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sábado, 16 de enero de 2016

La fiesta inolvidable Edison González Lapeyre




 El día 27 de marzo de 2013 se inauguró la planta desulfurizadora de ANCAP por parte de los ex presidentes Cristina Fernández de Kirchner de Argentina y José Mujica del Uruguay.
   Se trató de un acto que, por sus características tan especiales, será recordado por mucho tiempo. Mientras que el presidente del directorio de ANCAP, sostenía que la planta había costado U$S 350 millones (luego se constató que el costo final había sido de U$S 421 millones), la ex Presidente de Argentina afirmó que la inversión que había efectuado su país, por parte de IPF, era de U$S 400 millones, cuando el costo de la obra fue absorbido, en su totalidad, por el Estado uruguayo.
  El Presidente Mujica, cuando hizo uso de la palabra, le rindió homenaje al ex Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, el Comandante  Hugo Chaves, expresando que, merced al crédito benigno que este mandatario le había otorgado al Uruguay por la venta de petróleo, se habían acumulado los recursos para la construcción de esa obra y de otros emprendimientos...
  En el trascurso de ese acto, la ex Intendente de Montevideo Lic. Ana Olivera le otorgó las llaves de nuestra ciudad capital a la ex presidente argentina que recibió un piropo inesperado por parte del coordinador general del PIT CNT, el señor Marcelo Abdala que destacó que, en persona, era más bonita que cuando se la veía en televisión….
  El acto, por otra parte, estuvo amenizado por unos 40 jóvenes argentinos, integrantes de la organización política “La Cámpora”, que acompañaron a la primera magistrada de ese país y que entonaron cánticos de alabanza a la familia Kirchner.   El número de asistentes a ese acto y a la fiesta, con que culminó el mismo, se estimó entre 350 y 400, incluyendo a los muchachos de “La Cámpora” que no habían sido invitados pero que igual participaron del evento.
    Esa recepción, tuvo un costo de 370 mil dólares siendo destacable que el alquiler de los baños sanitarios costó 15 mil de esa moneda, pero lo más grave no es el disparatado costo de esa recepción sino lo que se gastó en publicidad para promover ese acto que alcanzó la suma de 600 mil dólares. Es decir, que entre la publicidad y la recepción se gastaron casi un millón de dólares, lo que en la historia de nuestro país no tiene antecedentes de clase alguna.
 Y obviamente, surgen de inmediato las siguientes interrogantes: ¿Cómo se   contrataron esos servicios? ¿Se cumplió con el TOCAF? ¿Intervino del Tribunal de Cuentas esos gastos? ¿Hubo, por lo menos, un llamado a precios? ¿Qué papel jugó en todo esto la agencia de publicidad La Diez y además ¿Cuántos invitados concurrieron al evento y atento a ello, cuál fue el monto gastado por invitado a la recepción? Y ello en razón de que si las personas que concurrieron fueron, por ejemplo 370,  se habrían gastado en bebidas, saladitos, los famosos baños higiénicos, masas, etc., U$S 1000 dólares por cabeza. Obviamente, si a ello se le agrega la publicidad por U$S 600 mil dólares, el costo, para ANCAP, fue de U$S 970 mil lo que proyectado a cada  invitado que concurrió a la recepción,  alcanza la sorprendente suma  de U$S 2.621,oo dólares por persona !!! y todo ello da lugar a la otra interrogante ¿para qué se hizo propaganda de que ese acto se iba a realizar a un costo de U$S 600 mil dólares cuando los invitados recibieron sus respectivas invitaciones y la cobertura la iba a realizar, como la realizó, la prensa oral, escrita y televisiva en forma totalmente gratuita . Se dijo, en ese acto, por parte del Señor Sendic que el costo de la desulfurizadora había sido de U$S 350 millones. Posteriormente, se estimó lo gastado, al respecto, en  U$S 421 millones pero parece sensato agregarle a ese monto,  los U$S 970 mil que se gastaron en la fiesta de su inauguración. 
  Por todas esas razones esa fiesta será inolvidable, por los dislates que se dijeron, por el costo sideral que tuvo y porque es una prueba irrefragable de lo disparatada  que ha sido la gestión de los responsables de ANCAP.
Edison González Lapeyre