PROFESORA
ALBA MACHADO SARALEGUI
UNA
VIDA…MUCHAS VIDAS.
Escribe
Juan José Pereyra
Al llegar
a su casa se ve el nombre Atenea junto a la imagen de un búho. Es
la representación de la razón y la filosofía. Tiene un mueble de
madera con por lo menos sesenta búhos o lechuzas todas diferentes y
a la vez iguales.
Nació en
el medio del Arroyo de Rocha, “bendecida por las aguas”.
A los ocho
años asumió la responsabilidad de cuidar a su madre.
A los
catorce ganaba “sus primeros pesos” lustrando muebles a muñeca.
A los
diecisiete fue la primera mujer que trabajó en la oficina de
Catastro en Rocha.
Nunca
pensó en ser educadora. Fue maestra, profesora del liceo y del
Instituto Normal. Después lo supo: lleva la docencia en el alma.
En la
dictadura la designaron Inspectora. Ocupó el cargo cuarenta y ocho
horas y renunció. “No iba a irme a reprimir docentes”, asegura.
Ganó cada
uno de sus cargos por concurso de oposición.
Fue
fundadora de la Coral Municipal.
Impidió
con sus gestiones que se incendiara el Teatro 25 de Mayo.
Fue
directora del Consejo del Niño en Rocha durante treinta años.
Su
accionar fue fundamental para que la Universidad de la Tercera Edad,
UNI 3, sea la única que tiene su local propio en América Latina.
La dirige desde hace muchos años.
Compró su
casa con “muchas clases particulares y sacrificios”, enfatiza.
Se siente
mimada por la sociedad rochense.
Lo más
valioso para ella es lo que significó y significa su familia, la
certeza de la existencia de Dios, el amor de sus miles de ex
alumnos, y el cariño de sus amigos y de toda la gente.
Se puede
dudar que una persona pueda hacer tanto en una sola vida.
La
profesora Alba Machado Saralegui lo hizo. Lo sigue haciendo.
Profesora
Alba Machado Saralegui.
“Las
vocaciones a veces aparecen como un torrente que te lleva por delante
pero otras veces cuesta. Nunca pensé en ser educadora, nunca.
Después descubrí que llevo la docencia en el alma”.
¿Qué
puede contarme de su familia, de sus primeros años?
Soy una
orgullosa de mi familia. De mi familia Machado heredé esa estructura
moral de responsabilidad, de respeto, de esfuerzo, de trabajo y por
parte de mi familia Saralegui una gran sensibilidad, la que permite
poder captar todo lo que hay en la vida de bueno, de hermoso, de
verdadero y aplicarlo en la conducta. Mi padre era carpintero. Mi
madre era ama de casa y la menor de trece hermanos .Tengo una
ascendencia española y vasca a la cual estimo muchísimo. Éramos
siete hermanos .Añoro muchísimo esa mesa familiar donde se
conversaba, se infundía respeto. Era la hora de almorzar por lo
tanto nadie podía llegar a interrumpir el almuerzo. Era una
disciplina impuesta por mi padre, a las doce y a las ocho de la
noche nos reuníamos para almorzar o cenar todos juntos. La familia
es el núcleo principal donde crece el niño con sus padres, sus
hermanos, su familia, sus tíos y esa es la base de todos los valores
que hoy lamentablemente se han perdido porque la familia está
prácticamente desintegrada. Mis padres conmemoraron los cincuenta
años de casados y se amaron toda la vida. Ahora tengo una hermana
mayor, muchos sobrinos, sobrinos nietos y sobrinos bisnietos que son
para mí una fuente enorme de cariño. Estoy loca de la vida cuando
nos reunimos y hay algo muy particular: los he educado a todos. A
todos. Incluso a mis sobrinos bisnietos que muchas vienen de
Piriápolis con una barra de amigos para que les enseñe Filosofía.
¿Cómo
era aquella niña?
