Buscar este blog
Mostrando entradas con la etiqueta Constanza Moreira. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Constanza Moreira. Mostrar todas las entradas
sábado, 5 de marzo de 2016
Constanza Moreira La oposición y los medios de comunicación armaron una estrategia contra Sendic que es “una bomba sobre la democracia uruguaya”
Semanario Búsqueda.
Nº1857 - 03 al 10 de Marzo de 2016
Entrevista de Pablo Fernández y Daniel Lema
Fue la única que apareció en la conferencia y aguantó las ráfagas de los flashes. Ni siquiera estaban todos los dirigentes de la primera línea de la Lista 711. La senadora Constanza Moreira no dudó en ir para respaldar al vicepresidente Raúl Sendic. No pidió explicaciones. La líder del sector Casa Grande dijo en una entrevista con Búsqueda, que el Frente Amplio debió haber actuado más unido como respuesta al cuestionamiento que la oposición hizo de una de sus principales figuras. La oposición actuó en conjunto y armó un paquete que tiró como una “bomba sobre la democracia uruguaya”, opinó la senadora.
“Lo único que le cabe al Frente Amplio es respaldar a su vicepresidente”, según Moreira.
—Se cumple el primer año de gestión de Vázquez. Usted dijo en su momento que quería un nuevo gobierno del Frente Amplio y no un tercer gobierno. ¿Cómo analiza este primer año? ¿Es nuevo o uno más?
—¿Qué es lo que hace tan atípico este primer año de gobierno del Frente Amplio? Lo primero es el cambio regional. Cuando el Frente Amplio arranca en 2004, tenías el efecto dominó del giro a la izquierda del continente. Entra Lula, Kirchner, Tabaré y Evo. Ahora el gobierno gana, pero el primer año el panorama es muy sombrío políticamente para el prospecto de la izquierda latinoamericana, sobre todo por la victoria de Macri y la crisis brasileña y de Venezuela. Luego hay una perspectiva de crecimiento económico a la baja. Esos dos hechos le colocan unos límites grandes para ser nuevo, para ser mejor, para ser transformador, porque bueno, hay menos plata adentro y menos plata afuera. La característica de este gobierno es cómo mantiene lo que ha conquistado, cómo implementa algunas cosas extras con recursos más limitados que antes y evita la conflictividad social que se dispara con el período de retracción del crecimiento. No vas a poder hacer todo, vas a tener que elegir. En estos casos la precisión de tus elecciones es más determinante. Y controlar la conflictividad social que se dispara como consecuencia del enlentecimiento económico. Entonces, el primer año fue un año duro. La volatilidad enorme que va teniendo la opinión pública, la desconfianza hacia los gobiernos y la crisis de expectativas es tan grande que cada vez es más corta la luna de miel de los gobiernos, y en el caso de Frente Amplio no debería existir una luna de miel, porque no es que te casas por primera vez. Es un gobierno del Frente, ya vas por el tercer período.
—Usted dice que fue un año complicado. Algunos dirigentes oficialistas acusan a la oposición y a los medios de generar campañas desestabilizadoras. ¿Esos problemas no son del propio Frente Amplio?
—Esta afirmación la encuentro muy controversial. Son cosas distintas. Cuando la oposición juega encima del descrédito moral del partido de gobierno está haciendo un juego muy complicado, para cualquier país. Y eso es lo que pasó de alguna manera en la investigadora, ahí dije “vamos a ver cómo vivimos juntos después de esto”. Porque una cosa es tener una discusión política y otra llevarte a los tribunales. Ahí hay una jugada de la oposición distinta, ir a la denuncia penal. Eso empantana todo y todo eso va generando un desgaste de todas las instituciones políticas frente a la opinión pública. Ese es un juego de suma cero. Creo que la oposición está muy desgastada también, y entonces está desesperada y en eso el juego es el descrédito moral del Frente Amplio, sus personas, porque no hay gran discusión política. Porque si te acuso de mentiroso, se acabó la discusión política. Y los medios son los principales amplificadores de esto, en esto que yo llamo el efecto sangre. La oposición y los medios están jugando a este juego que no está bueno y advierto sobre eso: esto no va a terminar bien. Así no construís política y no construís democracia. Luego nosotros tenemos nuestros problemas. ¿Cuáles son? Nos quedamos sin conducción política, todo se desarmó al caer el cargo de Mónica y entonces el Frente está en un estado de debilidad.
