El
domingo 29 fue el día posterior al “súper-sábado” de Vargas
Llosa, Pérez Reverte y la “Noche de Montevideo”, y también
resultó la jornada posterior a la descomunal tormenta que en la
medianoche castigó con furor a la ciudad y la Provincia de Buenos
Aires.
Sin
embargo, la literatura es más fuerte, y pese a los múltiples
inconvenientes causados por tanta agua, viento y granizo a lo largo y
ancho de la ciudad, las actividades programadas pudieron realizarse
sin contratiempo en el predio de La Rural.
El
plato fuerte del domingo era la presentación del nuevo libro de Paul
Auster, con presencia del autor neoyorquino, a las 18:00 en la sala
José Hernández del pabellón Rojo.
Como
para entrar un poco en calor, a las 16:00 asistí a la charla-debate
“¿Cuánto de realidad plasmamos en la
ficción? Romance, pasión mal de amores… Historias como la tuya y
la mía”. Se trataba de un encuentro
organizado por la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) en la sala
Tulio H. Donghi, entre seis reconocidas escritoras de novelas
románticas: Ma. José Avendaño, Marta Dárguello, Mirta Fachini,
Ma. Laura Gambero, Eme Kelly y Silvina Ruffo.
Siendo
honesto, si previamente hubiese sabido
que se trataba de una charla de escritoras de literatura romántica,
directamente hubiese descartado la idea de ir. Sin embargo, y en
contra de mis prejuicios, me encontré con un diálogo muy ameno a
cargo de estas seis autoras, que se enfrentan a los mismos problemas
y dilemas que uno durante el proceso creativo: el desafío de la
página en blanco, el metódico y artesanal proceso de pulido y
afinado de la idea “madre”, la necesidad de investigar, de leer y
releer otros autores, la creación de personajes, de autoras de
novelas, la necesidad de contar historias porque la escritura es una
pasión, porque nos gusta escribir historias que nos gustaría leer.
Fue particularmente entretenido, porque lo manejaron con altura y
picardía, la cuestión de la construcción de escenas eróticas en
sus textos. En definitiva, resultó una agradable sorpresa.
Al
salir de esta charla, me dirigí directamente a la sala José
Hernández, sospechando que habría una fila en espera. Lo que no me
esperaba era la magnitud de la misma: salía de adentro de la sala, y
seguía por el patio en paralelo casi hasta la altura del pabellón
Verde. Unas 600 personas
esperábamos para ingresar a la charla del reconocido escritor y
guionista.
Al
ver tamaña multitud, pensé en descartar asistir a la charla. Sin
embargo, en ese momento pensé “¿cuándo
más voy a tener una posibilidad de ver y escuchar a Auster de acá a
un tiempo?” Afortunadamente, además,
la gente de Fundación el Libro y de Editorial Planeta, tenían
bastante bien organizada la actividad, y la fila fue avanzando más
regularmente de lo que había sospechado cuando la vi por primera
vez.
Alrededor
de 18:20, después que la capacidad de la sala estuvo colmada, Paul
Auster se hizo presente, junto al escritor (cuyo nombre no retuve)
que ofició de entrevistador. Al igual que en el caso de Pérez
Reverte el día anterior, ésta resultó una nueva lección magistral
de literatura, igual de entretenida que la del español. A lo largo
de la hora de charla contó cómo surgió la idea para su reciente
novela -4321-, su obsesión con la casualidad y el azar cómo motores
de historias y de la Historia, ejemplificados en diversas anécdotas
(la noche en que conoció a su actual compañera, una anécdota de
adolescencia sobre la muerte y un rayo, otra de niño cuando no tenía
una lapicera a mano), su metodología de escritura: lapicera, papel,
trabajo de corrección profundo y puntilloso con cada párrafo; los
tiempos que le lleva escribir una novela. Estos comentarios, los
mechó con aspectos más personales, como su profundo amor por su
esposa, el miedo que le dio llegar a su edad actual (71) al superar
la edad máxima alcanzada por su padre; y una opinión política,
extremadamente crítica, del actual gobierno norteamericano y de la
figura del Presidente Trump, a quien ve como un retroceso
civilizatorio en Estados Unidos, con un tipo de discurso “que
nunca habíamos escuchado en inglés, lo conocíamos en otros
idiomas, pero hasta ahora no en inglés”,
con un nivel de enfrentamiento y tensión social que no se
experimentaba de los 60’, y del cual no cree que salga nada bueno,
ni de que los ayude a mejorar como sociedad.
Luego
de disfrutar de esa charla, decidí cerrar la jornada, en el stand de
Montevideo, asistiendo a la presentación de “Poemas para mi novia
extranjera” (ganador del Premio Nacional de Poesía 2017) del poeta
radicado en Maldonado, Luis Pereira Severo, viejo conocido de
tertulias literarias en un cafetín de la capital fernandina. En
diálogo con el argentino (y también poeta) Horacio Fiebelkorn,
dieron lectura a textos que entrañan a la vez un sabor local, pero
de pertenencia universal. El libro fue publicado por primera vez por
la editorial argentina Vox, y luego re-editado por la uruguaya
Civiles Iletrados.