Si hay un hecho aberrante que el
imperio yanqui ha hecho últimamente son los presos que hay en
Guantánamo. Presos por luchar por la libertad de su país y por el
derecho de defender sus familias y su patria. No sólo no había ni
hay delitos, al menos conocidos, sino que además y peor se les ha
privado de la libertad sin juicio previo. O sea no veo que haya gran
diferencia entre el terrorista Boko Haram que raptó 200 niñas y
que, por supuesto, no se sabe dónde están vivas o muertas y los
presos de Guantánamo que sí se sabe dónde están (la isla cubana)
y tuvieron una situación de rapto o presidio político no demasiado
diferente. Uno lo hicieron los islámicos y lo otro los EE.UU. Y aquí
paso a estar totalmente de acuerdo con la posición del candidato
presidenciable blanco Luis Lacalle. Nuestro Partido Blanco siempre
fue respetuoso de la ley (“defensores de las leyes”) y de los
derechos humanos. Tampoco es el caso de estos presos. Sin perjuicio
de eso el Partido nunca sacó la cara ni defendió ninguna posición
imperial, cosa que tanto los colorados como el Frente Amplio se están
aburriendo de hacerlo. Con muy poca ética se podría llegar a
argumentar las razones que se esgrimieron en aquella época.
Recuérdese cuando Rodney Arismendi fue preso por la dictadura. No le
tocaron ni un pelo, y al poquísimo tiempo se acordó con la Rusia
soviética y el Partido Comunista hoy Frente Amplio, la libertad del
dirigente Arismendi a cambio de que los soviéticos le compraran a
Uruguay toda una producción de trigo, que había sido muy buena, y
sus excedentes. ¿Remember? Por supuesto se hizo y nosotros no
repetimos el plato. Tampoco es el caso actual porque no hay al menos
visible, apremios que justifiquen situaciones de ese tipo. Me podrán
alegar y admito que por ahora es imposible de saberlo, que puede
haber un acuerdo con EE.UU. que no se ha dado a conocer, pero eso
escapa al conocimiento común. Pero vamos a no disfrazar
posteriormente futuras declaraciones antiimperialistas cuando nada
menos que en pleno gobierno del Frente Amplio se está a los abrazos
y besos con cálidos afectos al yanqui. Sin perjuicio de eso vale
también la mención a la señora embajadora Julissa
Reynoso,
que en un acto de soberbia y aplicando el sable
imperial compromete a futuros gobiernos uruguayos de esta barbaridad
no solamente legal, que es obvio carece desde sus orígenes, sino que
obliga también a pasar por encima de la autorización parlamentaria
que para nosotros los blancos es muy cara. Si en las próximas
elecciones gana el Partido no nos pueden obligar a cumplir algo que
choca con nuestras conciencias. Los blancos no somos imperialistas.
Por supuesto el presidente Mujica, en su permanente verborragia como
es costumbre saca “pechera” y manifiesta: “las decisiones las
tomo yo, y los cautivos van a venir cuando yo disponga. La resolución
la va a determinar el presidente de la república y no va a pedir
consejo a nadie más que con su almohada”. Una soberbia sólo
comparable con alguna de Vázquez, lo que no se tiene en cuenta es
que la responsabilidad es de todo el país no solamente de Mujica
ante los ojos del imperio. La almohada presidencial no es consejera
de resoluciones de Estado. En todo gobierno existe la oposición que,
al menos en teoría y en estas resoluciones con más razón, debe
tener voz y voto. Por supuesto esto no tiene que ver con el aspecto
humanitario de la cuestión, por lo cual es obvio que simpatizo.
Sacarle de las fauces a la fiera imperial, seres humanos a quien no
se conoce delito alguno, no hace perder simpatía, pero el Estado y
el gobierno no sólo debe ser ejercido por “macanudos”, sino por
gente responsable.
Leopoldo
Amondarain
C.I.
950.556-0
Tel:
099 626 573
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