—Usted advierte que estos cuestionamientos desde el punto de vista moral pueden terminar mal, pero tanto blancos como colorados dicen que el Frente Amplio hacía lo mismo cuando era oposición.
—No. Me parece que el Frente en la oposición siempre jugaba a tener mejores ideas de cómo conducir el país. El Frente creía que la inteligencia política la teníamos nosotros, no ellos. Y que si nos dejaban a nosotros, a través del voto, la oportunidad de demostrar lo buenos que éramos, íbamos a demostrar que éramos más buenos que ellos. Porque teníamos mejor diagnóstico, estábamos más cerca de la gente, representábamos a las fuerzas sociales de este país, a la clase media, a los intelectuales. En ese sentido, el Frente se sentía superior políticamente. Pero daba esa batalla y resistía los actos de gobierno, por eso hacía plebiscitos, referéndums, marchas. Era una resistencia a la agenda de gobierno, eso estaba bueno y para hacer eso el Frente necesitaba juntar mucha gente. El Frente Amplio reinventó la democracia directa para usarla como resistencia soberana a un gobierno arbitrario y jugó en el terreno de la política. El Frente acusando a los blancos y colorados de corruptos, de traidores; capaz que eso existía en algunos militantes, pero no era la postura general, la postura política el desprecio y el descrédito sobre el otro. Cuando se hizo la investigadora sobre Sol Petróleo y Ancap era un solo tema —acá metieron doce capítulos de muy distinto tamaño—, y las acusaciones no eran de ese tenor, (aunque) el Frente llevó el tema a la Justicia y esta desestimó la denuncia.
—¿Por qué está mal que ahora lleven el tema a la Justicia si en su momento lo hizo el Frente Amplio?
—Me parece que lo que muestran parte de los partidos tradicionales y sobre todo la derecha política, es que no te compiten más en el terreno de las ideas. ¿Por qué? Porque cuando vos mirabas la campaña electoral, ¿qué decían de distinto los otros competidores? Decían que iba a haber sistema nacional de cuidados, consejos de salarios. Eso es perder la lucha por las ideas. Al final había como una especie de sintonía programática. ¿Cuál era el caballito de batalla de la oposición? “Gestionás mal”. Entonces ahora dieron un pasito más: no solamente gestionan mal sino que además adolecen de fallas morales graves.
—En ese marco se da una situación con el vicepresidente Sendic. Primero lo de Ancap y luego lo del título de licenciado. En la conferencia que dio Sendic la semana pasada, usted fue de los pocos legisladores que estuvieron presentes. Estaban los de la 711 y usted. ¿Le llamó la atención que fuera poca gente?
—La primera cosa: ese día en particular y los que siguieron, sentí el alarido de la jauría contra una persona que además es el vicepresidente de la República. En ese sentido la condeno absolutamente. Pero es parte de este nuevo escenario que se está pintando en Uruguay, pintado con sangre. Si estuve allí fue para manifestar mi respaldo para con un vicepresidente de la República que estaba siendo atosigado de una manera cuasi desconocida en el Uruguay. Me impresionó la cuestión de los títulos. (El vicepresidente de Bolivia Álvaro) García Linera, Cristina Fernández y ahora Sendic. No sé qué pasa con los títulos, pero es como una estrategia también de descalificación moral del otro. No digo que haya una conspiración, pero hay tres episodios sobre títulos. Lo único que le cabe al Frente Amplio es respaldar a su vicepresidente. Está pasando una situación difícil y el Frente Amplio tiene que respaldarlo, nada más, punto.
