Un "show" para dar certezas pero que pone el listón arriba
Opinión del editor jefe Gonzalo Ferreira
El Observador
En el Consejo de Ministros no hubo discusión. El anuncio de los planes de inversiones fue una imposición a las distintas secretarías de Estado, que ya venían cocinadas entre el presidente Tabaré Vázquez, el ministro de Economía Danilo Astori y el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), Álvaro García.
Lo que le entregaron a los jerarcas en las primeras horas de la mañana fue, con algunos agregados, lo mismo que presentaron un par de horas después frente a las cámaras de televisión en una conferencia con todos los secretarios de Estado como escenografía.
Fue un show. Un show para dar certezas. Esas certezas que Vázquez prometió durante la campaña y que durante los primeros meses de gestión habían espantado con señales de recorte, achiques en el gasto público y el freno al ANTEL Arena. Todos esos mensajes pegaron psicológicamente en los empresarios que automáticamente ven al Estado retraerse, lo imitan al doble de velocidad.
Pero el gobierno asumió el golpe. Se dio cuenta que la comunicación no había sido la mejor y que las señales enviadas no eran las deseadas. Por eso Vázquez asumió el rol protagónico. Y el presidente, que se reserva sus apariciones para las buenas noticias, montó un escenario para dar una buena señal. "Acá no hay política de achique", expresó.
Aceptó preguntas solo relativas al tema. Cuando se derivaban a otros asuntos o podían dar lugar a un titular negativo, los esquivó. "¿Qué proyectos de inversiones quedaron por el camino?", le preguntó un periodista. "Muerto el rey, viva el rey", contestó Vázquez.
Algunas de las cifras divulgadas parecen más un dibujo que un plan pensado y diseñado con tiempo en función de los recursos disponibles. El objetivo: dar certezas y sobre todo tranquilidad.
Además, Vázquez aprovechó para pasar mensajes al mujiquismo. En cada una de las placas que presentó, con las inversiones de cada sector, comparó lo que piensa invertir en su quinquenio con lo que había gastado el gobierno de José Mujica.
En el cálculo además hay números que –si se les da el beneficio de la duda- son al menos confusos. Varias cifras de las que se incluye (sobre todo en AFE) venían del gobierno pasado. Se comparan con el mujiquismo pero incluyen como propios proyectos que eran de ese gobierno.
Además, cuentan y suman recursos con los que todavía no saben si cuentan. Por ejemplo varios proyectos de participación pública privada (PPP) que ni siquiera se han presentado.
Con todo esto es verdad que el gobierno da el mensaje de tranquilidad sobre el estado de la economía. Pero también pone el listón alto. Porque al final del período se le contabilizará si efectivamente cumplió con todo lo que prometió. Y la lista de promesas difíciles de Vázquez crece. Ya estaba la de llevar la inflación al centro del rango meta (5%) en 18 meses, bajar las rapiñas 30% en el quinquenio, tener al 100% de menores de 17 años en el sistema educativo antes de 2020. Y ahora suma invertir 12.000 millones en infraestructura antes de 2019.