Es difícil
aceptarlo, pero sucedió. Somos una sociedad de insensibles; hemos
perdido la identidad; nada asusta más que el compromiso; vamos
vegetando, arrastrando nuestra pobre humanidad sin pensar, y
abandonando cualquier vestigio de dignidad. Las cosas suceden, en
especial aquellas que son consecuencia de decisiones humanas, sin que
nos preocupemos siquiera de pedir explicaciones. Ya está. Cada quien
encontrará "los culpables" según su identificación
político partidaria o de clase social, y....ya está. Ubicado "el
culpable" ya se terminó el problema.
Se murió COLEME. Se
quebró. Se fundió. Y bueno....es un problema ajeno. Parece que a
nadie le importa en este pueblito de carnaval, criollas, fútbol y
ciclismo, informarse y debatir sobre las causas que llevaron a esta
situación; que se pudo o debió hacer para impedirlo; si existió
voluntad para evitar la quiebra, y cuáles van a ser las
consecuencias sociales y económicas para el pueblo. Nos conformamos
con las vagas explicaciones de una asamblea realizada bien lejos, un
par de frases hechas y los rostros de preocupación de un montón de
trabajadores.
Para los que no son
de Melo, para los más jóvenes, quiero contarles algo de esta
historia. Transportarnos por un momento a este mismo pueblo pero en
otro tiempo.
La "COOPERATIVA
DE LECHERÍA DE MELO" (COLEME) se fundó allá por 1935. Fue la
primera usina pasterizadora de leche del país. Con forma
cooperativa, es anterior en el tiempo a "CONAPROLE".
Y fue una empresa
pujante. Naturalmente que no puedo describir el paisaje de sus
comienzos, el tiempo de los "pioneros", pero si remontarme
a los de mi niñez y juventud.
El inconfundible
sonido de las botellas de vidrio de litro, con tapas de cartón, que
se repartían "a domicilio", en un tiempo en el carro y
luego con otros medios; pero se la dejaban "en casa".
Naturalmente, "COLEME" no sólo pasterizaba leche; también
producía manteca y quesos (el "Dambo" y "Holandita");
y -por supuesto- el dulce de leche. Recuerdo cuando íbamos con papá
(que también era cooperativista y remitente de leche) hasta el
puesto de venta ubicado al frente de la vieja planta industrial;
allí, sobre el piso de adoquines en la manzana de la "Escuela
Industrial", a comprar unos estupendos cucuruchos de dulce de
leche.....
En frente por la
calle Treinta y Tres estaba el "Almacén" de COLEME, en el
que los cooperativistas podían adquirir a precios ventajosos y a
crédito (pagaban sus compras con las liquidaciones de la leche que
remitían), ropas, comestibles, herramientas e insumos. Era una
cooperativa que aprovechaba en todas sus posibilidades las
herramientas para el trabajo y crecimiento común que le otorgaba el
tipo societario.
Pero este paisaje de
gente trabajando en esfuerzo común y solidario, se completaba con
otro, que se divisaba en cualquier camino de Cerro Largo. Era muy
común encontrarse al recorrerlos, de mañana o en la tardecita, con
4, 8 o 10 tarros en los que se entregaba la leche de los pequeños
productores, o que se devolvían por la empresa, ya lavados al vapor,
para ser utilizados en la próxima entrega. Detrás de cada
montoncito de tarros, había una familia de pequeños productores
tamberos, de esos que la luchaban con 6 o 10 vaquitas. Naturalmente,
si multiplicamos esas 6 vaquitas por 70 pequeños tamberos, vamos a
tener una idea de la cantidad, de la dimensión de la cuenca lechera,
y del número de familias que obtenían su sustento de la lechería,
en Cerro Largo.
Un poco más acá en
el tiempo, en plena dictadura cívico militar, COLEME inauguró su
nueva y moderna planta industrial en calle José Pedro Varela,
certificación de la pujanza y solidez de la empresa y promesa de
desarrollo para el departamento y su gente. Fue por entonces que
COLEME fue la primera en distribuir la leche en bolsitas de
polietileno, y a comenzar la fabricación de yogur.
¿Qué trajo la
noche? ¿Por qué este proceso de culminación tan dolorosa? Con
referencias a endeudamientos que nunca se terminaron de justificar, y
a problemas financieros de "la empresa", se la transformó
en una filial de CONAPROLE. Se dejó de fabricar yogur, dulce de
leche, manteca. Los quesos que se fabricaban se remitían a la
Central. Y sólo quedo la leche en bolsitas con el logo de lo que en
su momento y durante mas de medio siglo, fue una empresa de punta en
el rubro.
Naturalmente,
también en el punto de mayor crecimiento "industrial"
fueron desapareciendo los grupos de tarros; los pequeños tamberos se
fueron rindiendo, entregando, y luego de luchar solos contra la
indiferencia y el progreso "tecnológico", abandonaron la
producción. Algunos se habrán enganchado como funcionarios
municipales. Otros, los más vivos, seguramente se transformaron en
"caudillos políticos". Y uno como "referente zonal"
gana más plata y se complica menos.
Y en esa crónica de
una muerte anunciada, finalmente cerró. Murió. Ni a mi ni a nadie
me van a poder convencer que van a mantener una planta industrial y
procesar y distribuir la leche para Cerro Largo con....DOCE
funcionarios.
Sin embargo, lo que
me entristece ante esta nueva ruina de una empresa emblemática e
histórica, es la indiferencia. Nadie pregunta. Los "periodistas"
del medio, tan propicios a engancharse en la "investigación"
de cualquier chusmerío menor, no se animan a pedir explicaciones a
los directivos de cuáles son las razones de la quiebra. Nadie
pregunta nada. Nadie se inquieta por saber cuál fue el apoyo que la
Intendencia Departamental, con sus "Departamentos
Especializados" aportó para el mantenimiento en producción de
COLEME. Nadie pide explicaciones a nadie. Solo hacemos correr
rumores. Que el sueldo del gerente; que la presión del sindicato;
que las deudas de los directivos..... Todo en el manto de una
nebulosa tan irresponsable como cómplice.
Porque todo tiene
que tener una causa, ¿verdad? Y la explicación nos las deben a
todos. Porque fue el emblema de una sociedad muy diferente a esta en
la que vivimos; la de nuestros padres, de los abuelos, y hasta la de
nuestros sueños más jóvenes.
Y hoy quiero saber
por lo menos por qué razón siguen CLALDY, CALCAR, e INLACSA. ´por
ejemplo. Por qué INLACSA comienza mucho más acá en el tiempo en
una zona de campos erosionados por el cultivo del trigo, y hoy es una
poderosa empresa con una planta industrial de casi una hectárea, que
sigue produciendo leche, manteca, quesos, dulce de leche y yogur.
¿Por qué estas pestes económicas sólo nos afectan a nosotros, y
no a las empresas que en los mismos rubros trabajan en otros
departamentos?
Hasta estoy pensando
si no será una buena solución entregarles la administración de
todas las empresas locales a los "Carnavaleros" de Melo, a
algún Club de Fútbol o Ciclista, o a alguna sociedad nativista.
Porque esos son los únicos empresarios exitosos en este pedacito de
tierra.
Que tristeza!!!!