Julio Dornel, escritor y periodista
Hemos señalado en
otras oportunidades que la noche fronteriza ha tenido varios cultores
del canto popular, con figuras prestigiosas que mantuvieron su
vigencia durante muchos años. Por este motivo recogemos el título
de un programa radial que dirigía Jorge Izaguirre, para recordar
algunos intérpretes que pasaron por los escenarios locales. Para que
esto fuera posible existieron algunos reductos donde se daban cita
los artistas locales y algún forastero que terminaba aquerenciado en
el pago.
En apretada reseña
vamos a recordar el “OPEL” en la clásica esquina de la avenida
Internacional y Laguna de Los Patos, “EL PALENQUE” frente al
estadio, “PARRILLADA PAMPAS” frente al Baratillo, los salones del
Club Social, el cine de Lassa, Mi Casa y algunos boliches donde
también solían recalar los artistas. Estas peñas representaban un
culto muy especial para quienes se reunían a disfrutar del canto sin
tener en cuenta el idioma o la nacionalidad del vecino de “mesa”.
Eran los puntos de encuentro y lugares obligados que se transformaban
en el palco de grandes actuaciones para que la sociedad fronteriza
pudiera disfrutar por algunas horas de este esparcimiento. De aquella
época va quedando solamente el Club Social. Han desaparecido para
siempre aquellos locales con vida nocturna donde se daban cita todas
las manifestaciones artísticas, con la participación de los más
talentosos exponentes de la música popular.
Cuántos recuerdos y
episodios inolvidables registrados en aquella época (1960-1970) se
perdieron en el tiempo para dar paso a otras manifestaciones. Décadas
de tertulias con temas musicales y poemas cargados de sensibilidad y
romanticismo, que en la gran mayoría ni siquiera eran ensayados
porque obedecían a los pedidos del público.
Era común que los
sábados estuvieran destinados al trasnoche, con ruedas de “tiro
largo” que se mantenían hasta la salida del sol. Sin embargo los
tiempos fueron cambiando y las peñas semanales comenzaron a
espaciarse ante la ausencia que “por razones particulares” le
iban quitando la presencia de algunos parroquianos. La agonía fue
lenta pero inexorable, quitándole a la ciudad la presencia de los
artistas, pero fundamentalmente la oportunidad de que su gente
pudiera dialogar.
Eran reuniones
informales y encuentros fortuitos que marcaron una época de bonanza
y felicidad que parecía eterna. Fue también una época rica y
fecunda en materia cultural, con exposiciones artísticas, festivales
folklóricos y eventos de otra naturaleza que ponían de manifiesto
el apoyo masivo de la población. Existía un ambiente fermental
impulsado entre muchos por Jesús Perdomo, Wilkins Machado, Rondan
Martínez, Jorge Calvette, el “Pocho” Techera y algunos jóvenes
que buscaban su espacio como el “Pico” Decuadra, Alcides Romero,
Rúl Antunez, Duverli Rodríguez, Dany Acosta y el “Bico”Decuadra.
Es justo señalar
además el apoyo que brindaba la población, los centros de enseñanza
y algunos organismos estatales. Noches inolvidables y mucha gente que
se anticipaba al espectáculo para asegurar espacio. Rumor de
multitudes que se transformaba en respetuoso silencio cuando los
artistas subían al escenario. Era música popular en vivo, una
manifestación cultural que todos apoyaban. Grandes intérpretes que
también cantaban a “pedido” algunos temas que salían a la
calle, pero que también quedaban en el corazón. Entre muchos Edison
Serrón, Núbel Pintos, Bolívar Rodríguez, Roberto Rosas, Los
Orejanos, Dany Acosta, Nelsi Ventura, Pedro Díaz (el Cordobés)
“Sandro” y Rafael Rodríguez, Dante Fernández y Edison Almada.
Hoy todo ha pasado.
Nadie sale ni siquiera a conversar con los amigos o disfrutar de unas
copas estirando la noche. Todo se pide por teléfono. Todo es a
domicilio. El súper nos acerca el pedido de la misma forma que nos
llega la garrafa de gas, la pizza calabresa o los chivitos al plato y
en algunas oportunidades conversamos con una contestadora
electrónica, que comienza por amenazarnos diciéndonos que
“disponemos de 30 segundos para dejar el mensaje.” Han quedado en
el mejor recuerdo de aquellos años las tertulias culturales donde
terminaba participando el público, cantando, recitando o simplemente
escuchando sus temas preferidos.