Devoto frentista
Montevideo Portal
"¿Qué razones existían para cambiar el
gobierno por otro en manos de blancos y colorados?", analizó el
politólogo Juan Carlos Doyenart, que calificó como "vergonzoso" que las
encuestadoras le hayan errado "tan feo".
Foto: Javier Calvelo/AdHoc Fotos
Mucho se discutió sobre la labor de las
encuestadoras en estas elecciones, luego de que los pronósticos
difirieran en general con respecto a los resultados del 26 de octubre.
Casi todos los responsables de las encuestadoras hicieron en los días
posteriores un mea culpa y un análisis, a los que se suma ahora Juan
Carlos Doyenart, de Interconsult, que prefirió esperar algunas semanas
antes de hacer algunas aclaraciones públicas.
En una columna titulada "Con los resultados a la vista", Doyenart hace un análisis de lo sucedido el pasado 26 de octubre.
"Luego de conocerse los resultados del 26 de octubre, se hace
inevitable analizar las motivaciones que llevan al FA a su tercer
gobierno consecutivo, manteniendo el 95 % de los votos que obtuvo en
2004. La explicación más común ha sido responsabilizar a las
encuestadoras (¿) por el error de estimación cometido a una semana del
acto electoral. Al decir de Esteban Valenti, yo tampoco creo en los
suicidios colectivos, más si son públicos. Resulta impensable, excepto
en mentalidades conspirativas, creer que todas las consultoras acordaron
terminar con el FA diciendo que ganaban los PPTT. El disparate es tan
grande que no vale la pena comentarlo", explicó el politólogo.
"Ello no salva la responsabilidad de quienes se supone expertos en
materia electoral de haber equivocado sus pronósticos y generado
expectativas (positivas para unos, negativas para otros) que no se
cumplieron. Creíamos que los uruguayos se habían modernizado y no era
así, afirmó un colega, cuando en realdad quienes no se habían
modernizado eran los analistas políticos que continuaban mirando a la
sociedad igual que 30 años atrás", aclaró luego.
Doyenart contó luego que en el libro que publicó este año ("No tire
su voto a la basura"), pretendió explicar que la sociedad uruguaya había
cambiado y mucho, aclarando que todas aquellas variables que
consideraban claves para predecir el voto ya no funcionaban de la misma
forma. "Claro que no hay peor sordo que aquel que no se oye a sí mismo y
terminé cometiendo los mismos errores sobre los cuales advertía en el
libro. Imperdonable", razonó.
En dicho libro, Doyenrt concluye que Uruguay está cambiando y mucho,
pero aún no sabe bien hacia dónde y cómo, tras hacer hincapié en
aquellos grupos de excluidos a los que los partidos políticos les
resultan ajenos.
Doyenart analiza luego los motivos esgrimidos por
Esteban Valenti para justificar la buena votación del Frente Amplio, que
explicó la votación porque la gente votó por el progresismo, la
modernización de la sociedad y el crecimiento económico vividos en estos
10 años de gobierno frentista.
Las razones del voto
"No se votó por ideologías, hace tiempo que no funciona aquello de la
izquierda y la derecha. No se votó por campañas electorales y bonitos
jingles, no se votó por renovar estilos o por una nueva generación de
políticos, no se votó porque 'Vamos bien, sigamos adelante', es decir
por el progresismo, ni se votó contra el IRPF. Sí se votó con mucho
pragmatismo, incluso diría yo con mucha inteligencia. Existe una
pregunta muy simple que todos obviamos pero no un 48 % de la ciudadanía:
¿Qué razones existían para cambiar el gobierno por otro en manos de
blancos y colorados? Sencillamente, no se me ocurre ninguna, al menos,
que sea de peso o de recibo", razonó Doyenart.
"¿Por qué los uruguayos iban a votar en defensa de instituciones a
las cuales se les asigna escaso valor como la independencia del poder
judicial, la institución presidencial o los abusos de poder en el
aparato del estado? ¿A quiénes esto afectaba directamente? A muy pocos.
¿Por qué iban a votar contra el despilfarro del gobierno o sus políticas
clientelísticas cuando el dinero también llegaba a la población. ¿Iban a
votar contra el tipo de cambio, el desastre de PLUNA, una política
exterior sin rumbo o porque Mujica les dijo 'almas podridas' a la
oposición? ¿Iban a cambiar el gobierno porque las mutualistas daban
horas diferidas a 3 meses, cuando más de 400 mil personas habían
ingresado al sistema y hoy contaban con cobertura? ¿Iban a cambiar el
gobierno porque Mujica no logró concretar ninguna de las innumerables
cosas que prometió hacer, cuando a la gente común no le interesan los
trenes, ni la regasificadora, ni el puerto de aguas profundas, ni las
rutas en mal estado? Ninguno de estos factores tenían el peso individual
ni colectivo para enojar al electorado frentista y llevarlo a votar
fuera del FA", prosiguió.