Te cuento
antes que nací el 5 de mayo de 1930 en medio del Arroyo de Rocha, en
una casa ubicada pasando el arroyo a mano derecha en la Séptima
Sección Judicial. Nací bendecida por las aguas. Lo que hoy es el
Hipódromo era la casa de veraneo del coronel Julio J. Martínez.
Había llovido tanto y la inundación era tan grande que mi padre
tuvo que ir a buscar a la partera en bote.
Mi familia
era muy numerosa, yo era una de las menores y siempre fue muy
sobreprotegida, muy mimosa y mi madre siempre vio en mí la persona
responsable que pudiera cuidarla. A los ocho años era su compañía
permanente porque lamentablemente mi madre era muy enferma y ella se
sentía segura conmigo. Yo la atendía en todo. Ella salía de un
infarto y entraba en otro pero gracias a mis cuidados y a los del
resto de la familia vivió treinta años. Yo era una chica muy
sensible, muy tímida y tuve que estar en el Colegio de las Hermanas
porque cuando mi madre se agravaba muchísimo a mí y a Teresa que
éramos las dos menores nos sacaban de la casa.
Después
ingresé a la Escuela Artigas con muy excelentes maestras y siempre
integrada a mi familia y siempre cuidando a mi madre. Hasta aprendí
a poner inyecciones porque si se atacaba del corazón la primera que
le ponía la inyección recetada por el médico, era yo. Después
pasé al liceo. Siempre admiré mucho a mi padre porque era uno de
esos carpinteros de los años 20, 30, que hacen todo. Es decir, en la
carpintería no está dividido el trabajo ni hay máquinas como para
que uno cepille y otro lije. No, mi padre se formó con los Cuartín
y tenía una veta artística muy interesante. Asistió a las
instituciones de Bellas Artes de Montevideo. Yo tengo sus cuadernos
de dibujo. El torneaba, esculpía, lo hacía todo solo. No le paraba
ningún empleado porque o lijaban de más o de menos…Y yo lo
observaba trabajar y lo admiraba. En la esquina que estaba la
carpintería se levantó luego el molino Cordone, atendido por los
hermanos Rolando y Ruben de intensa actividad y moliendo el trigo que
llegaba de todo el país transformándolo en harina. La ventaja de
los años y la fiel memoria que tengo, hoy me permiten contar que he
visto tirar abajo las paredes del clásico molino cuyas máquinas
hacían temblar los vidrios de todas las ventanas de todas las casas
del barrio. Nos acostumbramos a ese trepitar y hoy se está
levantando allí el supermercado Tata. En su momento puse a
disposición la casa familiar ubicada al lado de la carpintería
porque correspondía también a mis hermanos y construí la mía en
25 de Mayo y Florencio Sánchez. Amo tanto este barrio como el
querido de la Escuela Artigas en el que me crié.
Mi padre
trabajaba cantando, cuando no rezongando por alguna cosa. Él salía
del taller y yo con las tablitas y los clavos y el martillo hacía un
portarretratos, o una bandeja así que cuando me invitaban para un
cumpleaños regalaba lo que yo misma hacía. Él me rezongaba porque
decía que le agarraba las herramientas y estas están totalmente
adecuadas a la mano del profesional y yo pegaba martillazos en
cualquier lado y él me decía que le dañaba el martillo igual que
los cepillos para lijar. También era lustrador a muñeca, a goma
laca… son cristales que se disuelven con alcohol. ¿Qué quiere
decir lustrar a muñeca? Es un lienzo que se hace y se pone algodón
y se hace como una muñeca y eso se pasa en la madera sumamente
pulida, sobre todo roble o cedro o petibirí. Cuando él no estaba en
el taller yo me aparecía con una tablita lustrada a muñeca, sin
poros y con mucho brillo o también mate. Estaba como en un auge de
creatividad y de imitación de mi padre. Al mismo tiempo, lógico,
estudiaba y hacía todo lo demás y entonces un día me dijo te
propongo algo, yo hago los muebles y tú los lustras. Así que los
primeros pesos que hice en mi vida fue lustrando camas, escritorios y
sillas a goma laca a mano. Debía tener condiciones de calor muy
importantes, a veces estaba rodeada de estufas, para que la goma se
pegara y no se levantara. Fui trabajadora desde siempre. Ya después
comencé el liceo y la carrera magisterial y no pude seguir. Recuerdo
que exhibí en vidriera de la casa Massa que vendía cosas muy
finas, en Ramírez y Lavalleja, una carreta con bueyes con el perro
abajo, todo hecho por mí.
