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lunes, 27 de octubre de 2014
LECCIONES DE UN RESULTADO Graziano Pascale
Por primera vez desde 1950 un partido político obtiene tres triunfos consecutivos en Uruguay. Desde esa óptica, el resultado de ayer marca un hito histórico, y nos recuerda que el rol hegemónico que durante el siglo XX tuvo el Partido Colorado parece haber cambiado de manos, y hoy lo ejerce el Frente Amplio.
El otro dato trascendente es la consolidación del liderazgo de José Mujica, que en el último mes de campaña asumió un rol de primera línea y se puso "el cuadro al hombro", como suele decirse en el ámbito del fútbol cuando un jugador asume la responsabilidad en un momento de dificultades.
A un paso de la mayoría absoluta por tercera vez consecutiva, la segunda vuelta de noviembre tiene todo el aspecto de un mero trámite para cumplir una disposición constitucional.
Varias lecciones pueden extraerse de este resultado. La primera es que la sociedad uruguaya ha expresado un voto de aprobación a la gestión del gobierno del Frente Amplio, y ha resuelto confiarle por tercera vez el mando del país. No parecen haber hecho mella en esa decisión los graves problemas en la seguridad pública y la educación, y los casos judiciales que involucraron a jerarcas del gobierno en Pluna y Asse.
La situación a nivel nacional comienza a parecerse a la de Montevideo, cuando ante una oposición fragmentada el Frente Amplio no ha tenido obstáculos para vencer en cinco elecciones consecutivas, y nada hace descartar hoy que pueda vencer por sexta vez el próximo año.
Desprovisto de sus ideas fundacionales, que apuntaban a un programa socialista y a un plan de estatización de bancos y otros sectores de la economía privada, el Frente Amplio hoy tiene todo el aspecto de un partido "catch all" (atrapa todo) que ofrece salidas o soluciones para vastos sectores de la sociedad. Ese abandono de un programa revolucionario y colectivista es el que le ha permitido conquistar el apoyo de sectores que antes le eran esquivos a la izquierda.
El renovado liderazgo de Luis Lacalle Pou, sin duda la gran renovación de la política uruguaya en esta elección, no fue suficiente para generar un cambio en el gobierno. La sociedad prefirió renovar la confianza en un gobierno que ya conocía, antes de aventurarse en un esquema nuevo que no daba certezas.
El actual cuadro de situación representa un desafío para los partidos y líderes que buscan generar una nueva opción en el país. La elección demostró que la sociedad está a la espera de una propuesta confiable y segura, requisitos indispensables para obtener el respaldo popular.
Mientras se abre un panorama complejo para la formación del gobierno, en un escenario que tal vez no tenga la holgura económica que conocimos en la última década, también comienza un período de reflexión para quienes esta vez no lograron plasmar una propuesta que fuera capaz de generar un cambio político en el país.
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