Por cierto en toda contienda
internacional política puedo tener la libertad de opinar como se me
ocurra, sin tomar partido por nadie. Objetivamente el hecho básico
estriba en una bufanda que gentilmente y agradecidos los palestinos
obsequiaron al canciller Almagro. Esto ha levantado toda una
polvareda, si el canciller hubiese aceptado un obsequio similar de
los judíos o de los yanquis tendría la simpatía o aplausos de los
que hoy lo critican. Es obvio, aunque no se diga, que no es por
preferencias que Almagro pudo tener al aceptar la bufanda sino es por
un mero hecho protocolar y no para tomar partido o por animosidad por
alguna de las partes. Así lo interpreto. Lo que verdaderamente está
mal es siendo un jerarca la tendencia en un conflicto que no nos
incumbe como el de Gaza, pero que igual se debe opinar
periodísticamente por razones ideológicas y humanistas. Desde el
punto de vista ideológico si somos nacionalistas no nos podemos
escandalizar por una bufanda palestina. Yo también me la pondría
con orgullo. Están defendiendo en esa guerra criminal su patria, sus
bienes, sus hijos, su gente y la soberanía de su territorio invadida
por imperios abusivos y depredadores. Fríamente y sin estamparlo en
letras, objetivamente es así, los hijos de Oribe y de Saravia no
podemos tener otra opinión. Vaya también por ciertas connotaciones
comunes por los niños y familias sirias que estarían por llegar al
país en calidad de refugiados. Creo también que si fuesen
israelitas se debería tener la misma actitud que con los palestinos,
caso en el que los que hoy protestan estarían de acuerdo con los
primeros y en el fondo están en desacuerdo con los últimos. Esas
preferencias nos condenan a priori y de ahí los comentarios con que
nos definen con abiertas simpatías hacia Israel. Hay que tener
cuidado porque si bien la colectividad judía es muy grande y tiene
sus méritos en el país, la palestina tampoco es chica y tanto más
han hecho por la patria. Desde el fondo de nuestra historia oriental,
palestinos, libaneses y árabes en general han cooperado con nuestro
desarrollo y nuestra cultura, sus hijos son solamente uruguayos, su
trabajo, su sudor, su ingenio, su cultura, la han volcado en nuestra
tierra, no se dedicaron a la usura o a la gloria del dinero
solamente, sino que tuvieron desde siempre junto con sus padres,
ciudadanos legales, que ofrecieron desde su nacimiento a los hijos
ser ciudadanos naturales de la patria de Artigas. Entonces gente que
se ha brindado y lo sigue haciendo con esa generosidad si quieren
regalar una bufanda, por decir algo, se le debe considerar como un
honor no solamente al jerarca en particular, sino al país en
general. Es un hecho que no hay que “partidizarlo” en la interna
del país, debe ser tomado por un reconocimiento de un conflicto que
es objetivo en la defensa de los derechos nacionales de cada uno. Hay
que visualizar los fines de toda guerra. Yo respeto mucho por lo que
soy ideológicamente a los nacionales y deploro abiertamente a los
imperios que aspiran a quedarse con territorios, riquezas,
producciones, culturas, despóticamente sobre pueblos que por
añadidura también son milenarios. Se les tiene desconfianza por
hacer lo que Artigas en su origen realizó en la creación misma de
nuestro Uruguay. Hoy vemos que esos imperios feroces depredadores nos
piden, como país pacífico, que integremos los presos políticos y
torturados que supieron defender su patria, para que puedan vivir
dignamente. También estoy de acuerdo con proteger a las víctimas de
Guantánamo y a sus hijos. Por supuesto que hay que proteger primero
a los nuestros. Y que la generosidad de aceptarlos puede ser
entendida como un acto demagógico casi barato, pero desde el punto
de vista cristiano y por ende humano, la aprobación del hecho es
legítima. Ante lo dicho después de mucho tiempo discrepando
permanentemente por lo resuelto habitualmente por el gobierno, en
estas dos puntuales ocasiones y siempre a años luz de ellos, veo con
corrección lo resuelto.
Leopoldo
Amondarain
C.I.
950.556-0
Tel:
099 626 573