¿Cómo
fue surgiendo la vocación por la docencia?
Cuando
salí del liceo no tenía una vocación clara. Las vocaciones a veces
aparecen como un torrente que te lleva por delante pero otras veces
cuesta. Nunca pensé en ser educadora, nunca. Yo veía que en mi casa
había necesidades económicas porque sólo mi padre trabajaba en
una familia tan grande .Mi tío Facundo Machado, agrimensor y capitán
de Blandengues era el director general del Catastro Nacional. Era un
hombre muy influyente en la política, colorado riverista, y como él
empleaba a mucha gente en Montevideo, un día me animé y le dije:
tío Facundo yo quiero emplearme para ayudar a papá que tiene
tantos gastos con mamá enferma. Él me dijo: “no, qué esperanza,
tienes que estudiar”. Lo convencí que podía hacer las dos cosas y
me dijo, bueno, pero en cualquier lado menos en Catastro porque yo
no estoy para que la gente me critique, Fíjate la moralidad de los
Machado. Había empleado a todo Rocha, tanto que a Catastro de
Montevideo le llamaban la colonia rochense, pero que no fuera cosa
que dijeran que empleaba familiares. Nunca más le dije nada porque a
los Machado se les pide una vez sola y nada más, no hay que decirle
siquiera una vez más. Yo tengo por suerte esa herencia, me piden una
vez y no precisa más. Un día mi madre me dijo que tenía que ir con
mi padre porque había un puesto para mí en Catastro. ¡Qué
alegría me dio! Tenía diecisiete años, ya había ingresado a
Magisterio en el instituto del gran maestro Rosalío Pereyra. Yo ni
edad tenía, tenía 17. Después mi tío le dijo a López
Blanquet…porque yo era una jovencita modestia aparte muy bonita,
porque era muy delicada, muy fina, “yo la traigo acá porque son
todos amigos míos .Yo no quiero que mi sobrina ande por las oficinas
públicas que hay de todo”. Entré en setiembre con un contrato de
cuatro meses y era la única mujer y a fin de fin de año un decreto
de presidencia de la república hizo que todos los eventuales
quedaran efectivos.
¿Cómo
fue surgiendo la futura profesora de Filosofía?
Hice una
agregatura en el liceo con la profesora Laura Lladó de Muzzio,
después entré como precaria y después concursé. Luego me recibí
de maestra y seguía mis estudios de Filosofía. Tengo el orgullo que
todos los cargos que ocupé siempre fueron por concursos de
oposición, yo no le debo nada a nadie, jamás usé la política ni
ninguna influencia. Siempre fue con mi esfuerzo personal. En el 65
cuando estaba con mi especialización en Filosofía, viajaba a
Montevideo. Concursé en el 65 que fue el año que murió mi padre,
con mucha dificultad, para las horas de Preparatorios del liceo de
Rocha y fui la segunda en ochenta concursantes. En el 78 surgió un
concurso entre los funcionarios de Catastro de todo el país y saqué
el número uno, y tomé el cargo de Director Administrativo
Departamental de Catastro. Siempre tuve la oportunidad de irme a
Montevideo porque de Catastro querían que me trasladara pero yo no
quise nunca salir de Rocha .Me até a mi pago, adoro a Rocha y adoro
la gente de Rocha.
