Leía sobre las
características de la serotonina.
Muy interesante cómo
funciona esta llamada hormona, natural, del buen humor.
Y la vinculaba con
actitudes y acciones de muchos jóvenes de hoy en día. Y no solo
jóvenes, me retracto.
En circunstancias
normales la serotonina surge y se dispara en nuestro organismo con
acciones como las de hacer ejercicio, caminar, bailar, estar expuesto
a la luz solar, y hasta incluso con las actividades sexuales,
incluida obviamente la masturbación, ( "curiosamente" el
semen expulsa también dosis de serotonina que pasan a la mujer en el
acto sexual)
Es esa hermosa
sensación de "está todo bien", aquel inconfundible relax
con ese lindo cansancio que lo hace característico.
Listo, con esos
datos se podría cerrar el tema con aquellos consejos...y a otra
cosa.
Sin embargo, el
hombre en su afán de "dame más" y de retorcido ambicioso,
se puso a buscar "¿cómo merda podemos lograr todo eso y encima
sacarle plata?" Sería genial cierta dependencia como negocio,
pensó alguno acompañando la frase con el refregarse de las dos
manos y una risotada sarcástica.
Ya de por sí, las
bebidas cola, el café y los azúcares en general aportan
serotonina...o sea que una manera habitual de "estimularnos"
es más que aceptada socialmente.
Y hasta en medidas
lógicas, ponele que sean parte del juego.
De esas opciones
"externas", que cuestan plata, no mencioné mi preferida:
yo me quedo con el chocolate, cuanto más negro y más puro, mejor.
Sirve. Y no daña.
Pero ninguna se
convierte en un reemplazo de la que genera el cuerpo ni tampoco en
adicción, médicamente hablando. (Estoy dejando de lado el análisis
del tema del alcohol en exceso, ya que no aporta serotonina aunque
pareciera, porque estimula por un instante, pero sus otros factores
desencadenan problemas posteriores)
Muchas veces
surgieron notas o encuestas sobre la elección del chocolate por
sobre el sexo, y la explicación pasa por allí. Da para muchos
chistes sobre que el chocolate no ronca y varios etcéteras para
potenciar su elección en muchas personas. No es mi caso. Para mi el
chocolate es un excelente aliado....pero dejemos esa explicación
para otro momento...
Ahora bien, el tema
en cuestión pasa a ser los energizantes, tan en boga entre los
jóvenes por su publicitario argumento sobre que te da fuerzas (o
alas, dice uno en especial) cuando estás cansado y, si o si, tenés
una entrega en la facultad mañana mismo...a papá mono no con esa
banana...
Obvio que la
principal promesa es levantar esa cuasi auténtica euforia a niveles
que, sin andar en bici veinticinco minutos sin parar, sería más que
imposible.
Tampoco,
(lamentablemente...) ni siquiera el sexo salvaje, que por más que
queramos, nos amodorra y chau negocio de seguir saltando a grito
pelado consumiendo -que casualidad- más energizante aún....o
engañarnos con cerveza como peligroso placebo.
Esa energía
externa, tal como las que se venden para los celulares, sirven, pero
arruinan la batería original.
El cuerpo humano,
bastante inteligente el pobre, al ver que le meten serotonina a lo
tonto dice: "ah, listo...yo iba a entregar unas buenas dosis,
pero veo que ya hay de sobra, así que cierro la fábrica."
¡Y cierra la
fábrica nomás!
Entonces, para que
uno esté "bien" o "contento" necesita incorporar
de afuera. Surge, en muchas personas, al faltarle, esa sensación de
vacío, de nada me divierte, de estoy aburrido eterno.
La más simple
explicación.
Estos productos no
formarán parte del listado de drogas peligrosas, ni harán controles
sobre su consumo. No alteran estados como otras, pero si producen
algo casi tan grave: que para estar contentos, bien en una reunión
de amigos, reírse inocentemente hasta que duela por alguna
situación, o charlar horas y horas, bailar o saltar, y también
poder asumir que cuando el cuerpo está cansado, lo que pide es
descanso, para todo eso y más, los de mi generación no
necesitábamos más que una cosa: ganas.