Los docentes ya advierten que no tolerarán la reforma educativa
La discusión del programa educativo Promejora marcó un antes y un después en la gestión del presidente José Mujica. La oposición de los sindicatos docentes al plan que impulsa la autonomía de los centros educativos a base de metas, llenó de paros y ocupaciones el fin del año 2011 y desbancó a la directora general de Secundaria de esa época, Pilar Ubilla, quien se puso del lado de los profesores y rechazó la propuesta que tenía apoyo de todo el sistema político.
El anuncio del presidente electo, Tabaré Vázquez, de aplicar durante el próximo período una reforma bastante más amplia que la implementación de un programa aislado en algunos liceos pone otra vez en pie de guerra a los sindicatos.
Según dijo en la campaña, Vázquez promoverá una reforma de raíz en el sistema de enseñanza que implicará, entre otras cosas, la creación de un marco curricular común para alumnos de entre 3 y 14 años, concentrar las horas de los docentes en un centro y por más de un año, y dar estímulos económicos a aquellos profesores que den clases en zonas críticas.
La base de la reforma será la educación media y, según adelanto en noviembre el futuro subsecretario de Educación, Fernando Filgueira, también se promoverá un cambio en la utilización de la herramienta de la repetición.
Los representantes sindicales de los profesores rechazan esas iniciativas y advierten que levantarán su bandera de “autonomía y cogobierno”; y también de mejoras salariales. Además del descontento por los cambios, los gremios de la enseñanza preparan para el año próximo la batalla presupuestal ante la discusión parlamentaria de la ley de Presupuesto.
Por si fuera poco, el mandatario electo reiteró durante la campaña que las políticas educativas serán establecidas por el Ministerio de Educación que dirigirá María Julia Muñoz, dirigente de extrema confianza de Vázquez que ya tiene experiencia en enfrentar a los sindicatos (ver página 3).
De hecho, Vázquez admitió ayer en entrevista con el programa En la mira de VTV que eligió a Muñoz por su firmeza con los gremios. “Ella ha sabido lidiar con gremios complicados pero siempre en el terreno del diálogo, el encuentro y la discusión profunda en los distintos temas”, dijo el futuro mandatario.
Muñoz se encuentra en el exterior y se reunirá la próxima semana con Filgueira para continuar trabajando en las líneas a seguir, dijeron a El Observador allegados al presidente electo.
Listos para la lucha
Mientras Vázquez designó en el cargo a una exministra que ya conoce de reformas (encabezó la reforma de la salud en el primer gobierno del FA) y rispideces con trabajadores, los docentes también se preparan para la contienda.
“Esperemos que el diálogo (con el próximo gobierno) sea fluido, si no será un año de conflictividad”, dijo a El Observador el dirigente de la Federación Nacional de Profesores (Fenapes), Mario Bango.
Consultado por El Observador, Luis Martínez, dirigente de Fenapes en representación de Montevideo, una de las filiales más radicales, también marcó la cancha. “Es un año clave en lo presupuestal porque se define todo hasta 2016”, dijo, y advirtió que un docente grado uno recibe $ 14 mil en la mano por 20 horas de trabajo semanales. “No queremos reformas que sean una estafa educativa como la reforma ‘ramera’. Si pasamos a los gurises a lo bobo los estamos condenando al fracaso en el futuro. Vamos a enfrentar cualquier reforma que signifique un descenso de la calidad educativa”, aseguró.
En este período de gobierno los sindicatos trancaron varios intentos de reforma. Cuando en 2013 Secundaria impulsó cambios en la currícula para focalizar las materias en semestres, Fenapes –con una integración de dirección similar a la que tiene ahora– se opuso. Tras los reclamos las autoridades desestimaron los cambios.
Martínez también rechazó el anuncio de Vázquez de dar una conducción política a la enseñanza y advirtió que la ANEP es un organismo autónomo.
Bango dijo que además de los salarios habrá reclamos para mejorar las condiciones laborales en materia de infraestructura, ya que creen que se deberán construir nuevos liceos y remodelar algunos que están muy deteriorados. En la era mujiquista hubo casi dos años de conflicto con los docentes –que llegó hasta una huelga de hambre– por las condiciones edilicias.