Ignacio
Rotondaro Laborda
CRUZADA
NACIONALISTA DE ROCHA
Fb:
@rocha2019
Cto:
ignaro.001@gmail.com
Es
notorio en estos tiempos ver cómo se acentúa la necesidad de
etiquetar políticamente en una falsa bipolaridad entre aquellos que
se proclaman de izquierda y el resto denominados rosados o
derechistas, por ser condescendientes. Muchas veces sin importar aún
a aquellos que no se identifican con ningún partido político,
llámeseles librepensadores, críticos, etc. basta distanciarse
mínimamente del discurso progre para ganarse la etiqueta de facho,
oligarca, anti pueblo, puto o cagón.
Esto
quizás responde en el mejor de los casos a una necesidad del propio
discurso de izquierda para diferenciar los buenos y los malos, aunque
en realidad el argumento es mucho más mezquino, ya que responde al
facilismo de encasillar políticamente a quienes no coinciden con
este modelo progresista y por ende identificar a aquellos que se
oponen a la sociedad socialista. Es más fácil discriminar entre
malo o bueno, blanco o negro, que esforzar el pensamiento crítico.
La “izquierda” se ha posicionado y se ha amalgamado bajo esta
consigna como camino de lograr adhesión a la fuerza política, todos
los programas van hacia esa dirección.
Quienes
intentamos tomar distancia y observar desde otros enfoques,
entendemos que no todo es discriminable entre malo o bueno, blanco o
negro, lindo o feo, es decir creemos en la existencia de contextos,
en que todo está inmerso a su vez en procesos muchas veces externos
y dinámicos y complejos.
Históricamente
la derecha estuvo asociada a una actitud conservadora no solo en
pensamiento, sino fuertemente ligada a estructuras sociales
dominantes, estancieros, banqueros, grandes comerciantes, lo que
constituyó en los inicios de la República aquellos llamados
patricios o doctores. Algunos historiadores le han llamado el Uruguay
de las 500 familias. Por esos tiempos una clase funcional a un
sistema económico a nivel nacional y mundial, en un mundo donde
poseer los medios de producción y la dirección política bastaban.
Ahora
bien, como afirmábamos al comienzo los procesos históricos son
dinámicos, hay matices, hay grises, el mundo sufrió un proceso
entre otros, económico, denominado globalización. Esto planteara
una nueva realidad. Un proceso económico, tecnológico,
político y cultural a escala planetaria que consiste en la creciente
comunicación e interdependencia entre los distintos países del
mundo uniendo sus mercados, sociedades y culturas, a través de una
serie de transformaciones sociales, económicas y políticas que les
dan un carácter global.
En
la praxis implica la operativa de enormes capitales
desterritorializados, trasnacionales que ya no responden ni se
detienen ante ningún Estado sino que presionan a los gobiernos y
controlan a los mismos con algunos objetivos específicos, control de
recursos naturales, inclusión financiera, desarrollo del
conocimiento e información.
En
ese proceso de expansión neutraliza o elimina las barreras de los
estados naciones de cada país por medio de políticas blandas o en
su extremo duras (guerras) con las banderas de “modernización” e
“innovación”. La aplicación de políticas que representen una
amenaza al proceso de expansión del capital trasnacional
“nacionalistas o proteccionistas” es argumento suficiente para la
aplicación de políticas blandas o duras, o ambas.
Deberíamos
ahora entrar nuevamente en la dicotomía derecha - izquierda y ver
cuál es el “papel” de ambas ante este nuevo escenario mundial.
Si continuamos la línea de pensamiento referente a que
históricamente “el papel” de la derecha ha sido funcional al
gran capital, a través del discurso de la necesidad de inversión
extranjera, apertura de mercado, desarrollo del sistema financiero, y
algunas cuestiones liberales, su función en la actualidad sería la
de adoptar los cambios de “modernización” e “innovación”
(adaptación a la globalización) para posibilitar la concentración
del poder económico que requiere el poder trasnacional, dejando así
aquella visión conservadora.
La
pregunta que nos hacemos después de ver el proceso de la izquierda
al mando de un gobierno el cual ha contado con mayorías e ingresos
históricos es, existe en la actualidad una fuerza política que no
cumpla ese “papel” funcional al capital global?, es posible
generar un estado o modelos alternativos por fuera de este concepto?
Lejos
de un historial reciente marcado por el legado del artiguismo, las
reformas educacionales de J.P.Varela, el estatismo y modernización
del estado benefactor de Batlle, o la tradición anti imperialista
del nacionalismo blanco, si observamos en las últimas décadas,
cuáles han sido las actitudes o políticas desarrolladas a nivel de
gobierno en el orden económico, social, educativo y cultural en
nuestro país, vemos que durante el periodo frenteamplista se han
impulsado y profundizado medidas determinantes para el ingreso al
país del modelo económico global. Se permitió y promovió la
extranjerización de enormes superficies de tierra. Se facilitó la
instalación de grandes emprendimientos celulósicos (3),
agroindustriales y de megaminería. Se impulsó la ley de inclusión
financiera (bancarización) y se centró el desarrollo económico en
la inversión extranjera a través de grandes exoneraciones
tributarias, zonas francas, etc.
Qué
ha llevado al Frente
Amplio a
apartarse de esa vieja concepción ideológica de izquierda podría
llevar más tiempo, quizás la lectura más rápida y en referencia a
lo que
comentábamos al comienzo es que no existe un blindaje anti
imperialista, que el hombre es corruptible o que el legado ideológico
del izquierdismo ha fracasado aunque sea en la praxis con matices
desde la caída de la Unión Soviética a los gobiernos populistas
latinoamericanos como Cuba, Argentina y Venezuela entre otros, los
cuales se han visto enredados en asuntos de corrupción, con altos
índices de pobreza y sin modificar estructuralmente los indicadores
de desarrollo económico.
Hoy
en día tanto los calificativos de derecha o izquierda, pasaron a ser
meros descalificativos usados para polarizar visiones que nada tienen
de diferente.