La vida no tiene precio y vale lo mismo en Carrasco o en
Sayago.
Se defiende lo que se siente cercano y se actúa en
consecuencia.
Como muchas veces en la periferia pobre los vecinos
protestaron,
ahora los habitantes de barrios de clase media salieron a
cacerolear
¿Está mal que la gente se exprese manifestando sus
reclamos?
¿Es incorrecto que la población exija soluciones en la
calle?
Las anteojeras ideológicas están condicionando el sentido
común.
Estamos partidizando de la peor manera el tema de la seguridad.
Si los “planchas”
de Casavalle protestan, unos saltan como pelota.
Si los “chetos” de Pocitos cacerolean, otros los condenan
al toque.
Parece que la violencia de los delincuentes despierta en
los
uruguayos un enojo terrible y deja traslucir a izquierda
y derecha:
el enano fascista
y el petiso stalinista que tenemos adentro.
Y siempre la culpa es del otro, léase: oficialismo u
oposición.
El ministro del Interior recibe más palos que en la
llamadas, algunos
con razón y otros sin justificación, pero la consigna de
blancos,
colorados e independientes parece ser : Disparen contra
Bonomi.
Como si la renuncia del Bicho solucionara el tema
seguridad.
Desde el Frente intentan descubrir intenciones golpistas
en los
discursos de Lacalle Pou y de Pedro Bordaberry, para
asimilarlos
con la realidad de otros países latinoamericanos y sus
políticos.
Aflojen con la pavada, la oposición uruguaya tiene certificación
democrática demostrada, no es creíble ese discurso
facilongo.
La cuestión de fondo es que la violencia está en nuestra
sociedad
y las acusaciones mutuas no ayudan a solucionar el
problema.
Si se politiza más aun el tema, nos seguiremos alejando
de hallar
los caminos para erradicar este flagelo que nos pega a
todos.
¿El diálogo de los partidos sirvió para algo? ¿Fue solo
una foto?
Los ciudadanos estamos cansados de la demagogia
proselitista
es hora de que el sistema político en conjunto se ponga
las pilas.
Si la canilla está abierta de nada sirve inventar
técnicas para sacar
el agua que nos inunda, se trata simplemente de cerrar la
canilla.
Señores, por el bien de todos: ¡Sáquense el balde por
favor!