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jueves, 12 de mayo de 2016

LOYARTE Y EL REMATE DEL BUZO. Por Grazziella Fernández




Tantas historias quedarán impregnadas en nuestra memoria y retina. Sus inoportunas intervenciones en cientos de conferencias de prensa, sin importar la condición del orador, con sus opiniones a favor o en contra de la exposición que estuviera realizando. Por mucho tiempo viví esas instancias, al principio confieso me molestaban, después me acostumbré a ellas y hasta muchas veces esperé que lo hiciera y no lo hizo.
Hace un buen tiempo no veía a Loyarte por las calles de nuestra ciudad, o acercándonos algún recorte de diario del siglo pasado, o algún dato que dejaba por debajo de nuestra puerta, con una letra realmente hermosa, para que recordara una fecha, un acontecimiento o leyera en el medio que trabajo su opinión por determinado tema.
Era un libro viviente de historias acumuladas a lo largo de sus más de 80 años y para reafirmar sus historias, te preguntaba reiteradamente datos de vecinos, familiares, y de ahí surgía siempre una historia.
No había lugar donde la prensa estuviera trabajando, que él no estuviera. Era mucho más fácil que faltaran periodistas, pero Loyarte siempre estaba.
También en las múltiples actividades que habían en la ciudad. Y a esta quiero referirme.
Junto con el queridísimo y recordado Carlitos Izaguirre realizamos con muchísimo esfuerzo un beneficio frente a uno de sus comercios, para una persona rochense que necesitaba dinero por su enfermedad.
Alli se juntó el barrio y los seguidores de Carlitos, los músicos, y público en general para escuchar a los artistas y comprar los productos característicos de estas ocasiones. También algunos comercios habían colaborado con algunas mercaderías para que se vendieran o remataran. Cosa que se hizo, con precios que no eran muy altos, por la humidad del público presente.
Pero Loyarte quería colaborar, y como no tenía dinero regaló un buzo muy viejo, que no era de crochet precisamente, sino que los agujeros que tenía, era por el desgaste del tiempo. Eso provocó la hilaridad de los presentes cuando lo mostramos, pero, oh sorpresa, fue el artículo que se "picó" más y se vendió como un buzo nuevo de primera calidad. El destino del mismo sería para una mascota de quien lo adquirió, pero la oportuna broma, terminó siendo el producto más cotizado.
De las tantas cosas de Loyarte, que seguramente estará molestando a Carlitos y tantos amigos que ya no estarán tranquilos con las bromas del "Conejo" Loyarte, un personaje con historia.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Audio de larga entrevista a Walter Loyarte un querido,increíble personaje rochense

 Escribe Juan José Pereyra Twitter@juano500

Falleció hoy, 12 de mayo de 2016
Humilde homenaje del Blog.

Walter Loyarte es una personaje de Rocha. Tiene 86 años y hace 75 que pedalea con su bicicleta. "Y estoy cero kilómetro",dice.Sabe el nombre de cada calle, cada historia, cada nombre de lo que ha pasado en su ciudad en los últimos 80 años. Una entrevista para descargar y disfrutar.

Walter Loyarte “Me importa un pito la plata” TENGO 86 AÑOS, LLEVO 75 META A DARLE AL PEDAL Y ESTOY CERO KILÓMETRO”





Escribe Juan José Pereyra  Twitter@juano500

“Soy de la época del adoquín” dice este querido personaje rochense que recorre incansablemente la ciudad en su bicicleta. “Llevo 75 años meta a darle al pedal, me jubilé hace 30”, dice Walter Loyarte protagonista del documental de Fabián Ortega que se exhibe hoy por segunda vez en Rocha. Loyarte “...estamos todos locos” se presentará a las 20 y 30 en el Teatro 25 de Mayo y participarán el director de teatro José Pereyra, el artista plástico Pablo Almandós, la directora del Liceo 1 Yolanda Fernández, el director del Centro Cultural profesor Néstor de la Llana, el historiador Néstor Sabattino y la música estará a cargo de Jorge Núñez.
¿Tanta gente de la cultura en un homenaje a un personaje popular? Sí, Walter Loyarte es ochenta años de historia de Rocha caminando (o más bien, en bicicleta).

