Con motivo de las
conmemoraciones patrias del 25 de agosto, que tuvieran como escenario
la plaza General Artigas de esta ciudad, hizo uso de la palabra el
maestro Alexander Cardoso, generando discrepancias sobre el contenido
del mismo por parte de algunos actores de la dirigencia política.
Analizando en primer término los motivos de esta convocatoria
Cardoso agradeció la “ invitación al Municipio de Chuy y los
felicitó
por la iniciativa y la perseverancia pues es cada día más difícil
convocar para Actos Patrios ya que desde hace tiempo vivimos una
pérdida de valoración y un descrédito por ellos. Para explicar
este fenómeno social hay muchos elementos pero el más claro en mi
opinión, es la asociación de los mismos con una de las épocas más
oscuras que vivió nuestro país donde se obligaba a las
instituciones a participar de Actos y desfiles alejados de la esencia
Artiguista y el amor por la LIBERTAD de los que forjaron nuestra
identidad. Pero más allá de los aspectos psicológicos que esto
pueda generar, los partidarios de la Democracia y de la Libertad,
tenemos el deber de no permitir a ningún régimen apoderarse de la
Institucionalidad y de los símbolos, por eso REMARCO esta iniciativa
que nos brinda una oportunidad de alimentar la memoria colectiva.
El hecho histórico que nos
convoca en esta oportunidad, es la celebración de un nuevo
aniversario de lo que se conoce como la Declaratoria
de la Independencia,
efeméride de la cual mucho se ha hablado y que tal vez todos en
mayor o menor medida podríamos repetir de memoria fragmentos del
texto de la ley. Por ello, he decidido realizar una breve síntesis a
modo de disparador, comenzando por decir que la Independencia
proclamada en 1825 no
fue real tal vez en
lo militar ya que en realidad fue una especie de azuzador y
continuaron merodeando la tropas extranjeras nuestro territorio y con
ellas aquí, continuaron los abusos, el despotismo que tan claramente
rechazaba la ley y lógicamente las humillaciones. Pero vaya si fue
real en el espíritu, había transcurrido demasiado tiempo ya desde
que el “Protector de los Pueblos Libres” no estaba para guiar el
Crisol étnico que conformaba el pueblo Oriental y abrazar esta
propuesta de Independencia parecía ser
y fue la gran
oportunidad, representando una movida estratégica en el proceso de
poner fin a tanto sometimiento.
Ahora
bien, propongo analizar algunas de las aristas que confluyen en la
conmemoración de este acontecimiento y que creo se deben destacar.
La primera, y que considero
básica, es rechazar tajantemente la idea de que esta decisión
jurídica fue un accidente o
lo que es peor, aceptarla como un regalito de Inglaterra, puesto que
los miles de muertos caídos junto a Artigas desde las deslumbrantes
acciones de 1811 hasta el coraje de aquellos que gestaron lo que se
conoció como LA CRUZADA LIBERTADORA fueron el motivo
y fin de esta
conquista ganada a sacrificio y tenacidad y no
podemos permitir
a nadie que se olvide
o desconozca esta VERDAD, pues esa, sería la peor de las derrotas
que podríamos padecer.
Este aspecto nos conduce
inmediatamente a la segunda arista que me he propuesto destacar y es
El sacrificio más
escencialmenete humano sobre el perfil indiscutiblemente Jurista que
este acontecimiento encierra, y por este motivo a veces parece que
nos aleja del inequívoco sostén histórico, sostén que nos
recuerda que en la tinta con la que se redactaron estas leyes fluyó
indiscutiblemente la sangre de negros, mestizos, indígenas,
criollos, mujeres, niños y ancianos que forjaron la bandera de las
ideas más dignificantes de la época, situándonos en un lugar
privilegiado delel devenir de la historia y marcando a fuego la carne
de los Orientales desde LA REDOTA, primer acto unificador e
identitario de nuestro pueblo.
La tercer arista que me propuse
abordar es El aspecto
latinoamericanista y Federal por sobre el interés nacionalista
y para ello destaco lo que significó la Ley de Unión a las
Provincias Unidas del Río de la Plata, hecho que ha quedado
intencionalmente en el olvido y es en ese
olvido que se traduce
también el alejamiento ideológico de la idea Federal de Artigas.
Sin entrar en un análisis
exhaustivo de estas cuestiones, basta con leer un fragmento de la
Proclama que dirigió Lavalleja a los Orientales recogida por Justino
Jiménez de Aréchaga donde dice “Pronto
veremos en nuestra gloriosa lid las banderas de las Provincias
hermanas unidas a la nuestra. Ya podemos decir que reina la dulce
fraternidad, la sincera amistad, la misma confianza”.
Luego de esto, queda poco por
agregar sin dudas de cual era el espíritu reinante.
Lo analizado hasta aquí
representa solo algunas de las múltiples cuestiones que atraviesan
transversalmente los hechos del año 25, pero a partir de ellos dejo
a modo de reflexión algunos comentarios que considero pertinentes:
El primero,
la observancia colectiva del compromiso histórico y ético que estos
hechos deben generar, procurar estar a la altura de aquellos que han
construido nuestra República más
o menos inspirada en
esas ideas. Todos en mayor o menor medida tenemos ese desafío, desde
nuestros hogares, en nuestros trabajos, en las organizaciones
sociales y sobre todo
…aquellos que gobiernen y pretendan gobernar los destinos de
nuestro país.
El segundo elemento para la
reflexión refiere a
la responsabilidad de trabajar para conquistar la más importante de
las independencias del Universo, que es la Independencia
intelectual, para la
cual la Educación como herramienta liberadora es y debe
ser columna vertebral en los tiempos que son y que vienen. Y no es
por cierto con críticas al viento que se construyen estos procesos,
es con recursos genuinos y coherentes que se demuestran las
intenciones y se transforman los pueblos. Basta ya de achacarle a los
docentes las consecuencias de los olvidos y las omisiones que nacen
en la raíz.
En tercer y último lugar:
decir que si bien, estoy convencido de que nuestros niños deben
saber desde los inicios de su formación que si hoy existen ciertas
garantías y podemos disfrutar de beneficios que por cotidianos a
veces son imperceptibles, es porque muchos tuvieron que regaron con
sus entrañas las praderas de la Banda Oriental, pero cuidado
no podemos perder de vista que a esos niños que les hablamos de
morir por la patria
que al fin y al cabo somos todos, también debemos decirle que la
muerte y el horror de la guerra arrebató de la infancia y de la vida
a muchos niños de esta Patria.
Entre los muertos: hubo padres,
hijos, hermanos, maridos, esposas, en todos los bandos y que todos,
absolutamente todos eran hermanos en la Patria más grande que
tenemos que es la
humanidad como bien proclamó José Martí,
y este aspecto, cobra hoy un
valor superlativo, porque vemos todos los días por los medios de
comunicación como en otro punto de nuestra aldea llamada tierra,
misiles caen sobre hogares, escuelas y hospitales y siguen
multiplicándose los ataúdes de inocentes.
Entonces
¿Cuál es el mensaje que le dejamos a nuestros niños?
Debemos
poner el ojo también en el debate filosófico sobre el valor de la
vida humana, y plantearnos parafraseando al cantautor uruguayo Jorge
Drexler
“si
alguna piedra en este mundo vale lo que una vida.”