También
fui nombrada Inspectora de Filosofía en el 81 y renuncié, que me
fue muy mal porque estaban los militares y no les gustó que
renunciara pero yo no quería ir a Montevideo en plena dictadura a
reprimir docentes. En 1981 me jubilé de Catastro. Cuando terminé
mi carrera magisterial, me fui a Montevideo y cursé en el Instituto
de Estudios Superiores: Filosofía, Metafísica, Moral y Lógica y
con otros cursos hice también Sicología. Todo curso que a mí se me
presentaba siempre lo hice. Cuando tuve todos esos títulos el
primero que me llamó a trabajar con él en el instituto Normal fue
Rosalío Pereyra. En Catastro me daban horas para estudiar pero como
yo tenía tanto trabajo me levantaba a las tres de la mañana sobre
todo en verano, a estudiar con un grupo de amigas y a las siete y
media ingresaba a la oficina. Salía a las tres de la tarde, hacía
una siestita y de nuevo a estudiar con las mismas compañeras. Me
recibí en Montevideo en julio del 54. Siempre fui muy destacada en
las materias humanas y Rosalío me pidió que lo ayudara en
Sicología. A medida que él iba encontrando gente adecuada nos iba
dando los cargos y él se iba quedando con la parte de Filosofía y
Pedagogía. Así que en el 55 entré al Instituto Normal. En 1956
Rosalío sufrió un terrible accidente donde murió su hijo y el
hijo de Irisarri. Para nosotras fue un golpe tremendo, para las
alumnas de él, para las alumnas de Marina, su señora. Los dos
quedaron tirados en el hospital porque creían que estaban muertos.
Fue un duelo nacional al perder los hijos ellos y el Instituto que
estaba bajo la dirección de él quedó totalmente acéfalo. Era
justo en noviembre y las mesas examinadoras, (los estudiantes eran
libres), venían ya en enero. Entonces nos juntamos Diego Corbo
Lorenzo, que era profesor, Beba Marziscano que era profesora, Alba
Lombardi y el maestro Julio María Sosa y resolvimos hacernos cargo
y no dejar en blanco los chiquilines. Nos repartimos las materias
afines de Rosalío. Yo me puse a estudiar Metafísica, por ejemplo,
otra Pedagogía, otra Filosofía de la Educación. Así que ese grupo
de profesores nos hicimos cargo del Instituto. Él estuvo casi un año
en cama enyesado y Marina también .El instituto funcionaba en la
casa de Rosalio y en la Escuela Ramírez Pero fue necesario empezar a
alquilar casas. La primera fue en Ramírez pegado a donde ahora es
Rutas del Sol. Y después otra en Julián Graña y 25 de Agosto y yo
era la garantía del alquiler de las dos. Ahí se desarrolló el
Instituto Normal y trabajé incansablemente con la comisión de
padres para su oficialización. Fuimos con un grupo de padres y
estudiantes a la Azotea de Haedo en Punta del Este, para pedirle,
porque él era consejero gobierno y lo hizo en julio de 1965.Estuve
veintiocho años en el Instituto Normal, tuve que retirarme porque la
acumulación de horas no me permitía, tenía cuarenta horas en
Catastro, y las del liceo y el Instituto Normal. Por lo tanto
trabajé toda mi vida. Tengo 28 años de Instituto Normal, 35 años
de Enseñanza Secundaria que terminé con el nombramiento de los
militares de Inspectora de Filosofía. Fui, recibí el título y en
seguida le dije al director de secundaria: mire yo tengo un cargo
recién ganado por concurso de directora de Catastro y es un cargo
full time y no lo puedo dejar. Nunca ejercí el cargo, lo tuve por 48
horas pero me valió el reconocimiento.
Si
recuerdo bien, también integró el Consejo del Niño…
Sí,
estuve treinta años como directora en Rocha. Yo era muy amiga en el
trato en Catastro con el Dr Mario Anza Vigliola y él era muy amigo
de Adela Reta, directora en ese momento del Consejo del Niño, lo que
hoy es el Inau. Los miembros eran natos y no natos. Los natos eran
quienes que por su cargo, por ejemplo, director del liceo, inspector
de escuelas, jefe de policía, lo integraban naturalmente y había
dos cargos no natos, uno para la representación de la educación y
otro la salud. Me nombraron a mí por la educación y al Dr Albérico
Mogni por la salud. Mi gran actuación allí, fue lograr la creación
de un Hogar de Niñas en Rocha.
