Escritor y periodista Julio Dornel
Durante la Guerra de la Triple Alianza (1865/70), en que Paraguay enfrentó a los ejércitos de Argentina, Brasil y Uruguay, circuló entre las trincheras el periódico CABICHUI, que teniendo en cuenta su cuota de humor estaba destinado a mantener la moral de los soldados y del pueblo paraguayo. Para conocer el verdadero alcance de esta publicación recogemos un artículo del periodista Héctor Fretes, donde ofrece amplia documentación sobre la circulación de este periódico.
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“Durante la Guerra contra la Triple Alianza, el Cabichuí, periódico de apenas cuatro páginas, era el portavoz más fiel del frente de batalla, pues podía decirse literalmente que se encontraba en el lugar de los hechos, a tal punto de que sus autores debían dividir su tiempo entre imprimir y defender a la nación paraguaya ante tres poderosos enemigos en una riesgosa combinación de arte y belicosidad a finales del siglo XIX.
Con el paso del tiempo, muchos ejemplares se fueron perdiendo y otros lograron ser rescatados. Ya en la actualidad, la Biblioteca Nacional -en el marco de un plan de rescate del acervo bibliográfico- lo incluyó dentro de un ambicioso plan de restauración, por un lado, y la digitalización, por el otro. Gracias al esfuerzo de décadas, solo cuatro ejemplares no pudieron ser aún conseguidos para agregarlos a la colección, señaló a ABC Color Rubén Capdevila, director de la Biblioteca Nacional.
“Entre las tantas cosas que hay para restaurar, lo primero que decidimos en esta administración fueron los periódicos antiguos, desde El Paraguayo Independiente, que está en etapa final, y la Ilustración Paraguaya; pero sin duda el más importante es el Cabichuí, que tiene una relevancia mayor porque estamos en el año del sesquicentenario del inicio de la contienda bélica y va a ser el único a ser restaurado completamente”.El trabajo de rescate se divide principalmente en dos partes: la primera, la digitalización, y la segunda, la restauración física. Lo primero fue desmontar toda la colección que estaba encuadernada en cuero y cosida en un solo tomo a comienzos de siglo, ya que con el paso del tiempo comenzó a deteriorarse de forma diversa, ya sea por la manipulación, la tinta misma y el papel utilizado para reparaciones anteriores que no cumplieron con la misión de mantenerlo en buen estado.
Por ello se dispuso una limpieza mecánica, hasta incluso el lavado del papel. La digitalización es a los efectos de que tanto estudiantes como investigadores y público en general tengan acceso a copias con la mayor resolución, que pueden ser entregadas sobre pedido y próximamente estarán disponibles en la página web, que está en construcción. Los originales, por su parte, pasan al siguiente nivel en el proceso restaurador, que la guarda en un lugar seguro, sin contacto con el público, interfoliado y expuesto lo menor posible a condiciones ambientales, salvo cuando sean requeridos para una exposición. A la par, se prevé una reedición en noviembre próximo de Cabichuí en versión fascímil, así como un catálogo bibliográfico sobre la Triple Alianza, que incluye, litografía, cartografía y fotos, de unos 70 títulos ya digitalizados que fueron publicados entre los años 1860 y 1880, es decir el antes, durante y el después de una de las contiendas más sangrientas de Latinoamérica y que sigue siendo tema de debate y de interés investigativo.
PARTICULARIDADES
Comenzando por su particular denominación, Cabichuí tenía varias cualidades que lo distinguían del Centinela, el otro periódico nacido en el fragor de la batalla. Fue uno de los primeros en incorporar el contenido bilingüe y su impresión sucedía en el frente de batalla, con los materiales que había a mano y a cargo de soldados que podían estar muertos para la siguiente edición, señaló Capdevila.
Sus páginas incluían el humor satírico y político, destinado principalmente a levantar la moral de las tropas, complementando con las ilustraciones, convirtiéndose de esa manera en las primeras muestras de las artes gráficas autóctonas. “Las técnicas representadas en los grabados del Cabichuí, los contenidos, representan un elemento de estudio fundamental para todo aquel interesado en los orígenes de las artes visuales en la región”, remarcó.
Otro elemento que hacía de Cabichuí algo fuera de serie era, sin duda, quiénes lo elaboraban; prácticamente ninguno de los que trabajaban en la impresa era artista, salvo Saturio Ríos; no obstante, desde su condición intentaron plasmar su representación del mundo a través de esas imágenes, sobre todo las humorísticas que tuvieron mucho impacto en aquel entonces, precisó el entrevistado. “Fue una muestra genial de lo que fue el arte paraguayo en una época bien determinada”, acotó.
Cabichuí fue fundado por Juan Crisóstomo Centurión y Natalicio de María Talavera, a instancias del propio Mcal. Francisco Solano López. Colaboraban en este periódico, entre otros, el deán Eugenio Bogado, el padre Francisco Solano Espinoza, el padre Fidel Maíz y Víctor Silvero. La decisión sobre el nombre del periódico y la ilustración de portada duró unos tres días. Finalmente, fue aceptada la propuesta que conocemos debido a que transmite la idea de aguijonear y zaherir al enemigo (cabichuí es una especie nativa de avispa)”.