Montevideo Portal
No todo lo que brilla
Con Eduardo Cuitiño, autor de “El misterio
del tesoro de las Masilotti”, repasamos todas las teorías de un enigma
que en estos días cumple 54 años.
Eduardo Cuitiño (Montevideo Portal)
En el 2012, el matemático uruguayo Eduardo
Cuitiño realizó una minuciosa investigación sobre Jack el Destripador
que, según él, le permitió establecer la identidad del famoso asesino serial del siglo XIX.
Amante de los enigmas, Cuitiño se embarcó luego en un misterio
vernáculo: el tesoro de las Masilotti, que por más de 50 años encendió
la imaginación de los montevideanos.
Hace casi exactamente 54 años, días antes de la Navidad de 1950,
llegó al país procedente de Hollywood una señora estadounidense (de
origen italiano) llamada Clara Masilotti, que con un mapa en mano
-realizado por su padre, que estuvo dos veces en Uruguay- comenzó los
trámites necesarios para iniciar excavaciones en el Cementerio Central
con el fin de encontrar un tesoro enterrado.
Clara y su hermana Laura revolucionaron Montevideo en sus numerosos e
infructuosos intentos por encontrar el tesoro, disparando además todo
tipo de hipótesis sobre la procedencia de aquella fortuna (con versiones
sobre su origen que van desde Garibaldi al papa Pío IX).
Cuitiño repasa todas estas teorías en su libro El Misterio del Tesoro
de las Masilotti, editado recientemente por Fin de Siglo, y especula
además sobre los posibles sitios del enterramiento.
En momentos en que se cumple un nuevo aniversario de aquel misterio,
repasamos junto a Cuitiño todas las teorías que han surgido en este
medio siglo sobre lo que pudo haber sucedido con el tesoro (y algunas
recientes sorpresas).
1) Fue encontrado en el subsuelo de la fábrica Strauch & CIA
La teoría más popular por lejos. Al construir la fábrica, sobre el
terreno que está enfrente al cementerio Central sobre Gonzalo Ramírez,
encontraron el tesoro y le pusieron "La Buena Estrella" como marca a los
jabones de creolina que fabricaban, en honor a su suerte. Abona la
teoría que un hermano de los jaboneros, llamado Alfredo Strauch, tenía
una joyería sobre la calle 25 de mayo. La familia Strauch pasó de ser un
grupo de inmigrantes llegados de Alemania a una familia patricia de
Montevideo. El símbolo usado para la marca "La Buena Estrella" es la
estrella de cinco puntas, la estrella flamígera de la Masonería.
Foto de la calle "La igualdad", actual Aquiles Lanza pero de 1870.
Nota:
La calle frente al cementerio se llamaba "La Estanzuela" y
posteriormente se llamó Gonzalo Ramírez. ¿Qué son esas líneas que
cruzan en diagonal el terreno enfrente al cementerio, donde
posteriormente se instaló la fábrica de los Strauch? Una línea diagonal
no se pudo producir en el terreno por obra de la naturaleza.
2) Sobre Gonzalo Ramírez esquina Petrarca (esquina noreste del cementerio).
Sobre esa esquina era donde pretendían proseguir la búsqueda las
hermanas Clara y Laura Masilotti en el año 1973. La situación del país, y
la salud de Clara (tuvo un derrame cerebral) les impidió continuar. El
fundamento era un antiguo mapa de 1843.
Hay vecinos que aseguran que sobre Petrarca y Cebollatí, y sobre
Gonzalo Ramírez y Santiago de Chile, existen túneles. Y más aún, sobre
ellos encontraron objetos militares.
3) La teoría del túnel de pasaje.
Una vez que se construye la rambla, luego del terrible y devastador
temporal del 10 de julio de 1923, desaparecieron dos pequeñas bahías
entre Ejido y lo que hoy es la playa Ramírez. Se ganó terreno al mar,
pero se perdieron las playas de San Patricio y de Santa Ana.
Foto aérea de 1926 - Se aprecia la rambla en construcción y la bahía de la playa de San Patricio.
Una
leyenda indica que esta playa era usada como playa de desembarco, y que
el mítico tesoro se escondió en un túnel de pasaje entre la playa y la
ciudad.
4) La teoría del mapa equivocado
Cuando las Masilotti buscaron el tesoro por primera vez en mayo de
1951, guardaban celosamente un mapa que indicaba las claves para su
búsqueda. Un periodista se atrevió y miró de refilón el papel, y observó
que una puerta era la referencia, que en un costado estaba el mar, pero
que en el mapa algunas calles aparecían cambiadas. Algunos pensaron
entonces que el mapa había que girarlo, y que la puerta de referencia
del cementerio no era la clave, sino la puerta antigua que da sobre la
calle Viana, en el costado oeste.
Allí, sobre un desnivel, abajo de lo que algún día fue la cancha de
básquetbol del Palermo Básquetbol Club existe lo que parece ser la boca
de un túnel en dirección al cementerio. Los vecinos indican que fue
tapiado hace poco, y que antes había una reja, y que efectivamente allí
hay un túnel. Si se golpea, suena a hueco.
5) La teoría de la tumba de la hija de Garibaldi
Hay quienes piensan que no era necesario hacer un túnel para esconder
un tesoro, que hay tumbas que nunca se abrieron. Es que, para esconder
un tesoro, un cementerio puede ser un lugar muy astuto. Nunca hay mucha
gente en un cementerio; es un lugar que nos enfrenta a la muerte, y si
alguien quiere hacer una búsqueda allí, si va por los caminos
informales, un pozo de tierra queda evidente. Y si va por los caminos
formales, es muy complejo, pues es una profanación de un campo santo,
más aún cuando para la época que estuvo Garibaldi en Uruguay, la que
mandaba en el Cementerio Central era la Iglesia Católica.