Además
de su trabajo en Catastro y su carrera docente, ¿en qué otras
actividades ha ocupado sus energías?
Yo
encuentro que tengo dos obras que he hecho con todo amor porque he
sido siempre una gran vocacional por el teatro y por el canto.
También fui fundadora del Coro Municipal Néstor Rosa Gifuni en el
46, y canté hasta después que murió en el 58.Pero la enfermedad de
mi madre no me permitía salir de mi casa porque iba al coro y al
rato me llamaban que mi madre estaba mal, así que al final dejé,
pero trabajé mucho en la coral municipal. Cuando la UNI 3 también
creé un coro que lo dirige en la actualidad Cecilia Olivera y canto
en él. Mi pasión siempre fue el teatro porque con mi hermana Teresa
íbamos en Montevideo .Venía también a Rocha la Comedia Nacional en
aquel tiempo entre el 55 y el 60, y estaba una semana dando las obras
más extraordinarias con China Zorrilla, Enrique Guarnero, Alberto
Candeau, Maruja Santullo entre otros grandes.
En el
2000, José Pereyra, gran talento del Teatro 25 de Mayo, me dijo un
día: “mira Alba que el teatro se va a incendiar de un momento a
otro .Y si se incendia, ya nos dijeron los bomberos, van a quedar
dos agujeros en Rocha, el del teatro que es todo de madera reseca de
hace 100 años y el del cine 1º de Agosto”. Me pidió que la gente
de la cultura nos ocupáramos de esa grave situación. Yo había
formado el grupo Amigos del Teatro con gente muy amiga y nos
entrevistamos con el intendente Irineu Riet Correa y le expliqué
el problema y él hizo un decreto y lo cerró. Y en ese mismo decreto
nos encomendó reciclar el teatro, ¡pero con qué plata! Recurrimos
a la generosidad de Ducho Sfeir, la primera gran actriz y ella venía
y no cobraba nada. Ducho tiene, además de esa virtud del gran arte
esa veta de generosidad y solidaridad que no la tiene China
Zorrilla. Con eso pudimos arreglar la electricidad sobre todo en la
consola que era la que podía provocar un incendio. Trabajamos cinco
años, incluso sábados y domingos pidiendo a toditos lados,
embajadas, a todos, y siempre nos contestaban: no hay rubros. Cuando
asumió la intendencia Artigas Barrios, él y Fernando Rótulo el
Director de Cultura, vinieron a hablar con nosotros. Fernando me
dijo: “Alba estoy a tu disposición para lo que veas que es más
conveniente” y yo le dije hay que seguir levantando el teatro. Y
la fuerza de un partido político como el Frente Amplio y un nuevo
intendente con un interés extraordinario en la cultura como Barrios
y el director de Cultura que también fue alumno mío, todos
estuvieron interesados en seguir la obra de los Amigos del Teatro. Y
ahí se dio el viaje a España del intendente con todo lo que
consiguió, con la colaboración del Teatro Solís que en ese momento
se estaba reconstruyendo y todo lo que donó y ahí está el Teatro
25 de Mayo que no se incendió para nada y está espléndido y
cumpliendo sus fines al servicio de la comunidad. Esa es otra de las
obras que he hecho en forma totalmente modesta, sin ningún brillo
para nada.
Estamos
llegando a la Universidad para el adulto mayor…
¡Sí!
Cuando me jubilé del liceo en el 91 que fue lo último que quedaba
para jubilarme me vinieron a invitar el Dr. Herbón, Ney Arboleya y
Lola Cuadra para integrar una comisión para hacer una Universidad
de la Tercera Edad que ya existía en Francia, dado que la gente hoy
puede vivir veinte o treinta años más después de jubilarse y estas
universidades son la respuesta para el qué hace el hombre después
que se retira. Se retira del trabajo pero no de la vida. Fue un gran
entusiasmo y otra gran oportunidad porque una persona tan trabajadora
como yo me sentía vacía si no hacía nada. Di siempre muchas clases
particulares porque tenía que hacer mi casa (la de mis padres se
tenía que vender y repartir entre los hermanos) y con una apretura
y una necesidad enormes hice esta casa que es mía y que pasé
veinticinco años para hacerla. Es el fruto de mi esfuerzo. Yo
siempre digo: ¡en estos ladrillos hay tanta tanta clase particular y
tanto ahorro! Las clases particulares han sido fundamentales en mi
vida, pero necesitaba estar más ocupada, sentir que podía ayudar
más a la gente y esa oportunidad llegó.
