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domingo, 12 de octubre de 2014

¿ES POSIBLE UN PAÍS POR LA POSITIVA? Escribe LAURA INÉS MARTINEZ CORONEL.

                                                     Escritora,periodista,docente


El principado de Lacalle Pou no existe. Antes que nada somos una república. Él es un producto de marketing, tiene encima de sus hombros una tremenda responsabilidad que evidentemente no podrá cumplir, un extraño equipo de dudosa trayectoria, una voluntad de hierro como “el caballero de la armadura oxidada” y frases hechas al mejor estilo maestro perogrullo don mercader de la palabra Paulo Coelho y sus hermanos gemelos Osho y Rumi.
El misterio de la gente que lo vota y los asustados intelectuales de izquierda preguntando a voz en grito la razón de que alguien se resuelva por una persona con incapacidad generalizada en varios ámbitos, como dificultad oratoria, tono de voz desagradable y dicción inadecuada, que falsamente cumple con los estereotipos de ningún Ken como alguien dice, ya que es un hombre bajo que hace recordar a la canción de Silvio rodríguez” aunque en zancos se arreste nadie puede crecer más allá de los que vale”.
Esto no es un producto de generación espontánea, la publicidad no es casual, es bastante perversa en general, nos hace actuar “con el coraje del sonámbulo que simplemente va” como manejados por una estela de humo con un olor que opera a modo de drogadicción de los sentidos donde nada cuestionamos y todo “adquirimos”.
Este sistema antropofágico tiene raíz muchísimos años antes. El hombre rara vez ha sido amigo del hombre, es una pelea diaria pero no una realidad palpable. Al menos, aún no.
El país “por la positiva” es tan cabeza disneylandia al mejor estilo Donald de Ariel Dorfman como imposible. La vida es conflicto, o sería una vida muerta.
Pero claro, hace mucho tiempo que alguien empezó con el tremendo oficio del vaciamiento de cerebros y la desculturización que siempre va a traer de mano la dominación. Los oprimidos se convierten en opresores, son personas cuyo oficio más loable es autodevorarse y besar la mano de quien será el verdugo.
Lo peor que le pasa a Lacalle Pou es la pobreza intelectual, el desconocimiento de la palabra “pueblo” lo que va de la mano de la indiferencia, poses con cara de asco y mueca que quiere ser sonrisa pero no por eso deja de ser mueca.
La sociedad “selfie”, que le encanta leer “adulterio en once minutos”, y llenar de memes las redes sociales sin siquiera consultar los créditos, se siente verdaderamente atraída por un candidato lleno de vacío, globos de colores y mentiras disfrazadas de verdades a medias, imposibles de concretar.
Una especie de “magia” lámpara de Aladino muy siniestra.
La izquierda moderada suele traer de regalo estos equipajes terribles. Hay mucha gente que sabe que el señor no tiene nada en la cabeza , que ha declarado públicamente ser un alumno deficiente, sentir disgusto frente a la palabra “trabajo” pero hay otra población que no sabe nada, no se informa, no le interesa informarse y chapotea entre la tristeza, el infortunio y el olor a milagro.
Eso lo hace convertir cuevas en palacios.
Se divulga la hermana de Pou con corona de reina y la izquierda suele hacer gestos de desprecio,reírse a carcajadas quizás ignorando que la mente farandulera del que vive en un cafundo pero cree que es un countrie, sueña con esas coronas de plástico y disfraza a sus hijas de princesas, no se siente aludido ante la canción de Serrat y le gusta mucho decir que conoció a alguien con “un buen pasar”. El cabeza de shopping que se pasa la tarde mirando televisión con la boca abierta no sabe de la existencia de Salinger ni de Ray Bradbury, nunca en su vida leyó a Junger ni a Kerouak y si alguien le acerca esos libros dirá “que aburrido” ya que no entiende nada ni quiere entender.
El orgullo de la ignorancia es un fenómeno terrible nada nuevo, la gente se jacta de no tener comprensión lectora y la apología de la mediocridad es su fuerte.