UNA COMPUTADORA CON SENTIMIENTOS
El Este dialogó con “el Conejo Loyarte”, una verdadera computadora humana que recuerda cada hecho, cada nombre y apellido de la gente con la que ha ido transitando en la vida.
Una computadora que, afortunadamente, se emociona. “Se me arremolinan los recuerdos y me parece que estoy viendo”, dice en un innecesario intento de justificación de esa voz que a veces se quiebra y esos ojos que se empañan.
Estaba formando fila en el patio de la Escuela Ramírez bajo la sombra del “árbol añejo”.  Tenía ocho años y alguien trajo la noticia: Carlos Gardel se había matado en un accidente. “Todas las maestras lloraban. Da la casualidad que a mí, que dicen era la mejor voz de la escuela ,el maestro Peri a fin de año me empezó a hacer cantar solo en las fiestas de fin de año. Pasé a ser el Gardelito de la Ramírez, el ruiseñor . Canté hasta sexto, después empecé a trabajar y no seguí. Me querían meter en la coral cuando vino Rosa Gifuni pero dije no puedo, tengo que trabajar y estudiar”.
Walter Loyarte es un ser humano excepcional “Soy un tipo especial, no me caliento con nadie y jodo con todos, un ave de plumaje indefinido , decía el viejo Oribe Olid,con esa chispa que había antes que no te da hoy la computadora”,dice  riendo.
Estudió para Químico Industrial, cursó todos los años, hizo el viaje de fin de cursos a Brasil pero no se recibió : “tenía el sesenta por ciento de las materias para atrás sin salvar”.
Trabajó en Catastro toda su vida y en 1985 se jubiló. “Me contaron 14 años de mi tiempo de pintor con el viejo Loyarte y a los 55 dije chau. Me fui loco de la vida”.

“EL AGUA DE LA ESTIVA SE VENDÍA COMO SI FUERA SALUS O MATUTINA”
Walter no se pierde evento cultural, conferencia, espectáculo, partido de fútbol. Suele dejar mensajes personalizados: escribe sobre algo que pueda interesar a alguien y va y lo entrega y si no encuentra al destinatario lo deja bajo la puerta.
En 1928 su padre compró el terreno donde la familia vive desde hace 85 años ,en Francisco de los Santos 72 ,entre Rincón y Piedras.
 “Era una pieza y él fue construyendo, no había baño ni agua corriente .Había una bomba en la esquina,las calles eran de barro porque el adoquín llegaba hasta la calle Rincón,la casa recién en el sesenta y pico cuando el gobierno de los blancos”.
Recuerda de su infancia en el barrio La Estiva “grandes campeonatos de fútbol y más grandes zambullidas en el arroyo. De gurí alcancé a ver carreras de natación de puente a puente”
“ Hace 80 años no había agua corriente en los barrios y estaban los aguadores que tenían su carrito con un barril grandote y esa agua de La Estiva se vendía como si fuera Salus o Matutina. No había microbios ni nada ,no se hervía, se tomaba directamente.”
Walter dice que ojalá puedan reflotar el hipódromo que “ tuvo su período de gloria, había caballos y vida, todo eso se perdió”.

LOS NADADORES, LAS CARRERAS DE CABALLOS, LAS MURGAS
“La última carrera, la más grande que vi en mi vida fue en el 43 antes de irme para Montevideo , era en la senda de Presa, antes del hipódromo. La senda era de 400 metros y como vinieron caballos de Brasil y de todo el país le hicieron 500 metros más. Ganó un tordillo de Rocha, el famoso Llanero.
Los brasileros decían que era el mejor hipódromo de toda la zona, mejor que los de Brasil que ellos conocían porque el terreno era pista de arena, fondo de arena, horizontal y al lado de la ciudad. La vista es maravillosa, se ve la iglesia, la ciudad. Para revivirlo se precisa plata ,es un hobby para perder plata porque los caballos son caros y mantenerlos y eso”,sostiene.
“Me crié en ese precioso barrio de grandes murguistas , fue una de las cunas de las murgas de Rocha. Teníamos una de gurises que no tenía nombre. La integraba Anastasio Romero el peluquero comunista,  el mayor de ellos que tenía los gallos ingleses”.
(Recuerda por su nombre a todos sus compañeros y sabe quienes todavía viven.) “Quedamos tres o cuatro nomás. Cantábamos en la cárcel o en el hospital y la propina que nos daban era un racimito de uvas o un vintén. Eso fue en el año 38 o 39”.