Hace
veinte años que estoy en la dirección de la UNI3.Es una institución
que en Rocha y en todo el mundo ha sido de un éxito tremendo porque
es la institución respuesta para la gente que encuentra el sitio
necesario para continuar con el proceso educativo. Porque el hombre
es un ser que tiene como gran capacidad el de siempre seguir creando
y educando. El gran problema es que las UNI3 de prácticamente toda
América Latina no tienen casa. O hacen un comodato con una de esas
casas viejas de esas que se mueren los dueños y quedan cerradas, o
si no van a clubes deportivos, o clubes sociales.
Nosotros
tuvimos ese inconveniente .Cuando se inició, del 91 al 97,
trabajamos en el Museo Regional, en AJUPENRO, la sede de los
Jubilados, en el Colegio Larrañaga y hasta en el Club Social. Pero
cuando tomó la dirección nuestra querida maestra María Elena
González Pioli habló con el intendente Adauto Puñales y consiguió
la esquina de la que fuera la casa de Rosalío Pereyra en Rodó y
Sención, la misma donde hicimos Magisterio. Empezamos con mucha
alegría pero llegó un momento que nos quedó chica porque sólo el
coro tenía cuarenta personas .Entonces yo, siempre arrojada, así
como antes insistí en la creación del Hogar para Niñas, fui a la
radio. Todas las personas de los medios de comunicación han sido
alumnos míos y quiero destacar que uno de los grandes capitales que
yo tengo además de mi familia que adoro, son mis alumnos. He dejado
una buena huella y todos me respetan y admiran. En la radio pedí a
la gente que me prestaran una casa para la UNI3 con un piano, porque
cantábamos pero no teníamos piano, Cecilia llevaba el órgano de
ella.
¿Cuál
fue la respuesta de la gente?
Vino el
Dr. Juan Pedro Falconi y me dijo te vengo a ofrecer mi casa y le dije
pero mira que nosotros no tenemos plata para comprar y me ofreció
hacer un comodato. Una casa magnífica, una mansión de 300 metros
cuadrados de edificación y mil metros cuadrados de parque. La gente
estaba asustada y me decía: “no Alba no te tires, que hay que
pagar luz, agua, los impuestos, no te tires, eso es demasiado para
nosotros”. Y yo, cuando veo que algo es posible, no doy marcha
atrás. Y dije ¿qué problema va a haber? Yo estoy jubilada, la luz
y el agua… que todo quede a mi nombre, si no se puede pagar, yo la
pago. Así que todo está a mi nombre que ahora tenemos que cambiar.
Al instalarnos en esta nueva casa expandimos la UNI3 porque se empezó
con siete talleres y ahora tiene 25.La gente va todos los días
porque quiere ser feliz y quiere seguir estudiando. Es un fervor
extraordinario como decía Vaz Ferreira, con ese fervor de trabajar y
estudiar, la gente va. Van profesionales, maestras, directoras, amas
de casa, empleadas domésticas. No se hace ninguna diferencia porque
decimos siempre, cuando se entra a la UNI3 todos los títulos y todos
los grandes cargos quedan en la vereda. Todos somos iguales, vamos a
abrazarnos con la vida y a ayudarnos a vivir…que es tan importante
ayudar a vivir al otro, ¿no? Cuando se vencía el contrato ¿cómo
se resolvía? Siempre recibimos el apoyo del BPS con ayuda para
material didáctico, (no para sueldos). El BPS en caso de comprarla,
aportaba el 50 por ciento y nosotros debíamos poner el otro 50. Al
final se solucionó. Juan P Falconí regaló su parte y su hermana,
aunque cobró algo, fue prácticamente un regalo también. Él me
dijo que había hablado con la hermana y los dos coincidían: “No
quiero que la casa de mis padres se transforme en una funeraria o en
un depósito de ancianos, la quiero ver transformada en eso que tú
haces: un lugar lleno de vida donde la gente aprenda, cante, baile,
se acompañe.”
