría conspirativa. Simplemente, 100 poseedores de un Ferrari tienden a tener una visión más coincidente sobre las cosas, que por ejemplo, los dueños de 100 Volkswagen.
Estados Unidos es un buen observatorio en el mundo de la información. En efecto, la expresión medios de comunicación de masas fue acuñada en los EE.UU., debido a que las ventas de los medios debían ser grandes para considerarse viables. En Europa, los medios no se dirigían a las masas. El famoso Times de Londres (ahora en manos de Murdoch) vendía unas 50.000 copias, y sus lectores eran élite del Imperio Británico. Los periódicos europeos eran culturales, con artículos largos y bastante analíticos. Los medios de comunicación estadounidenses partieron en la dirección opuesta y así nacieron los "mass media."
En las últimas semanas, una impresionante serie de prestigiosos periódicos estadounidenses fueron comprados por multimillonarios. El caso más conocido es el del Washington Post, considerado el diario más influyente junto con el New York Times.
Durante los últimos 80 años, el Post estuvo en manos de la misma familia, los Graham. Jeffrey Bezos, fundador de la Amazon, lo compró por 250 millones de dólares, cifra que representa uno por ciento de los 25.000 millones de su fortuna personal. (Amazon cuenta con una capitalización de mercado de 128.370 millones de dólares). La venta incluyó en el paquete otros varios periódicos locales, evaluados hace diez años en 5.000 millones de dólares.
Este hecho es el golpe de muerte definitivo para los periódicos de propiedad familiar. Hubo un tiempo en que los Chandler eran propietarios de Los Angeles Times, los Copley del San Diego Tribune, los Cowles del Minneapolis Star Tribune, y los Bancroft del Wall Street Journal (WSJ).
Aquellas familias defendieron la independencia y la identidad de sus periódicos. Es patente la diferencia entre el WSJ en los tiempos de los Bancroft, y el de ahora, propiedad del omnipresente Murdoch.
El Boston Globe fue comprado por otro multimillonario, John Henry, por apenas 70 millones de dólares. El New York Times pagó 1.100 millones de dólares en 1993 por el Globe.
Hasta cuándo seguirá siendo el NYT la última referencia del periódico familiar, en este caso propiedad de cuatro generaciones de la familia Sulzberger, desde 1896? El NYT no sufre pérdidas, pero no deja de ser un pez mariposa en un mundo de tiburones. Tiene una capitalización de mercado de 1.670 millones frente a los 56.663 millones de activos de la Murdoch News Corporation, los 27.000 millones de la familia Bloomberg, los 93.860 millones de Facebook, o los 282.040 millones de Google. Dicho de otra forma, hoy en día la palabra la tiene el dinero. Y según parece, la batalla por el futuro se librará en Internet.
La Alianza de Medios Auditados inform recientemente sobre una reducción drástica en las ventas de revistas. Newsweek fue comprada en 2010 por un dólar por IBT Media, una compañía poco conocida, mientras otras revistas, como Vogue, Vanity Fair, Metropolitan y People, siguen por igual camino. Según la misma fuente, en Estados Unidos las suscripciones en línea subieron de 5,4 a 10,2 millones en el último año.
El New York Times ha superado ya los 60.000 suscriptores gracias a una agresiva campaña de suscripciones en línea. Están seguros de que esto garantizará la viabilidad a largo plazo del periódico y así descartan la posibilidad de venta.
Pero lo que se avecina en el horizonte es que la línea que separaba los medios de comunicación en cuanto a contenido, de las redes de distribución, se está volviendo borrosa. Google, Facebook, Microsoft y Yahoo buscan más noticias para transmitir, y más publicidad. Con la compra de YouTube y Zagat, Google se ha trasladado de lleno en el campo del contenido. Yahoo ha comprado un nuevo un sistema de microblogging que permite que 119 millones de usuarios publiquen rápidamente palabras e imágenes, por 1.100 millones de dólares, más del triple de los precios combinados de la venta del Post y del Globe. Nada más demostrativo de cómo los nombres de prestigio están a precio de saldo.
Sin embargo los suscriptores en línea representan un cambio antropológico en relación al antiguo lector. Las suyas son mentes inquietas, ansiosas por cambiar de página, y esto hará que se reduzcan progresivamente los artículos extensos y los análisis. Este proceso se acentuará a medida que avance el cambio generacional.
Un estudio detallado de la Universidad de París señala que entre las personas de entre 14 a 16 años se observa un período de atención más corto que el de sus padres, algo que cualquier profesor puede confirmar.
Asimismo, para los jóvenes está desapareciendo la frontera entre el periodismo tradicional y profesional y el llamado periodismo ciudadano, realizado por cualquier persona que quiera publicar noticias y fotos en la red. Como resultado cualquier texto de más de 850 palabras (como este artículo muy resumido de 1.017 palabras), se considera excesivamente largo para ser publicado. ¿Presagia esto un mundo mejor informado y más consciente?

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