“LOS CUATRO REALES QUE ME QUISIERON ROBAR”
“ El viejo Loyarte más que pintor era un artista, tuvo toda la clientela del centro, le pintó la casa a todos los doctores, era un pintor de categoría. Yo trabajé con él de gurí, era peón , rascaba pisos y pintaba”.
En uno de esos tantos trabajos la dueña de casa lo contrató para pintar el zarzo. “Me preguntó cuánto le cobraba y le dije cuatro reales. Me rompí las manos, me sangraban, pero yo estaba feliz porque me ganaba esa plata. Cuando mi padre fue a cobrar no le pagaron lo mío. Agarré la bicicleta y salí llorando a hablar con la doña. Me tuvo que pagar”, sonríe.

Si primer maestro en la Ramírez fue el farmacéutico Humberto Merigo: “muchos no saben que era maestro”.
De todos los recuerdos lindos que tiene de la escuela destaca el de la copa de leche:“era obligatoria y Marita si estabas sucio te lavaba las patas antes de tomar la leche”.
En el 45 se crean los Preparatorios de Rocha y toda su generación pudo quedarse dos años más antes de ir a Montevideo.
“Tengo el título de Bachiller cinco estrellas, el único en Rocha . Se llamaba plan 43 y como no había muchos profesores se creó Medicina y  ramas anexas , con el que se podía ingresar a Facultad de Medicina, Veterinaria , Odontología, de Farmacia y de Química Industrial. Después estaba la rama de los leguleyos, abogados y escribanos y eso les servía para seguir la carrera de profesores agregados, no existía el IPA”.
“Fui el único estudiante que además entró en Catastro y me lo dieron para que pudiera seguir estudiando porque mi padre estaba quebrado, enyesado, porque se cayó de una obra y se dio contra los adoquines.

“CATASTRO Y QUÍMICA: UN ENTREVERO QUE NO TENÍA GOYETE”
“El sueldo eran setenta pesos y con  45  pagaba la pensión de la señora Gregoria Rivero  y Urrutiaga y el resto me daba para Ateneo, bailongos, tranvía, alguna pizzita y alguna milanesa. Tenía dos tranvías para ir a Facultad , el 15 y el 22 , a Catastro siempre fui a pie, eran diez o doce cuadras .
 El abono costaba 2 pesos con 55 centésimos y podías subir ochenta veces por día si querías . Me metí en Química que era muy brava, el horario en Catastro era de una y media a seis y media y con reloj, había que firmar . Trabajar en Catastro y estudiar Química era un entrevero que no tenía goyete. Me pasaba metido en los laboratorios y llegaba a Catastro y me metía entre  los planos de los agrimensores, aquello era chocante.  Los que se recibían tenían que ir de empleado al frigorífico, a la Ancap o al puerto porque no había ambiente para el Químico Industrial. Los que se metieron a hacer jabones, shampoo y eso se fundieron porque chocaban contra la Bao y todas esas enormes empresas”.

“TE QUEDABAN LAS PATAS CAMBADAS DE TANTO MEDIR TERRENOS”
“Agrimensura era un boom y te permitía ser independiente y había trabajo en pila y entonces me embalé, por eso estoy medio loco yo y sé más que todo Rocha .
Sobraba el trabajo, eso sí, te quedaban las patas cambadas de tanto medir terrenos en la arena, es un trabajo crudo , tienes que andar entre los bañados, el campo , las víboras, los montes, las espinas o en los arenales de Rocha, la famosa raviolera. Si se habrá medido solar por solar poniendo mojones desde Montevideo hasta el Chuy. En definitiva no soy ni Químico ni Agrimensor”,afirma.

“AHORRÉ 12 MIL DÓLARES ANDANDO EN BICICLETA”
“Me importa un pito la plata, ando siempre en bicicleta, llevo 75 años pedaleando sin parar y estoy cero kilómetro. Después de jubilado seguí trabajando y dibujando y en actividad y yendo a los laboratorios y metiendo bicicleta. Ahorré de boleto 12 mil dólares yendo  y viniendo en bicicleta durante veinte años desde mi apartamento hasta el de mi hermana.
Tenía una Bianchi de colección preciosa que me la robaron. Es interminable, vale más que todos estos que andan en Rocha con un Peugeot”. Esta es del año 37 y sigo andando en ella, también es Bianchi. El único problema que tengo con este aparato es el precio del gasoil que me sube cada pocos días”, bromea