El Este
Los palmares rochenses desde hace un tiempo pasaron a llamarse Butiá Odorata luego de conocerse que la nominación Butiá Capitata ya había sido registrada con anterioridad en el norte de Brasil, informó la maestra, Marisa Zubía.
Biólogos encontraron que se registró con anterioridad en el norte de Brasil, otra palmera con la denominación de Butiá Capitata, y ahora los palmares rochenses - llamados en lo local palmares castillenses por estar mayormente en el área de la ciudad de Castillos- pasaron a llamarse Butiá Odorata.
Las 70 mil hectáreas de palmares son una marca registrada de este departamento. Los palmares son únicos en el mundo por su extensión y densidad, declarados como bien de la Humanidad por parte de la Unesco.
Los palmares pueden representar un bien departamental hacia el futuro a pesar los problemas de conservación, se estimó por nuestra entrevistada.
La extracción del butiá, conocido como el diamante naranja en el imponente marco de naturaleza rochense, se consideró que no comprometerá la sustentabilidad del palmar.
La elaboración de productos gastronómicos a partir del fruto del palmar, no lo perjudica y más bien lo beneficia: en tanto y en cuanto se lo hace conocer, tomando conciencia sobre este patrimonio regional. Va de suyo, la necesidad de preservarlo, cuidarlo y vigilarlo, se indicó.
“Si a uno lo dejan en el palmar profundo, sin una brújula, para salir no sé si sale", ilustró Zubía. "Probablemente, necesite un baqueano para poder salir", hizo notar. Esta circunstancia muestra definitivamente la densidad de los palmares en algunas regiones donde parece impenetrable, incluso para los rayos del sol.
Los palmares de esta región son considerados únicos, según los botánicos, sigue algo para Treinta y Tres y para Brasil, indicó la maestra Zubía.
Los palmares que aparecen por las provincias de Entre Ríos y Corrientes, pertenecen a la especie Yatay con productos más esféricos y más dulces, siendo parientes. Tampoco, la especie ubicada sobre territorio rochense, nada tiene que ver con la especie que hace un cinturón hasta Perú, de acuerdo a los estudios realizados.
Todavía no sabe aún el fondo de la cuestión, acerca del por qué de una especie única que se asienta sobre territorio rochense.
Lo que hay hasta el momento, es que en las excavaciones realizadas por la Facultad de Antropología, en los enterramientos encontrados en los Cerritos de Indios, aparecen junto a los restos de seres humanos, coquitos de butiá que han permanecido por más de cuatro mil años, así también espinas de pescados. La forma de alimentación de esas poblaciones era a través de frutas y pescados.
Recuérdese, que según los estudios llevados a cabo, el Océano Atlántico en el pasado penetraba mucho más en el continente y esas poblaciones tenían más a la mano productos de esta región aún con mucho para investigar.
A esa realidad, también los palmares dan un escenario paisajístico excepcional de contemplar, de manera que prestan una identidad absoluta a los rochenses confundidos en un abrazo junto al butiá.