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martes, 5 de agosto de 2025

TIEMPO DEL IMPERIO DE LA SANATA CARLOS CASTILLOS/ Agosto de 2025

 




¿Qué significa la palabra sanata?. Es una “expresión despectiva o peyorativa con la que se pretende disfrazar un engaño, una mentira: es un artificio verbal empleado para ocultar una verdad”. No soy de los que creen que todo lo que recibimos como información, análisis o comentario de la realidad es un engaño, pero sí estoy convencido que la mayoría de los mensajes que recibimos a diario usted y yo, como ciudadanos comunes, apuntan a ocultar la verdad.


Cuando le dicen que el partido se juega en el estadio Centenario usted vaya al de Defensor Sporting o al de Cerro. Porque, al igual que el comportamiento del tero, todas aquellas personas influyentes, de este país y del mundo, se han especializado en perfeccionar su lenguaje, con artificios verbales. Y da la impresión que han conseguido mucho, particularmente en adormecer la conciencia. Sino no se explica cómo hay gente que se niega a aceptar esa realidad artificiosa que se nos ha instalado, casi sin darnos cuenta.


Esta apreciación vale para prácticamente todos los temas. Aunque me voy a detener en un par de acontecimientos: la incertidumbre y tensión mundial por guerra comercial y las cumbres de gobernantes.


Se hace difícil entender qué está pasando con esa verborragia incontinente del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que un día anuncia sanciones comerciales “ejemplares” y al otro día da marcha atrás y suaviza su discurso. O amenaza con sancionar a alguien pero parece que se arrepiente y no sanciona. O sanciona por unos días. Un día dice que quiere terminar la guerra y al otro día bombardea Irán. Y reclama por la hambruna en Gaza pero le vende armas a Israel para que siga arrasando a sus vecinos.


He leído que el ataque de Estados Unidos a Irán fue para “probar” un nuevo modelo de avión de guerra, que quiere colocar en otros mercados, principalmente el europeo. Y algo de eso debe haber porque aquella acción quedó en eso. Ni siquiera hubo respuesta de Irán.


Si miramos más cerca de nosotros, en la región sudamericana, en el mes de julio se sucedieron al menos tres grandes “cumbres” presidenciales. La del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Estados Asociados), la de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) que se realizó en Brasil, y otra de gobernantes progresistas, que convocó el presidente de Chile, Gabriel Boric y que se realizó en ese país trasandino.


Si usted se toma el trabajo de revisar comentarios, comunicados y declaraciones surgidos en estos y otros acontecimientos similares, notará algo en común: nadie habla de nosotros. Del ciudadano común.


Con matices se expresa preocupación por la situación mundial, la volatilidad de los mercados, las tensiones internacionales y, a veces, de la necesidad de encarar esfuerzos conjuntos para “enfrentar fenómenos globales”.

Cualquiera de esos documentos o “declaraciones finales” de cumbres o reuniones similares recogen una reiterada expresión de deseos, pero no van más allá de eso.


Entonces mientras los gobernantes de aquí y de allá se pasan de cumbre en cumbre, los ciudadanos de a pie seguimos con nuestros problemas diarios, nuestras dificultades para acceder a necesidades básicas. Alimentación, salud, educación y vivienda siguen siendo reclamos centrales de millones de hombres y mujeres del planeta. Y quienes tienen la mayor responsabilidad de ofrecer respuestas y soluciones, parecen distraídos en otras cosas. Seguramente negocios y negociados sin ningún “derrame”. Por eso me atrevo a sostener que todo o “casi” todo lo que circula en los medios de difusión y las redes sociales cada vez más suena a sanata.