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Las elecciones del próximo 26 de octubre pondrán de manifiesto un cambio político relevante en nuestro país.
Gane quien gane la Presidencia en
noviembre, se habrá terminado una época en la que el Frente Amplio
gobernó con mayoría absoluta parlamentaria. Podrá ganar nuevamente el
Frente, esta sigue siendo la alternativa más probable, o podrán triunfar
los partidos tradicionales, pero sea quien sea el presidente que
resulte electo en noviembre, no tendrá mayoría propia en el Parlamento y
por lo tanto deberá conversar, dialogar y buscar acuerdos que le
permitan gobernar.
En ese panorama el papel del Partido
Independiente será muy relevante. Somos la izquierda que tiende puentes.
Es más, somos el único puente existente entre los dos bloques que
dividen al país. Por un lado, el Frente Amplio, y por otro lado los
blancos y los colorados. Y va a ser muy necesario que los puentes
funcionen con fortaleza y fluidez.
El Partido Independiente es la única
alternativa electoral que puede ofrecer a los uruguayos un cambio sin
volver atrás. En efecto, nuestra opción implica cambiar muchas de las
cosas que se han hecho, aunque sin dejar de valorar todas aquellas cosas
que se hicieron bien. Pero, al mismo tiempo, somos la única opción de
la oposición que no representa una vuelta atrás hacia el viejo Uruguay
de las épocas de blancos y colorados que muchos uruguayos tampoco
quieren.
Los nuevos tiempos políticos requerirán
de mucho diálogo, de mucha apertura y de una gran capacidad para superar
los prejuicios y las descalificaciones recíprocas. La trayectoria y las
convicciones del Partido Independiente garantizan nuestra capacidad
para articular, coordinar y generar los espacios de encuentro entre los
diferentes sectores políticos del país. Vamos a empujar con el hombro
izquierdo para que el país salga adelante. Ganen unos o ganen otros.
¿Para qué? Para promover una profunda
transformación de nuestra educación que ya no admite más demora. Para
recuperar la seguridad perdida, sin caer en falsas soluciones
facilistas. Para revertir el grueso deterioro de nuestra infraestructura
y de nuestra base física que se va convirtiendo en un freno al
crecimiento de nuestra producción. Para transformar radicalmente las
estructuras del Estado y ponerlo al servicio de la sociedad. Para
abrirnos al mundo y lograr nuevos y mejores mercados para colocar
nuestra producción. Para recuperar la competitividad perdida. Para
construir un país con mejores ofertas de empleo, más productivo y con
mejores niveles salariales. Para que las políticas sociales que el
Estado debe seguir implementando para apoyar a los más débiles, sean con
contenido promocional, de forma tal que no se conviertan en respuestas
asistencialistas que solo promueven la dependencia.
Nosotros somos la alternativa de una
izquierda democrática, moderada y republicana. Estuvimos en el Frente
Amplio y sabemos sus límites, sus defectos y sus dificultades. Es
notorio que los sectores moderados que hoy conviven dentro del Frente
Amplio cada vez pesan menos y son desplazados en una conducción
partidaria que otorga un peso desproporcionado a la izquierda radical. A
diferencia de otras instancias, hoy la garantía de la sensatez de un
eventual tercer gobierno del Frente Amplio, no está dentro de ese
partido, sino que solo se puede equilibrar con el fortalecimiento de una
opción moderada que esté fuera de esa fuerza política y, por tanto,
ajena a mandatos imperativos o disciplinas partidarias. La garantía de
una izquierda moderada con incidencia hoy está representada en el
Partido Independiente.
Pero si le toca gobernar a la opción que
hoy representa Luis Lacalle Pou, será fundamental generar un
contrabalance que defienda los logros y la sensibilidad social que
impida una vuelta atrás que está representada por un conglomerado
dominado por las viejas formaciones más representativas y notorias de la
derecha uruguaya.
En la definición de octubre se juega el
futuro de la distribución de fuerzas que determinarán los pesos
políticos del próximo período de gobierno. Nosotros desde el Parlamento o
desde donde los ciudadanos nos pongan, vamos a trabajar para poner
límites al próximo gobierno a efectos de evitar los abusos del poder;
pero también para ayudar, con espíritu constructivo, a que el país salga
adelante.