Escritor y periodista Julio Dornel
“Pica la piedra, picapedrero,
pica la loza, busca tu pan,
afila el diente del hierro manso
corta la piedra, trabajo y sal
para tu mesa tan despoblada,
para que alegre sea tu pan
pon el cimiento de la esperanza,
junto a la aurora que ya vendrá..”
Los versos del poeta Rondan Martínez, escritos en la década del 60 representan el mejor homenaje para los “profesionales de la piedra” que bajo la dirección de Don “Coco” García recuperaron el histórico Fuerte de San Miguel para convertirlo en una de las mayores reliquias de nuestro Patrimonio Nacional.
Fueron estos jóvenes “picapedreros” de 18 de Julio, que don “Coco” llamaba de apuntaladores de boliche, los que hicieron realidad la iniciativa de Horacio Arredondo y el presidente Baltasar Brun. En agosto de 1975 y cuando don “Coco” contaba con 73 años de edad, pudo observar con satisfacción la visita que realizaba el gobierno encabezado por Bordaberry al histórico Fuerte y posteriormente al Parador donde durante 5 días se realizaría el Cónclave gubernamental. Una vez finalizado el mismo y cuando la histórica fortificación volvía a la normalidad, nos trasladamos hasta el domicilio de don “Coco” en las proximidades del pueblo para conocer su opinión sobre la importancia de que el Gobierno hubiera elegido sus “construcciones” para las reuniones que durante 5 días se realizarían fuera de su sede natural en Montevideo. El Parador y el Fuerte de San Miguel han representado siempre uno de los mayores monumentos históricos del Patrimonio Uruguayo, acercándonos diariamente a las generaciones pasadas. Pero el caso que nos ocupa en esta oportunidad está relacionado con los jóvenes de esta pequeña población que conjuntamente con don “Coco” en la dirección gestaron finalmente la iniciativa del gobierno de Baltasar Brun. Por supuesto que no resultó fácil vencer su resistencia para el reportaje, puesto que nunca le gustó magnificar esas obras que consideraba como el resultado “del deber cumplido”.
Con mucha dificultad fue ordenando sus pensamientos para comenzar una historia que tuvo su origen en los primeros meses del año 1915, cuando abandonó su tarea de carrero, para hacer los primeros postes de piedra junto a las Sierras de San Miguel. “La llegada del presidente de la República- comenzó diciendo- que era en aquella oportunidad Baltasar Brun determinó que comenzaran los estudios para reconstruir la Fortaleza del Cerro de Montevideo, Santa Teresa y San Miguel. “En esos años el Fuerte se encontraba en ruinas y serían necesarios muchos años de trabajo sin pausa para lograr la restauración que exigía con mucho cariño don Horacio Arredondo.
Reconstruido el Fuerte comenzamos mediante administración oficial la construcción del Parador que sería un edificio de arquitectura antigua pero adecuado totalmente a las condiciones de la vida moderna.” Se nos había dicho que debíamos reproducir los aspectos más típicos de las antiguas pulperías y que fuera a la vez un centro turístico de cómodo alojamiento. “Esta obra no puede tener paternidad, es el resultado de un grupo humano muy especial que seleccioné entre obreros de la zona que en esa oportunidad se encontraban “apuntalando” los boliches y también algunos contrabandistas y peones de estancia.”
Tenía razón Don “Coco”, ninguna de estas obras ya tenían paternidad, estaban integradas al acervo turístico de nuestro país y representaban además el escenario natural donde se libraron algunas luchas por la Independencia. Fue la última vez que vimos a don Gregorio “Coco” García, el hombre que venció la piedra para regalarnos la restauración del histórico Fuerte y la construcción del Parador del mismo nombre. Los valores históricos que se encuentran en el Fuerte y en el Museo, complementados con los cambiantes panoramas que ofrecen las Sierras, han convertido la zona en uno de los puntos turísticos más frecuentados del norte rochense. La obra de los picapedreros de don “Coco” permite que los turistas puedan gozar de la misma y en forma simultánea visitar los espacios petrificados que se extienden en la falda del Cerro Picudo, la línea zigzagueante del arroyo San Miguel y el encanto tan particular de la Laguna Merín.
“Picapedrero, pica la piedra
para que alegre sea tu pan,
pon el cimiento de la esperanza
junto a la aurora QUE YA VENDRÁ....
(Nota publicada el 25 de setiembre de 2004)
El registro gráfico nos permite observar la reconstrucción del histórico FUERTE DE SAN MIGUEL y la estampa de Gregorio García junto al Parador.