—¿No le tiene que pedir explicaciones?
—Todas las explicaciones. Pero tiene que respaldarlo, es de tu familia política. Es un acto político indispensable, porque está después de Tabaré (Vázquez). Además tenés que respaldarlo porque sos un partido político y los partidos tienen que respaldar a los suyos; más allá de pedirle todas las explicaciones que se requieran. Esa me parece que debió ser la actitud y me parece que suman las dos cosas: lo de Ancap y lo del título.
Primero el cuestionamiento a la gestión de Ancap y ahora parece que Sendic miente a propósito de su título. Entonces si mintió sobre su título también mintió respecto de Ancap. Ese es el paquete entero armado y tirado como una bomba sobre la democracia uruguaya. El Frente tendría que haber actuado más unido en relación con Ancap y más unido en relación a su vicepresidente.
—¿Pero el hecho de que una persona de un partido político mienta sobre cierto tema significativo, no es importante para ese partido?
—Primero hay que ver lo del título, hay una reunión pendiente con Sendic. Después, la pregunta sobre la mentira es una pregunta moral. Yo pensaba en Clinton y en Bush. Vos tenés dos mentiras. El gobierno de Clinton había sido el período más floreciente de la economía estadounidense de los últimos años. Era un presidente súper, súper exitoso y con un gran carisma. Tanto es así que su mujer ahora está peleando por la Presidencia. ¿Con qué le dabas? ¿Le dabas con una discusión política? No, le dabas por otro lado y fueron a una cuestión muy, muy moral. Ahora, Bush mintió sobre la presencia de armas de destrucción masiva en Irak. Y esta es una mentira con consecuencias políticas claras. ¿Y alguien lo juzgó moralmente? Entonces yo creo que el Frente tiene todo el derecho a pedirle todas las explicaciones que quiera, pero lo tiene que respaldar, porque es el vicepresidente de la República y nosotros lo pusimos ahí. Y tiene que respaldarlo sobre todo porque la operación contra Sendic es una operación que mete a Ancap adentro y eso ya tiene una consecuencia política hacia futuro, que es el rol de las empresas publicas.
—El gobierno plantea poner técnicos al frente de las empresas públicas, cuando antes la discusión era sobre el papel que tienen en la distribución social.
—Claramente la designación de Jara (como presidenta en Ancap) quiere dar una señal en ese sentido. Yo nunca creo que la gestión deje de ser política. La gestiones siempre son políticas y tenés que tener claro los fines que priorizás. Hay un centro en la discusión que no estuvo en este debate y es que desde el principio el Ministerio de Economía dijo que necesitaba bajar el déficit y que las empresas publicas le aporten a rentas generales y que nos den un punto del PBI. Eso es mucha plata. Sobre las empresas publicas yo creo que hay dos o tres visiones. Esta el tema de que las empresas sean empresas del Estado cuya ganancia la utilice el Estado para políticas sociales, yo no estoy de acuerdo con esa visión, pero es una. Está la visión batllista tradicional de que las empresas públicas son servicios públicos para que les den a todos los ciudadanos los servicios en condiciones de igualdad. Después hay una tercera visión que es que las empresas públicas son un motor de desarrollo, en un país que tiene escasos agentes de desarrollo. La idea de que tengas a las empresas públicas como un motor de desarrollo está fantástica, pero yo creo que hay que tener una políticas de tarifas públicas. El Estado debería poder usar esta plata para volcar a rentas generales, pero vos tenés que dar servicios públicos de buena calidad y baratos.
miércoles, 24 de febrero de 2016
ECOS DE ANCAP Ante opiniones de la senadora Constanza Moreira Escribe José Luis Perera López
El
caso ANCAP ha ameritado comentarios de la más diversa especie y
desde los ámbitos más variados. Hemos asistido a las sospechas de
la oposición respecto de posibles irregularidades que ameritaban la
conformación de una investigadora, hemos asistido a todo el proceso
de la comisión, y finalmente a los informes y conclusiones de los
partidos políticos y el debate sobre ellos en el Parlamento, y en
medio de todo ese proceso la discusión abierta y apasionada a nivel
de la ciudadanía. Y eso, desde mi punto de vista es positivo, le
hace bien a la democracia, porque una ciudadanía informada es una
ciudadanía más capacitada para tomar decisiones.
