El 17 de octubre de 197l en los salones del Club Social Chuy se inauguraba oficialmente la primera radio de esta ciudad, con la lógica expectativa que el acontecimiento despertaba entre ambas poblaciones fronterizas. Entre la presentación oficial realizada por un integrante del directorio, se encontraba un funcionario de U.T.E. que integraría el equipo deportivo de la radio en carácter de relator. La difícil tarea había recaído sobre Julio Corbo, quien conjuntamente con los otros integrantes se abocó de inmediato a planificar el trabajo, ante la proximidad del Torneo Preparación que marcaría su debut oficial en los micrófonos de C.V. 148 Radio Chuy. Si bien es cierto que nunca había tenido un micrófono en las manos, se las ingenió para ir anotando en un cuaderno, palabras y frases del rico vocabulario utilizado por los relatores capitalinos que llegaban a la frontera mediante las trasmisiones radiales.
De esta manera y haciendo gala de una memoria extraordinaria hizo su debut oficial en un encuentro muy discreto disputado entre San Vicente y Nacional. Sin embargo para quienes quedaron en su casa por distintas razones pero fundamentalmente para disfrutar de la magia que ofrecía la radio, resultó un gran partido. Pocos minutos y Julio (el relator) estaba trasmitiendo “un partido electrizante y espectacular” donde los escuchas dudaban si era una “contienda”, un “cotejo” o una “partida”. Para el segundo tiempo se había tomado más confianza con el micrófono y los equipos pasaban por la “escuadra” el “plantel” o simplemente por el “bando”, mientras que los jugadores pasaron a ser los “players” los “cracks” y algún morocho de buena estatura se convertía en un “gigante de ébano”.
El “Gordo” Manuel dejó de ser el arquero de Nacional para transformarse en “goalkeeper” o guardameta. El “esférico” no era reglamentario para la práctica del “foot-ball” y el “Yongo” se estaba excediendo en los “driblings”. No fue el mejor pero fue el primero. Han pasado 45 años y todavía se recuerdan sus narraciones con un dominio poco claro del lenguaje y un margen considerable para el error en el momento de individualizar a los autores de los goles. Vestía de una manera especial el desarrollo de la jugada y en una oportunidad durante un encuentro en la ciudad de Lascano, catalogó como el mejor jugador al “Monito” Nieves que estaba en el banco de suplentes. Hizo del fútbol un juego lleno de fantasía sin tener en cuenta la genialidad de los jugadores, que por lo general estaba ausente. Tuvimos la suerte de integrar aquel equipo deportivo que nunca tuvo lugar para la tristeza. Generoso, buen compañero, respetuoso de los jugadores supo inmortalizarlos con algunos apodos que despertaban la alegría del oyente sin llegar al ridículo. Con una cuota muy grande de imaginación para el relato Julio Corbo se las ingenió para entrar por la puerta grande del fútbol fronterizo, culminando en el Estadio Centenario, relatando la final de la Copa Intercontinental de Clubes entre el Club Nacional de Fútbol (CAMPEON) y el Panathinaikos de Grecia. Se había preparado convenientemente, estudiando los mínimos detalles del equipo griego para agregarle al relato todos los conocimientos imaginables. Sabía que el Panathinaikos era por aquellos años uno de los mejores equipos de Grecia y considerado como una de las instituciones deportivas más importantes de Europa y del mundo. Venía de disputar la Copa de Europa, perdiendo la final en Wembley por dos a cero ante el Ajax de Holanda. Lo que nunca imaginó nuestro joven relator era encontrarse con Economopoulos, Domazos, Antoniadis, Tomaras y otros jugadores del equipo griego, que le complicaron la noche...