Escribe Juan José Pereyra Twitter@juano500
En un durísimo editorial titulado "Un Uruguay que trabaja y otro que conspira", Alberto Grille analiza la situación en torno a Ancap, cita información del Semanario Búsqueda y sugiere que "el astorismo" instó al Partido Nacional a la formación de la comisión investigadora del Senado y que ese sector político aportó información que fue utilizada como insumo por la oposición.
En parte de su análisis, Grille afirma:
"Al final, resulta que no fueron Lacalle y Delgado quienes convocaron la comisión y consiguieron los documentos que atacan la gestión del Frente Amplio, sino gente muy calificada de las filas del ex vicepresidente y dos veces ministro de Economía contador Danilo Astori. Así lo informó Búsqueda y como este medio es el elegido por algunos “operadores” del Frente Amplio para filtrar “medias verdades”, uno termina por creer que son ciertas.
Parece (lo dice Búsqueda, no lo desmiente nadie y empezamos a creerlo todos) que la operación política contra lasempresas públicas y contra los precandidatos Raúl Sendic y Daniel Martínez, que también ataca a José Pepe Mujica y al gobierno de Tabaré Vázquez, salió del Frente Líber Seregni.
Tenemos que pensar, por fuerza, que así ocurrió. Naturalmente me da muchísima pena, pero no puedo ser tan imbécil de no creerlo. Entre otras cosas, porque si fuera, como deseamos, un infundio, bastaban cuatro líneas para desmentirlo".
"Desconciertan los hechos políticos que se suceden con pasmosa rapidez y amenazan destruir el fruto de 60 años de acumulación política de la izquierda y diez años de gobiernos progresistas", dice el editorialista al comienzo del artículo.
Al hacer clic en el enlace se lee la nota completa de Caras y Caretas.
Clic en este enlace"Desconciertan los hechos políticos que se suceden con pasmosa rapidez y amenazan destruir el fruto de 60 años de acumulación política de la izquierda y diez años de gobiernos progresistas", dice el editorialista al comienzo del artículo.
Al hacer clic en el enlace se lee la nota completa de Caras y Caretas.
Un Uruguay que trabaja y otro que conspira – Caras y Caretas