Claro
que no a todo el mundo le gusta o le conviene este nivel de discusión
pública; sobre todo al oficialismo, que es quien está bajo la lupa.
Hoy
quisiera tomar algunas consideraciones hechas por la senadora
Constanza Moreira, del Frente Amplio, porque dan pie sin duda a
algunos comentarios.
Ha
dicho Constanza Moreira que “se
ha instalado un falso “sentido común” sobre Ancap, que es más
lo que oculta que lo que sabemos. Dice por ejemplo que “el primer
falso "sentido común" instalado es el de "la lata
está vacía", al decir del Senador Delgado”.
Y
no Moreira, no es un falso sentido común, es la realidad de lo que
sucedió; si el gobierno no hubiera decidido recapitalizar la
empresa, hoy estaríamos hablando de una empresa en quiebra, así de
simple, porque no tendría dinero para enfrentar sus obligaciones ni
acceso al crédito para hacerlo. Cuando una empresa tiene pérdidas,
es porque hay dinero que no está, que se perdió (por eso es una
pérdida), y por tanto lo de la lata vacía no es un falso sentido
común, es la cruda realidad.
Moreira
agrega que “La
danza de los millones que ha salido en la prensa, ha dejado más que
preocupados a muchos ciudadanos. La imagen del "vaciamiento"
ha quedado allí, escrita en piedra, reforzada por la ley de
"capitalización" de ANCAP por parte del Estado”.
Y
tiene razón, los ciudadanos estamos preocupados, muy preocupados, y
no es para menos. Lo que perdió ANCAP (y que los uruguayos tuvimos
que poner para tapar el agujero), es el doble de lo que aumentó el
presupuesto; cuántas cosas se podrían hacer en salud, en educación,
en políticas sociales, con lo que dilapidaron quienes estaban a
cargo de ANCAP?
“Es
que había que invertir” -nos dicen- porque en 2005 ANCAP era una
empresa inoperante. Bien, puede ser, no voy a defender acá las
gestiones de los partidos tradicionales, pero cumplía con su función
de producir combustibles, alcohol y portland y no daba pérdidas.
Vino el FA, invirtió 1.200 millones de dólares en ella y consiguió
hacerla perder 800 millones de dólares en poco tiempo. Unos genios.
Es como si me prestaran un auto que está pinchado (inoperante), yo
le invierto 5 mil dólares, le hago chapa y pintura y lo dejo como
0k, salvo que lo devuelvo con deuda de seguro y de patente y con el
motor fundido. Cuando me increpan por el estado del vehículo, les
contesto: ah, sí, pero ustedes me prestaron un vehículo pinchado.
Tremendo.
Constanza
Moreira reconoce que “ANCAP
acumuló 600 millones de dólares de déficit en estos cinco años, y
tiene 1.200 millones de dólares de deuda, a número gruesos. Es
muchísimo dinero, sí. Pero nadie dice que ANCAP factura 3.200
millones de dólares por año. Algo así como 10 millones de dólares
por día. Toda la inversión realizada en el período no llega a la
tercera parte de la facturación de un año; 421 en la
desulfurizadora, 251 en las plantas de cemento portland, 141 en los
biocombustibles, y 147 en la planta de cal."
Y
claro señora senadora!!! eh ahí justamente lo bochornoso del
asunto: la administración de su partido logró algo insólito,
fundir una empresa que vende combustibles y portland y que factura
3.200 millones de dólares, y lo logró en la época de mayor bonanza
del país, cuando sus insumos (el petróleo) descendieron a precios
históricos, cuando se batieron record de venta de combustibles y en
medio de un boom de la construcción....pavada de méritos que tiene
la administración de su fuerza política.
