22 de Marzo de 2016.
La Habana, Cuba
Sr. Presidente:
Hace apenas unas
horas, tuve la oportunidad de escuchar su discurso de manera íntegra
por nuestros canales de televisión nacional, y debo reconocer, que
son precisamente sus palabras las que motivaron esta carta que ahora,
luego de reflexionar sobre lo que ha dicho, me dispongo a escribirle.
Le hablo desde el
respeto que siente un joven cubano, por un hombre que ha sido capaz
de cambiar la historia de su país, en cuanto a política exterior
hacia Cuba se trata, ese será un mérito indeleble durante toda su
vida, y lo mejor, es que será un mérito alcanzado
multilateralmente.
Me complace mucho
que esta nueva etapa, se esté abriendo en nuestros países cuando en
Cuba, aún contamos con la Dirección Histórica de la Revolución,
pues debería saber, que de no ser así, este proceso sería mucho
más complicado para Estados Unidos, pues los cubanos seríamos aún
más recelosos.
Quisiera referirme a
algunos aspectos del discurso que usted pronunciara hace pocos
momentos en el Gran Teatro de la Habana “Alicia Alonso”:
El pueblo de Cuba,
ha marcado siempre una diferencia con el resto del mundo en el
tratamiento de sus enemigos, el fragmento del poema Martiano que
usted mencionaba es prueba de ello, pero también lo es la conducta
del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, de nuestro General de
Ejército Raúl Castro Ruz, del Guerrillero Heroico Ernesto Che
Guevara y del inmortal Señor de la Vanguardia Camilo Cienfuegos
Gorriarán, quienes brindaron atención médica, respetaron moral y
físicamente a los oficiales y soldados del ejército del dictador
Fulgencio Batista, durante la guerra que condujo al triunfo
Revolucionario, por lo tanto, no es una conducta nueva en Cuba el
respeto a sus contrarios, sino que es una característica natural de
nuestro pueblo.
Veo con beneplácito
que usted, luego de más de medio siglo de férreas contradicciones,
exprese hoy en mi país, que la gobernabilidad de Cuba, es un asunto
de Cuba y que Estados Unidos nada tiene que hacer al respecto, y
espero que no sean solo palabras y que los fondos de su Congreso,
destinado a la subversión interna en la Isla, dejen de ser
aprobados, que la NED y la USAID, dejen de promover programas contra
la independencia y autodeterminación de Cuba y permitan realmente,
que la voluntad del pueblo cubano imponga los cambios que necesitamos
y en los que – por demás – ya estamos inmersos.
Su historia
personal, su padre emigrante, su madre de pocos recursos y su
posición actual, es indiscutiblemente una muestra de su sacrificio
personal, de su voluntad de salir adelante, pero tristemente, no es
la historia de la mayoría de los hombres que como usted han crecido
en Estados Unidos. Yo, en lo personal, conozco muchos más hombres
negros asesinados en Estados Unidos, que inmersos – de forma
triunfante – en la política de su país.
Cuba es una nación
de oportunidades iguales, sin exclusiones sociales, y que como bien
usted ha señalado, permite y fomenta una educación igual para niños
y niñas, no importa el color de su piel, o la religión e ideología
de sus padres, por lo tanto, nuestros niños pueden construir un
futuro con las mismas posibilidades y también el esfuerzo individual
será determinante en la consecución de sus objetivos, la diferencia
está en que la colectividad, la sociedad, fomenta de igual forma
estas conductas y respaldas las políticas estatales al respecto.
Usted mencionaba el
fin de la Guerra Fría, pero me preocupa que la existencia de
naciones socialistas o progresistas en América Latina, se conviertan
en el nuevo “bloque” de contradicciones, el caso de Venezuela es
uno de los asuntos que ejemplifican esto que menciono y siento que
Estados Unidos podría cometer el error de enterrar esa macabra etapa
histórica y hacer nacer una nueva, con las mismas intenciones, pero
con diferentes o mutados métodos, lo que sería nefasto para
nuestros pueblos.
Quiero expresarle
desde mi juventud, que considero a mi tierra como un país de
Democracia, un país dónde los obreros no solo tienen voz y voto,
sino que representan la mayoría y hacia ellos van dirigida las
políticas de la Revolución, porque son los obreros, los campesinos,
y nosotros los jóvenes el objetivo principal de la política cubana,
del desarrollo social, económico y cultural, y vivo además de
seguro, plenamente orgulloso de esto.
Usted mencionó que
nuestras potencialidades están en nuestra capacidad de creación y
estoy de acuerdo, y también mencionó nuestra capacidad de conmover
al mundo, y ahí quería hacer un breve alto. Cuba no solo conmueve
al mundo, sino que ha sido capaz de movilizarlo desde 1959, y es esa
movilización, precisamente la que ha hecho que usted esté cambiando
su política exterior hacia nuestro país, porque los pueblos se han
aliado a Cuba, los gobernantes de América Latina han cambiado y
Estados Unidos fue quedándose solo poco a poco.
Sabemos que nuestra
sociedad es imperfecta, que debemos trabajar en aspectos que usted ha
señalado y en otros muchos que usted ni imagina, precisamente porque
somos una sociedad perfectible, pero tenemos cosas Sr. Presidente,
que brillan por encima de nuestros defectos, y como también dijo
José Martí: “El sol quema con la misma luz con que calienta. El
sol tiene manchas. Los desagradecidos no hablan más que de las
manchas. Los agradecidos hablan de la luz.”
Usted hace continua
referencia a la necesidad de dejar el pasado. Cuba no puede olvidar
el pasado, porque el pasado no es un lastre, es un recuerdo, es un
impulso y es nuestra esencia. Cuba puede en virtud del futuro,
sentarse en cualquier mesa a hablar de cualquier tema, pero los
interlocutores deben ser hombres buenos, aún cuando sean de
ideologías distintas, no pueden ser hombres sin decoro, sin honor y
sin orgullo patrio, los cubanos, precisamente por la historia, no
hablamos con mercenarios o apátridas que dan la espalda a su pueblo
en virtud de un interés personal. La individualidad es respetada en
mi patria, pero como aprendí desde niño: Los intereses colectivos,
están por encima de los intereses personales.
Quiero concluir,
agradeciendo una vez más su visita, su honestidad y la simpatía
mostrada a nuestro pueblo, pero sería deshonesto conmigo si dejo de
incluir en estas letras, mi valoración sobre una frase suya dirigida
al General de Ejército cuando dijo: “No necesita tener miedo a una
amenaza de Estados Unidos”. Sr. Presidente Barack Obama, Cuba no ha
tenido ni tiene ningún miedo, la Revolución ha enfrentado las
agresiones de su país durante siglos sin cobardía, hoy encaramos la
convivencia pacífica con respeto y diplomacia, pero el futuro no nos
asusta, Estados Unidos, no nos da miedo, a fin de cuentas éste sigue
siendo un pueblo de Patria o Muerte.
Reciba un cordial
saludo de éste joven cubano.
Julio Alejandro
Gómez Pereda.
Autor del blog:
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