Escritor y periodista Julio Dornel
Por lo general desconocemos lo que hay detrás de cada producto que consumimos, comprándolo en algunas oportunidades por las características que ofrece, sin tener en cuenta que los mismos podrían aportar tóxicos a nuestro organismo. Por ese motivo recogemos un trabajo realizado por el Prof. Pablo Acosta Noguera del Liceo de Chuy, para analizar el papel que juegan en la actualidad estos alimentos.
“En términos generales, se puede decir que un gen es un trozo de una molécula de ADN que tiene la información para la producción de una proteína. Las proteínas son fundamentales a la hora de determinar la estructura y el funcionamiento de los organismos.
La Asociación Americana para el Avance de la Ciencia señaló la capacidad de mover genes de un organismo a otro, como una de las cuatro revoluciones científicas principales del siglo XX. Las otras tres fueron: la comprensión de la estructura del átomo, el triunfo sobre la gravedad terrestre y el desarrollo de sofisticados sistemas informáticos.
El desarrollo de nuevos conocimientos por los científicos y de nuevas tecnologías se ha acelerado muchísimo en las últimas décadas. Veamos la siguiente secuencia de acontecimientos: En el año 1944, se demostró que el ADN es el material genético. En 1953, se determinó la estructura del ADN. (En dicho año, Watson y Crick proponen que se trata de una molécula con forma de doble hélice). En 1965, se descubrieron las enzimas de restricción. Estas son unas proteínas capaces de cortar la molécula de ADN en determinados lugares. Se las utiliza en Ingeniería Genética para obtener fragmentos de ADN. La Ingeniería Genética se ocupa, entre otras cosas, de partir el ADN de un organismo en pequeños fragmentos e insertarlos en otro organismo de la misma especie o de una diferente. Fue en 1972, cuando se utilizaron, por vez primera, enzimas de restricción y otra enzima, llamada ADN-ligasa, para crear la primera molécula de ADN recombinante, o sea una molécula de ADN formada por trozos provenientes de distintas fuentes, de distintos organismos. Un año más tarde, en 1973, un grupo de científicos creó el primer organismo transgénico, se trataba de una bacteria con un gen proveniente de un virus. Un organismo transgénico es aquel que contiene uno o más genes provenientes de un tipo distinto de organismo.
Una vez que se hizo posible la transferencia de genes de un organismo a otro, el hombre comenzó a aplicar dicha técnica en distintos tipos de seres vivos. Así, se usan bacterias transgénicas en la producción de hormona de crecimiento para tratar el enanismo, interferón para tratar el cáncer e insulina humana para tratar la diabetes. Para dar un ejemplo del procedimiento, en este último caso se inserta el gen humano para la insulina en el ADN de bacterias usando las técnicas de la Ingeniería Genética. Luego, las bacterias transgénicas producen grandes cantidades de insulina que ellas acomodan en forma de protuberancias. La insulina se recoge líquida y se purifica en forma de cristales. Dentro de los animales transgénicos encontramos, entre otros, cabras que se han sometido a la ingeniería genética para que produzcan leche con altos niveles de una proteína humana que disuelve los coágulos sanguíneos. Algunas plantas se han sometido a la ingeniería genética para que sean más resistentes a los herbicidas, que produzcan pesticidas internos o que incrementen su producción de proteínas, por ejemplo; a las plantas modificadas genéticamente y utilizadas para la alimentación humana que me voy a referir de aquí en más.
Ya por el año 2000, más de la mitad de la soja y una tercera parte del maíz del mundo procedían de plantas modificadas genéticamente. Los productos de estos vegetales están presentes en cientos de alimentos, como la comida para los animales, los cereales, el aceite para cocinar, los almíbares y las bebidas gaseosas. En los Estados Unidos se estima que 60 % de los alimentos industrializados contienen un ingrediente genéticamente modificado, principalmente soja o maíz.
Mientras que algunas personas defienden los alimentos transgénicos, otras se muestran decididamente en contra.
Entre los argumentos a favor se mencionan:
1. Algunos de estos alimentos nos permitirán alcanzar una mayor productividad en áreas menores, causando menor perjuicio a las reservas de agua dulce y a la biodiversidad.
2. Nos ayudarán a dar respuesta a la creciente demanda por alimentos y otros productos agrícolas. Según algunos autores, la combinación del aumento poblacional y el aumento en la renta debe ampliar la demanda por comida en al menos un 50 % durante los próximos 25 años. Algunas plantas transgénicas producen más semillas y más frutos.
3. Reducen el uso de pesticidas. Un ejemplo es el de las plantas Bt. Las mismas fueron genéticamente modificadas para producir una proteína bacteriana que destruye ciertas plagas de insectos. De acuerdo con un informe reciente, cerca de 172 millones de kg de pesticidas no fueron utilizados en los Estados Unidos entre 1996 y 2004 como resultado de plantaciones biotecnológicamente protegidas contra insectos.
4. Nos permiten realizar mejorías nutricionales. Los cultivos convencionales junto con la biotecnología están siendo usados para aumentar los niveles de hierro, zinc y vitamina A en plantas como porotos, mandioca, maíz, arroz y trigo.
5. Algunas de estas plantaciones tienen mayor tolerancia a períodos de sequía, suelos salados, suelos ácidos.
6. Insertar cuidadosamente genes seleccionados en una planta es más seguro que introducir miles de genes de una sola vez como ocurre frecuentemente cuando se producen híbridos de plantas.
7. Las plantaciones genéticamente modificadas están siendo probadas en busca de efectos sobre la salud.
Por otra parte, los contrarios a los alimentos transgénicos afirman:
1. Hasta ahora los beneficios asociados a los productos biotecnológicos son apenas modestos y aún es preciso demostrar que las ventajas superan los riesgos.
2. Si bien es cierto que muchas personas (más de 800 millones) pasan hambre o están subnutridas, el mundo produce alimento suficiente para todos, sólo que la comida no llega a aquellos que más la necesitan. Para solucionar el problema del hambre en el mundo se debería apuntar a otras cuestiones como la política de comercio, la infraestructura y las reformas agrarias.
3. Del modo como están siendo implementadas las plantaciones Bt, al fin desencadenarán la resistencia por parte de las plagas, o sea que dejarán de funcionar.
4. Ocurrirá una dispersión de genes. Los genes se dispersarán desde las plantaciones genéticamente modificadas hacia las plantaciones vecinas. Esto significa que el polen cargará nuevos genes desde las áreas agrícolas hacia los campos vecinos o la naturaleza intocada. La utilización de plantaciones genéticamente modificadas ya desencadenó el surgimiento de hierbas dañinas resistentes a herbicidas en Canadá y Estados Unidos.
5. No existe suficiente garantía de que los alimentos transgénicos sean totalmente seguros para su consumo. Todavía son pocos los estudios científicos que tratan de la seguridad de los alimentos transgénicos. Por ejemplo, con la manipulación de genes que se está realizando podrían activarse genes para la producción de toxinas o quizás las plantas modificadas sinteticen proteínas capaces de provocar reacciones alérgicas. Precisamente la alergia era la principal preocupación cuando, en el año 2000, el maíz genéticamente modificado de la compañía StarLink fue prohibido para la fabricación de tortillas, palomitas de maíz y otros alimentos. La preocupación en cuanto al potencial para producir alergias de este maíz impidió que recibiera la aprobación para el consumo humano, aunque se permitió su uso para la alimentación de animales- dijo finalmente el Prof. Pablo Acosta.