La UNI 3
de Rocha es la primera de América Latina que tiene casa propia .El
BPS está asombrado con la obra que realizamos que atañe no sólo a
la vida de cada persona. Dentro de lo que podemos, porque es una
institución no formal, gratuita, universal y la gente va no sólo a
aprender sino a aportar sus talentos y virtudes, hemos tenido grandes
profesores que han trabajado gratis y hacemos extensión cultural;
bailes españoles, bailes folklóricos, canto coral, flauta dulce
entre otras, que llevamos a escuelas, a liceos, a clubes e
instituciones de Montevideo. Abarcamos todo el departamento y todo el
país. El BPS ante los informes de la gente que nos visita y conoce
nuestro trabajo ha resuelto una política de ayuda a todas las
instituciones que se ocupan de adultos mayores: hogares de ancianos,
clubes de abuelos y en 2010 nos dio un apoyo económico para arreglar
los techos que estaban bastante mal y otras mejoras necesarias,
luces, desagües, y para hacer una cocina nueva. Toda la gente
trabaja gratis, ese es el gran fundamento. En unos días estaremos
inaugurando las nuevas obras. Para este año 2011 hemos recibido otro
apoyo económico y he pedido que me hagan un proyecto donde se haga
un salón de actos para que tenga todo para ser un centro cultural
más. Ya se inauguró el Centro María Elida Marquizo que es
extraordinario, el Teatro ya se recuperó y ahora tendremos otra sala
de actos para la cultura rochense que es la UNI3.
Si
le pido que se describa en unas pocas frases, ¿qué diría?
Soy
esencialmente religiosa más que por la fe, por la razón esclarecida
y los sentimientos de la presencia de Dios, Jesús y la
Virgen María.
Enamorada
del trabajo, toda mi vida ha sido un esfuerzo continuo, nada he
tenido gratis, todo lo conseguí bajo esfuerzo y bajo tesón. He sido
muy motivada por la sociedad rochense. No tengo palabras para
describir lo que es mi pueblo conmigo. He sido una niña mimada de
mi pueblo pero lo he sido también porque yo me he dado siempre.
Siempre he pedido para los demás. Esforzada, trabajadora y con un
gran sentido de lo que es la justicia y lo que es el bien.
Excelente persona, por suerte he tenido el placer de hacer varios viajes con ella y además de aprender mucho se nos ha hecho corto el camino por las hermosas charlas. Ejemplo a seguir !!!!!!
ResponderEliminarNo fue profesora mía, sin embargo la conocí en el Liceo y la admiraba, luego a través de alguna necesidad del coro Municipal o Kidie D'elía que me pedía contactar con "Aparcanto" de su sobrino, tuvimos oportunidad de charlar sobre algunas cosas del momento y recordar otras. La aprecié siempre por sus valores y disciplina, hasta hoy.
ResponderEliminarEn el 1er Reencuentro le hicimos su ex alumnos un reconocimiento que está en el CD con un msj para todos imperdible documento
ResponderEliminarRocha ha tenido una gran pérdida con el fallecimiento de Alba Machado Saralegui su actividad y obra fue muy fecunda y muy importante
ResponderEliminarLos que la conocimos durante tantos años la recordaremos con mucho cariño
Homero Casals
Fue mi profesora de filosofía y daba las clases con tanto entusiasmo, que nos atrapaba a todos los alumnos. La primera clase del año con ella, hizo un resumen tan magnífico de todo lo que íbamos a aprender, que ahí ya nos entudiasmó.
ResponderEliminarSoy docente jubilada, y ella una de mis profesores referentes.
Ella y Dagoberto Castro Mendoza fueron mis pilares!!
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