Como atrás de la búsqueda de un tesoro en un cementerio siempre está
implícita la idea de la profanación, nada mejor que esconder el tesoro
en la tumba de un niño. Justamente, en 1846, mientras Garibaldi era el
que comandaba la flota del gobierno de la Defensa en la Guerra Grande,
falleció su pequeña hija, Rosa Garibaldi. Su tumba jamás se abrió, y la
leyenda indica que es ahí donde está escondido el tesoro en realidad.
6) La teoría del cementerio equivocado
Hay quienes sostienen que las Masilotti se equivocaron de Cementerio
Central. En la ciudad de Salto, el cementerio antiguo se llama así, y
fue inaugurado en 1851, pero se comenzó a construir justo cuando
Garibaldi abandonó el Uruguay. Uno de sus costados da contra un arroyo,
que podría simbolizar el mar en el antiguo mapa de las Masilotti. Según
varios salteños, el cementerio contiene simbologías extrañas, que
algunos vinculan a la masonería.
7) La teoría de Mastai-Ferretti
Según otra teoría, el tesoro había pertenecido a un cardenal
italiano, Juan María Mastai-Ferretti, que resolvió trasladarse a nuestro
país en 1824 proveniente de Chile con toda su fortuna en joyas, monedas
y lingotes de oro.
Mastai-Ferretti viajó a América del Sur en 1823, enviado como
ayudante del nuncio apostólico Giovanni Mussi a Chile y Perú. En esa
misión estuvo hasta 1825, momento en que regresó a Roma y pasó a dirigir
el hospital San Michele. Nunca más salió de Italia. Al regresar pasó
por Uruguay y es allí donde algunos suponen que enterró el tesoro, no
necesariamente en el Cementerio Central. Vivió en la casa de Manuel
Ximenes y Gómez, en la Rambla portuaria entre Juan Carlos Gómez e
Ituizangó.
En 1827 fue designado Arzobispo de Spoleto y luego fue trasladado a
Imola. En 1839 fue nombrado cardenale in pectore por Gregorio XVI, y más
tarde Papa el 16 de junio de 1846, bajo el nombre de Pio IX, Pionono
para la gente. Es una teoría cuestionada pues el Cementerio Central se
construyó entre 1832 y 1835, y fue allí donde buscaban las Masilotti.
8) Otras teorías
- Fue hallado en realidad en el año 2013 por la empresa que demolió
la fábrica y construye actualmente 3 edificios enfrente al cementerio.
- Fue hallado en realidad por la Intendencia de Montevideo.
- Fue hallado en realidad subrepticiamente por las Masilotti, pero fueron muy astutas al no hacerlo público.
- Fue hallado por los tupamaros.
- Unas extrañas marcas en árabe se encontraron en el lugar que las
Masilotti buscaron el tesoro en el verano de 1957 y hacían referencia a
Irán. La hija de Laura Masilotti sospecha de algún grupo terrorista
islámico posiblemente asociado a los atentados del 11 de setiembre.
- Fue hallado por unos sujetos muy extraños que le compraron el bar a
un gallego en la proa de Ejido y Gonzalo Ramírez. Extraían tierra y
tierra, y siempre el lugar estaba lleno de basura. Aparentaban sufrir
del mal de Diógenes y uno de ellos era libanés.
9) La teoría de Cuitiño
El arquitecto del
cementerio Central fue un tal Carlo Zucchi, y era iniciado en la
masonería. Casualmente era italiano, y le apodaban "el genio". Era
además grabador, ingeniero eléctrico, mecánico, contador, matemático,
poeta, pintor, canchero y escenógrafo. ¿Qué hacía este tipo con un
currículum tan brutal por aquí, en Montevideo, en la década de 1830?
Había realizado actividades políticas conspirativas de carácter
independentista contra el poder de la Iglesia en Italia, había estado
preso y se encontraba exiliado en Uruguay. Pertenecía a un grupo
conspirador y muy poderoso llamado Los Carbonarios, que posteriormente
dio lugar a la logia P1, que a su vez originó la logia P2 mucho tiempo
después. Este movimiento había fracasado, y todos sus integrantes y su
riqueza eran perseguidos por toda Italia. Es difícil explicar el origen
del tesoro basándonos en una única fortuna; sin embargo, sería muy
diferente si lo que el abuelo de las Masilotti vio que se llevaban de
Italia y que enterraban en 1833 en el Cementerio Central fuera una
fortuna compartida. La dirección de la primera excavación de las
Masilotti en 1951 estaba dirigida hacia la tumba del doctor Previtali,
otro italiano conspirador que había fallado, y que estaba exiliado en
Uruguay.
Las
descendientes de las Masilotti aseguran que el tesoro se enterró en el
año 1833, casualmente cuando el cementerio estaba en construcción. Este
dibujo formaba parte del famoso mapa.
Hay que razonar qué lugar del cementerio correspondería con este
dibujo, y en especial, con la enigmática línea horizontal que atraviesa
los 3 arcos. El tesoro bien podría estar escondido aún en el propio
Cementerio Central, y ahora se cuenta con la tecnología suficiente como
para buscar sin romper todo al azar, con la ayuda de georradares,
sonares de ultrasonido o un esclerómetro.
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Carlo Zucchi