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domingo, 30 de junio de 2013
EN BUENOS O MALOS TIEMPOS, SIEMPRE EXTRACTIVISTAS por Eduardo Gudynas
El reporte sobre las perspectivas económicas que acaba de presentar el Banco Mundial anuncia una reducción en la volatilidad de los mercados. Entramos en una fase de una mayor estabilidad, donde convivirán situaciones disímiles. En algunos casos el precio de las materias primas se estancarán o bajarán. Ante esa situación, los países que antes defendían el extractivismo para aprovechar los “altos” precios, ahora cambian su discurso para insistir en la misma estrategia de desarrollo debido a las razones contrarias, los “bajos” precios.
Por un lado países industrializados que seguirán en crisis, estancados a apenas creciendo, y por el otro, el conjunto heterogéneo de economías emergentes, más dinámicas (crecimiento esperado del 5.6%, superior al promedio mundial). Se estima que América Latina crecerá 3.9% en 2014.
Por lo tanto, en un futuro inmediato las condiciones globales son más restrictivas. En esto tiene mucho que ver la moderación de la demanda y precios de las materias primas. Se predice que continuarán las caídas iniciadas en 2011, que han llevado, por ejemplo, a que los precios de los minerales bajaran en un 30%.
Como los países latinoamericanos siguen especializados en exportar materias primas, su futuro económico depende sobre todo de factores globales. Entre ellos están la demanda china (responsable, por ejemplo, del 45% del consumo mundial de metales), el nivel de los stocks globales en otros commodities, o los impactos del cambio climático sobre agroalimentos.
Bajo estas condiciones, los gobiernos latinoamericanos vuelven a apostar a las materias primas. Esto deja muy en claro cuán profundamente arraigada están estas estrategias.
En efecto, pocos años atrás, los gobiernos insistían en “aprovechar” el boom de los precios de las materias primas. Festejaban que quedaron atrás los años de pésimos términos de intercambio y baja demanda, y por ello aumentaron sustancialmente sus exportaciones de materias primas. Sin duda que eso se llevó a cabo de muy distintas maneras, como lo ilustra, por ejemplo, el manejo petrolero en Bolivia, Brasil o Perú.
Ahora, frente a un contexto global muy distinto, mucho más complicado y temerosos de una contracción económica, de todos modos insisten en la misma estrategia. Allí se origina el nuevo salto extractivista en marcha en varios países, y más allá de la diversidad ideológica de sus gobiernos. Allí está el relanzamiento de minas Conga en Perú, la insistencia con la explotación de hierro a cielo abierto en Uruguay, la disputa por las posibles regalías petroleras en futuras explotaciones marinas brasileñas, o la liberalización minera del gobierno Santos en Colombia.
Dicho de otro modo, sea con precios altos o bajos, mercados globales sedientes o cerrados, los gobiernos repiten la obsesión de aumentar las exportaciones de materias primas. Ante esto, las alternativas a ese extractivismo exportador son todavía más urgentes.
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