"¿Por qué razón la gente iba a culpar exclusivamente al FA de los
problemas de inseguridad o de nuestro sistema educativo, cuando son
viejos problemas que se arrastran desde hace mucho tiempo y que la
oposición nunca tuvo respuestas claras y globales? Tampoco podemos
seguir menospreciando el peso que tiene una de las figuras más
importantes de la historia política del país, que ya no son Herrera ni
José Batlle y Ordoñez y que se llama José Mujica. Este hombre, tan
criticado por algunos, es idolatrado por muchísima gente, dentro y fuera
del país, no por sus obras (de las cuales en este momento no recuerdo
ninguna), sino por un liderazgo ético y moral que en época de crisis de
valores es fundamental. Las condiciones internacionales y una política
económica criteriosa permitieron que la gente viva mejor, consuma más y
tenga empleo. Si nadie hacía locuras, estilo Kirchner, el país
funcionaba con piloto automático y Mujica podía decir y desdecirse todas
las veces que quisiera. La gente estaba de acuerdo con él cuando decía
que los profesionales universitarios eran parásitos que no servían para
nada y, también, cuando decía que todos debían ser profesionales. Todo
estaba bien", continuó en su artículo.
Pachequismo y algo más
"Pero existe un factor que considero clave, el proteccionismo
estatal, algo que no ha cambiado de la cultura uruguaya, principalmente
en los sectores de bajos ingresos y empleos inestables, así como de los
funcionarios del estado, que son la mayoría de los uruguayos", explicó
Doyenart, para quien "la política del clientelismo político en base a
salarios sin más contrapartida que el voto se ha convertido en varios
países latinoamericanos en un muy buen expediente para mantener a
ciertos grupos en el poder", citando a Hugo Chavéz, los Kirchner y Evo
Morales.
"Pero el aspecto que aquí nos interesa es el 'modelo' de
asistencialismo que no es más que el salario de la pobreza. Dejemos
claro que no es exactamente el caso uruguayo, pero este fenómeno sí
estuvo presente. Cuando en las elecciones de 1971 apareció el FA
conviviendo con una renovación del P. Nacional de la mano de Wilson, el
P. Colorado con Pacheco Areco a la cabeza fue quien ganó la elección. Si
mirábamos el mapa de la pobreza en Montevideo veíamos que existía una
muy fuerte correlación con los votos por el pachequismo. Los frentistas
de aquella época decíamos que era la 'falta de conciencia de clase', la
ignorancia fomentada por el gobierno de Pacheco para obtener los votos
del 'lumpen proletario'. Hoy ese mismo mapa tiene otro actor político
privilegiado y es el FA, mientras que el lumpen proletario pasó a
denominarse 'sectores desfavorecidos'. ¿Ello querría decir que la
ignorancia favorece al FA? Bueno, si utilizamos la misma lógica que en
1971 diríamos que sí, es decir en los barrios de mayor deserción escolar
y menores ingresos predomina ampliamente el FA como podemos apreciar en
este mapa. Piedras Blancas, Manga y Casavalle el FA obtuvo el 75 % de
los votos, una zona donde la deserción escolar alcanza el 70 %",
escribió, para luego explicar que sin embargo hace mucho tiempo que dejó
de razonar de esta manera. "Simplemente que aquellas personas de
hogares pobres o empleo inestables, que viven en la periferia de
Montevideo son personas muy pragmáticas al momento de votar. No votaron a
Pacheco por ignorantes, porque era el hombre fuerte que enfrentaba a la
guerrilla, nada de eso les importaba, lo votaban por el congelamiento
de precios, por Subsistencias, tipo de cambio diferencial y políticas
sociales de tinte populista que llevó adelante. Exactamente las mismas
razones que hoy llevan a votar al FA, a quien consideran la fuerza
política que les otorga mayores garantías desde la perspectiva del
proteccionismo estatal (MIDES)", argumentó.
"¿Por qué iban a pensar que blancos y colorados les daban las mismas
garantías? No existía ninguna razón más allá que algunas veces -con
timidez- dijeron que continuarían con la ayuda social. Toda esta gente
hizo lo correcto desde el punto de vista de sus intereses personales y
familiares, no por conciencia de clase, por ser de izquierda o razones
de ese tipo. Si a todo esto le sumamos el resultado electoral del
interior resulta muy interesante En 1971 el FA obtuvo el 7 % de todos
los votos del interior, hoy llega al 45 %, sin lugar a dudas muchas
cosas han cambiado. También aquí vale preguntarse por qué motivos la
gente del interior querría cambiar este gobierno. ¿Por qué el FA vota
bien en lugares tradicionalmente blancos, denominado el 'Uruguay
profundo', como los casos de Paso Avería, Pueblo Esperanza, Pirarajá,
Piedra Sola, Saucedo, Santo Dios y San Salvador, Pueblo Isidoro Noblía o
Cerro pelado (busquen en el mapa)? ¿Por ignorancia y atraso? Por favor
no, por pragmatismo. Toda la bonanza económica generada por la
producción agropecuaria -que enriqueció al terrateniente- también ha
permitido que el peón rural y su familia vivan mucho mejor, que el
alambrador, el podador, el fletero, el esquilador, el pequeño
agricultor, el vendedor de fertilizantes, el pequeño comerciante, todos
han sido favorecidos en estos 10 años. Entonces, ¿para qué cambiar el
gobierno?", escribió.
"Realmente resulta vergonzoso que quienes nos dedicamos a la
actividad de analizar la sociedad, la evolución de la opinión pública y
arriesgar pronósticos electorales nos hayamos equivocado tan feo",
concluyó.