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viernes, 12 de diciembre de 2014

GUAROJ DE LA NIÑA OBEDIENTE Por Nelson Guerra



El poeta uruguayo Nelson Guerra es creador de una forma literaria hoy practicada en todo el mundo.
Lo explica así:

"El Guaroj es una estrofa de diez versos de métrica constante , rima asonante en los versos pares, con la peculiaridad que tiene que repetir obligatoriamente el primer verso y el cuarto como noveno y décimo.
Con eso se logra una súper rima, una súper consonancia. El nombre en sí es una palabra de origen charrúa según el Dr Teodoro Viladerbó , una palabra sobreviviente de ese lenguaje perdido y su significado es diez, o sea, evidentemente, la estrofa tiene diez versos.

 
Ese fue el comienzo del Guaroj que yo lo di  como una especie de conversación terminada pero pocos días después ,empecé a recibir Guaroj , poemas en ese estilo, provenientes de todos los países de habla castellana e inclusive algunos que no eran de habla castellana.
Con eso me llevé una sorpresa tremenda cuando vi que venía gente escribiendo Guaroj de cualquier parte de América . Ahí me vine a enterar que Melilla, si bien es una provincia autónoma de España no está en España sino en África porque (ríe) también llegó un Guaroj desde Melilla. Llegaron Guaroj en italiano, llegó uno en portugués, hoy hay gente escribiendo Guaroj en Brasi"


  GUAROJ DE LA NIÑA OBEDIENTE

Era una niña de alambre.
Apenas una silueta
Dócil, sencilla y maleable
con obediencia perfecta.
Translúcida como un hueco.
Serena como muñeca.
Nunca tuvo rebeldías.
Nunca estuvo en penitencia.
Era una niña de alambre
con obediencia perfecta.

La querían mariposa,
y ella iba a las violetas,
Descapullada de oruga,
le nacían dos antenas.
No hacía sombra en la calle.
Nunca jugó en la vereda.
Ni lastimó sus rodillas
ni se escapó de las siestas.
¿La querían mariposa?
Le nacían dos antenas.

Tocaba el piano en las tardes
rozando apenas las teclas.
Usaba cofias y cintas
para dar gusto a la abuela.
Cuando se fueron del barrio
nadie preguntó por ella.
Ni las niñas ni los niños.
Tal vez ni se dieron cuenta.
Tocaba el piano en las tardes
para dar gusto a la abuela.

Hoy sólo yo sé su nombre
que está grabado en la higuera
y desrecuerdo otras cosas,
por algo que no se cuenta.
Dócil, sencilla y maleable.
Cintas azules y trenzas.
Descapullada de niña:
Ojos negros, piel de seda.
Hoy sólo yo sé su nombre,
por algo que no se cuenta.