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sábado, 9 de abril de 2016

AUDIOVISUAL BRASILEÑO SOBRE LA FRONTERA. Por Julio Dornel.



                 Escritor y periodista Julio Dornel
Con textos especiales y Producción Ejecutiva de Ariane Stingger viene circulando en esta ciudad un documental auspiciado por el Ministerio de Cultura (Instituto Martín Azul) y la edición de Gustavo Rigamonti, en el que participan distintos referentes del quehacer histórico de esta frontera. Este video es el resultado de acciones conjuntas realizadas por estos organismos norteños, destinadas a los moradores de municipios que no superen los 20 mil habitantes. Participan en la investigación histórica junto al Prof. Homero Rodríguez los operadores Edison Molina, Rabiha Nasar, Roberta Moraes, Mario Ventura y Ramón Curbelo, como referencia ciudadana en sus distintas actividades. Para el operador turístico Ramón Curbelo (Q.E.P.D) “hay un consumismo muy grande que nos lleva a comprar, a tener, a buscar y no podemos ir a ningún lado si no compramos algo, de lo contrario parece que no estuvimos. Sin embargo hay otro sector que está surgiendo en este momento con mucha fuerza, que quiere vivir otras cosas, la naturaleza, una buena comida, dándose gustos para adentro, cosas simples que no se ven. Hay mucha gente que viene a mirar el cielo y no quiere que nada interrumpa el equilibrio existente. Quiere que el árbol, el sol, las palmeras y los pastos mantengan su equilibrio natural sin la mano del hombre, para detener su mirada en las cosas sencillas. Eso es lo que la gente viene a descubrir en estos lugares admirando el ambiente que lo circunda. Además tiene la posibilidad de agarrar el coche, hacer 8 kilómetros y estar en otro mundo, donde puede poner un pié en el Brasil y el otro en Uruguay, cosa que no se da en otros lugares. Eso también tiene su magia”. Por su parte Mario Ventura (mecánico) descendiente de una familia fundadora de Chuy, pone de manifiesto su amor por los autos antiguos. “Me crié arriba de un Ford 8 y otras reliquias del automovilismo pertenecientes a mis antepasados. En aquellos años eran pocos los que inclinaban sus preferencias por estos automóviles. Todos querían un “fusca cero”, o un DKW último modelo. Los autos antiguos eran muy baratos, sin embargo en la actualidad hay que buscarlos con lupa y pagar cifras astronómicas. Por ese motivo hemos dedicado muchos años en recuperar varias unidades antiguas, sin necesidad de tener que venderlos. Para nosotros tienen un valor “casi familiar” que supera la oferta de un coleccionista”.