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lunes, 28 de marzo de 2016

El presidente desnudo y los medios Joel Rosenberg


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Las críticas de Tabaré Vázquez a los medios de comunicación no son un problema para la libertad de expresión. Vázquez no censura, nunca lo hizo. Lo que preocupa es que el presidente se muestre anacrónico, falto de rigor, de oportunidad. Como en otros temas, parece solo, sin asesoramiento.

Actualizado: 28 de Marzo de 2016 | Por: Joel Rosenberg

Uno de los problemas de Vázquez es que habla de los medios como si estuviera detenido en la década del 90. El 17 de marzo le dijo a un periodista de la revista Caras y caretas: “en estos medios que menciono usted ve la primera plana con todos los titulares y son todo por la negativa. Y cuando hay una cosa buena la ubican en páginas interiores donde se ve poco”.

No se sabe de qué medios habló porque no lo menciona la nota. Pero el presidente hizo foco en la prensa de papel y dejó de lado que la venta de diarios de papel es mínima y que el acceso a las noticias hoy es por internet. Además, buena parte de los lectores accede a la noticia y a los medios desde una aplicación (Facebook, Whatsapp, Twitter) por lo que no importa siquiera el orden de las noticias. Vázquez debería saber que casi no existe en 2016 el diario de papel, ni la tapa, ni las interiores. Muchas veces ni siquiera existe la página web del medio, la gente ingresa -por lo que le llega a las aplicaciones- de forma aleatoria, con una lógica cada vez menos determinada por el orden que los medios le dan a la información.

Vázquez no es un negado. Es un médico capaz, siempre accedió a la tecnología. Por eso, no es comprensible que no se haya sentado dos minutos con su asesor y cerebro del Plan Ceibal, Miguel Brechner, para que le explique un poco de los medios y la tecnología hoy. Mucho menos si se considera que fue Vázquez quien impulsó un plan que lleva repartidas casi un millón de laptops y tablets a niños, jóvenes y adultos mayores.

Quizá Vázquez cree en el peso de la tapa de los diarios de papel porque los informativos de las radios y la televisión se basan en eso. Repiten. Es una posibilidad. Pero en ese caso nada cambió en los últimos 20 años, ahí el estancamiento es de ambas partes, del presidente y de los medios.

Estar detenido en el tiempo genera problemas en la lectura y también en la respuesta: Vázquez cree que una de las formas de llegar a la población con buenas noticias es con las cadenas nacionales. El formato de la cadena es anacrónico, aburrido, solemne. No se llega a la gente hoy de esa manera. Ahí se nota la falta de asesoramiento, la ausencia de alguien que le explique (que le grite) que transformar la cadena en un instrumento de propaganda es políticamente cuestionable y, para peor, ineficaz.

El riesgo, otra vez, no está en la libertad de expresión, el riesgo es que el gobierno no sabe comunicar, se enreda en luchas y gastos inútiles en su afán por llegar a la población. Vázquez tiene todo el derecho a no estar en las redes sociales (hasta el papa Francisco está), pero debería tener una crítica y una estrategia más moderna.

A esa falta de asesoramiento Vázquez le suma la falta de rigor. El 6 de marzo, previo a un Consejo de Ministros en Rivera, pidió a los medios “equilibrar la información que recibe la población”. Además, dijo que hizo un balance de la información que brindaron los medios en su primer año del segundo mandato y sacó como conclusión que la información está “un poco ladeada” hacia los aspectos conflictivos para el gobierno. “algunos aspectos negativos, a veces hasta se amplifican”, señaló.

Quizás la suma de Vázquez sea correcta. Pero sería importante saber qué análisis hizo, de qué tipo de medios y en qué formato (digital, radio, televisión, cable, prensa). Conocer el estudio, saber si se hizo con los titulares de cada día o la cantidad de notas por temática. En definitiva conocer el análisis para saber su rigor y que aporte al debate. El ejemplo que puso Vázquez en Rivera fue que había visto en los informativos de televisión -la semana anterior- un hecho delictivo el miércoles que se repitió el sábado en los flashes. Este ejemplo no supera una prueba de rigor en la parada del ómnibus. Con la misma liviandad se le podría decir a Vázquez que los medios que él observa (diarios en papel e informativos de televisión) le cubren la agenda de una forma casi religiosa, así que todo lo que dice el gobierno se reproduce casi a diario.

De nuevo, la libertad de expresión no está en juego. No es ese el punto. Habría que recordar, además, que la gran presión en los medios, los intentos de censura, suelen llegar desde las empresas poderosas y de los propios medios de comunicación. La presión no llega desde el gobierno ni la clase política.

El gran punto es que Vázquez aparece como desnudo de equipo, con acciones, promesas y reflexiones que no pasaron por el tamiz de un equipo de asesores.

Vázquez proyecta la imagen de un presidente tomando decisiones solo, de pantuflas, leyendo el diario mientras moja la galleta malteada en el café con leche. Una imagen que tiene de cortina musical de fondo un informativo de televisión en su media hora de policiales.

Esa es una imagen perturbadora. No la de la censura a los medios.



Las opiniones vertidas en las columnas son responsabilidad de los autores y no reflejan necesariamente posiciones del Portal 180.