No se puede sembrar en tierra árida, cuesta mucho preparar la tierra y sembrarla después, para que en una y con mucha paciencia florezca. Ahora querer cultivar (culturizar) sin previa siembra (estudiar) es completamente infructuoso.
Ahora se ridiculiza a la Barbie, se hacen campañas en Internet tremendas por romper estereotipos, se celebra la mujer gorda y no depilada como sinónimo de libertad, se levantan exposiciones de muñecas flacas disfrazadas de vírgenes,como la reciente denominada “el cuerpo es la religión” pero se ignora a la población que compra las barbies para sus hijas de forma encantada, hace tortas de princesas y las muchísimas princesas, no conoce la nueva literatura infantil y lee Blancanieves versión Disney, sigue hablando de padrastros, madrastras y hermanastros cuando la sociedad se transformó completamente y la mayoría de las familias son ensambladas, o monoparentales.
El racismo, la homofobia y otras barbaries no están en absoluto erradicadas.
La mujer es la peor enemiga de la mujer, llama de prostituta a sus pares adoleciendo de espejos interiores, los insultos siempre están ligados a las apariencias, hay mucha fragilidad en todo, sobreabunda la opinología como ciencia exacta y están avalados los facilismos.
El bullying entre adultos existe, sencillamente es el famoso acoso que antes ni se miraba y ahora es motivo de congresos y discusiones.
Lacalle Pou no es un hongo post lluvia ácida, es el lógico resultado de las personas que gustan consultar los horóscopos, los narcisistas seguidores de la ley de atracción, los que confunden egoísmo con autoestima y de parábolas griegas no conocen nada, así que hablarles del origen del eco y narciso en los avernos o la necesidad de juntar la psique con el eros es completamente infructuoso, no saben nada y necesitan decodificadores de textos para lecturas elementales.
Lo peor de estos pobres que a veces hasta tienen educación malamente aprendida (lo que me recuerda mucho al Lazarillo de Tormes, “sabía muchas cosas pero toda las había aprendido mal “) es que llama de pobres a otros cuando muchas veces se visten con la ropa que le han donado las personas a quienes ridiculizan con risa de mosca y no son capaces de apercibirse que apenas comen. Es tal la mentira que se hacen que viven como crisálidas de fuego encendidas “in eternum” dentro de ellas sin querer nacer. Tal vez para no estallar en pleno vuelo como lo hace la mariposa monarca.
El escándalo ante la venida de los sirios es el completo desconocimiento de que somos un país de inmigrantes, de la famosa babel del 30 donde la gente descendía de barcos atestados, se encontraban en el Montevideo del mundial que corría a terminar el estadio Centenario y no podían entenderse entre ellos. Vinieron escapando de guerras y todos nosotros somos hijos de inmigrantes. A veces hablan de religión desconociendo que el Uruguay tiene libertad de cultos, hay adoradores de Buda, Jesucristo y umbandistas por doquier aunque lo que sobra son los eclécticos. Estos últimos en general son personas de derecha.
Es egoísmo puro nomás.
A mí no me extrañaría en absoluto el triunfo de Lacalle Pou, es lo que una sociedad desgarrada por dentro tal vez merece, del mismo modo que reniega de Mac Donald pero es ahí adonde llevan a sus hijos a festejar el cumpleaños, y cuando nacen las niñas las llaman de princesas, y a los niñitos de reyes, mujeres que sueñan con ser cenicienta y conseguir el tal príncipe con el zapatito pero ellas tienen cabeza de zapallo. Llegamos a esto, a las agresiones más terribles, a la campaña política más sucia en muchos años, al miedo inclusive, como si subiéramos y bajáramos por escaleras mecánicas durante horas para desembocar en el abismo.
Mientras posteamos en redes a Lorca, Neruda y Benedetti, despotricamos contra el marxismo. Lacalle Pou es tan contradictorio como sus votantes. ¿Lógica le asiste, o no?