Las tan controvertidas declaraciones de Fernández Huidobro dan para
cortar mucha tela. El comentario inicial, una ironía, fuera de tono,
quizá desubicada, inopo
rtuna, pero ironía al fin, generó una bola de nieve que no para de crecer.
Da un poquito de asco el linchamiento al que mucha gente intenta
aportar para sentirse un poco más defensor de los Derechos Humanos.
Quien escribe, tiene buena memoria, y recuerda la lucha en contra de la
impunidad que desde el semanario Mate amargo El Ñato llevó adelante
desde sus brillantes artículos, sin jugar a la víctima, sin regodearse
en el horror que sufrió. Aislamiento, torturas, y un encarcelamiento en
las peores condiciones que se podían imaginar las estrechas mentes de
los represores, fueron solo algunas de las atrocidades que sufrió El
Ñato por sus acciones, que se medirán dependiendo del lado que se miren;
pero solo personas sin alma y mal nacidas podrían justificar el
sufrimiento al que se vio sometido, fuera de toda humanidad, de toda
regla, de toda convención. Sin embargo nunca habló del horror sufrido, y
al formar parte de la lucha que gran parte del pueblo uruguayo llevó
adelante en contra de la impunidad, lo hizo con coraje, argumentos y
una precisión que muy pocos lograban al argumentar.
Pero el
voto verde fue derrotado por el miedo, por la complicidad de actores
políticos que mucho tenían y tienen que perder si se conoce la verdad y
con el apoyo incondicional de los medios de comunicación vinculados a
los sectores de poder de este país.
Años más tarde, se volvió a
consultar a la ciudadanía y ahí la fuerza mayoritaria, el FA, sopesó que
no era conveniente unir la lucha por verdad y justicia con la
continuidad en los sillones del poder, y la impunidad volvió a ganar,
esta vez ayudada por la inoperancia, el desinterés y/o complicidad de
gran parte de la dirigencia y votantes de la izquierda.
Y ahora
qué patético, frente a la desafortunada ironía inicial del Ñato y las
posteriores declaraciones, muchos de los que deliberadamente no hicieron
campaña en contra de la impunidad salen a rasgar sus vestidos y a
linchar al veterano, como si ellos fueran capaces de arriesgar siquiera
una pequeña parte de todo lo que arriegó F.H. y pretenden convertirse
en jueces.
Que no sean felices ni compartibles las
manifestaciones del ministro, vale, pero quienes tenemos buena memoria
recordamos que cuando la fuerza de izquierda pudo militar y decidir que
el plebiscito en contra de la caducidad fuera abolida en las urnas, optó
por no arriesgar la comodidad de las bancas y los privilegios que antes
cuestionaban a los partidos tradicionales.
Qué triste que un
torturador, en un remedo de defensa al ministro , utilice el hecho para
justificar las atrocidades, que patético que salgan politicuchos del
partido que promovió la impunidad a apuntar con el dedo al viejo
luchador, pero mucho más triste que la autodenominada izquierda tenga
tan poca memoria.