COMUNICADO DE PRENSA |
El 21 de noviembre, Laguna Garzón ingresó al Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP) del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, en la categoría “Área de Manejo de Hábitats y/o Especies”.
Con su ingreso, a través del Decreto 341/14, ya son once las áreas que integran el SNAP —del 2008 a esta
parte— todas ellas representativas de los ambientes naturales y culturales de nuestro país: ríos, sierras, montes, humedales,
pastizales, quebradas, zonas marinas, costeras e islas que conforman actualmente 160.428 hectáreas.
La Laguna Garzón se ubica en el límite entre los departamentos de Maldonado y Rocha, e integra un extenso sistema de
lagunas de la costa atlántica del Cono Sur, siendo unos de los ecosistemas autóctonos de nuestro país. Gracias a su conectividad
con el Océano Atlántico, la Laguna Garzón presenta un mosaico de ambientes singulares de elevado valor paisajístico y
patrimonial en un espacio territorial pequeño y una gran diversidad de fauna y flora asociada a esos ambientes.
A
fines del 2007, la asociación civil Vida Silvestre Uruguay propuso el
ingreso de esta área al SNAP, dadas sus
condiciones naturales relevantes. Posteriormente, la Dirección Nacional
de Medio Ambiente (DINAMA) reconoció en ella la diversidad de
ambientes representativos de la costa atlántica de nuestro país, con
fuerte valor natural y patrimonial, así como la presencia de
especies prioritarias para la conservación, tanto a nivel nacional como
internacional.
La
Resolución Ministerial 07/2013, del 8 de enero de 2013, que habilita la
construcción del Puente de Laguna
Garzón, expresa que dicha autorización se concede “sujeta al estricto
cumplimiento de compromisos y condiciones entre los que se
indica la implementación un plan de uso en consonancia con los objetivos
de conservación y criterios de manejo del área protegida
Laguna Garzón”.
Hoy
se celebra su incorporación al SNAP, un sistema joven y todavía
pequeño, pero con una gran
representación de elementos significativos que alcanza el 70% del total
de los paisajes del país, y constituye una herramienta que
permite armonizar el cuidado del ambiente —en particular de la
diversidad de paisajes, ecosistemas, especies y elementos culturales—
con
el desarrollo económico y social del país.