Dice
Constanza que “El proceso de la Investigadora se transformó en un
drama público” (y sí, no se transformó, lo es, porque sus
consecuencias nos afectan a todos, porque hubo que aumentar las
tarifas de UTE para tapar el agujero fiscal que dejó el desastre que
su fuerza política hizo en Ancap, porque los comubustibles no bajan
por esa misma razón, lo cual afecta a toda la economía del país, y
claro que es un drama!!), dice también que ese drama tenía “centro
en ANCAP, con un agonista (protagonista) que fue el Vicepresidente
Raúl Sendic y los gobiernos del FA” (y sí, claro, quien quiere
usted que sean los agonistas...) y un coro compuesto por los medios
de comunicación, las redes sociales (sí, por suerte no quedaron
estos desaguisados entre cuatro paredes, y todos pudimos enterarnos a
través de los medios de comunicación y compartir la información
discutirla y analizarla a través de las redes sociales; las mismas
redes sociales que le sirvieron a usted para estar sentada en el
senado), las declaraciones públicas, y la exhibición
cuasi-pornográfica de los entredichos del gobierno -anterior y
actual- sobre las razones del déficit y endeudamiento (los actores y
actrices de las películas pornográficas en general no se lamentan
de que sus films sean exhibidos al público,´pero tiene razón,
algunos entredichos del propio oficialismo debieron ser divulgados en
horario de protección al menor).
Dice
Constanza “El Partido Nacional, por su parte, mantuvo las mismas
denuncias que presentara a la Comisión, luego de larguísimas
comparecencias y más de cinco meses de debate, como si allí, nada
hubiera pasado. Ninguna explicación sirvió, ningún argumento”.
Y
bien, eso no es válido también para el FA? El día que se habilitó
la formación de la comisión investigadora, el senador Oteguy dijo:
“
se habilitó la instancia pero no por asumir que hubo irregularidades
ya que del pedido de informes del senador nacionalista Álvaro
Delgado no se desprende ningún indicio” . Y
luego de cinco meses de debates, del cúmulo de informaciones que se
fueron agregando, de las declaraciones de múltiples implicados en
todo el proceso, no sirvió de nada? El FA continúa diciendo que
aquí no pasó nada. No es ciertamente vergonzosa esa actitud de
defender lo indefendible?
Y
dice también la senadora Constanza Moreira: “Pero la confianza es
un intangible. Y aunque lo actuado haya sido conforme a la norma, se
incurre en un mecanismo de sospecha más amplio.
¿Hubo
integridad en todas las decisiones? ¿Hubo cuidado con el "bien
común"? Estas son las preguntas que quedan en el aire. Este es
el espíritu que dominó la Investigadora, y entre las declaraciones
públicas de unos y otros, se empezó a ejercer la organización de
la desconfianza. No sólo contra ANCAP, sino y principalmente contra
un gobierno legítimo (éste, cuyo Vicepresidente ha sido tan
maltratado). La pregunta que se instaló es: ¿es éste un gobierno
confiable? Sin duda es legítimo, pero ¿es confiable?"
La
respuesta a su pregunta es no. No es confiable como administrador de
los recursos del pueblo. Es a todas luces evidente que no hubo
cuidado del bien común, que se utilizaron los mismos oscuros
recursos que quienes gobernaban antes, aunque con resultados más
desastrosos. Ahora se dice que las colaterales que actúan en el
derecho privado no las creó el FA sino que ya existían. Bien, pero
está bien o está mal el uso de ese tipo de empresas? Si está mal,
qué hicieron para cambiarlo? Si está bien, por qué todo es tan
oscuro y por qué todo termina en pérdidas para el Estado?
Deberíamos confiar en quienes le dan dinero a un correligionario
para propaganda en una radio que no existe? Deberíamos estar
tranquilos que están cuidando el “bien común” quienes organizan
fiestas a 5 mil dólares por cabeza en un barrio humilde como La Teja
para inaugurar una planta.
También
dijo Constanza cosas valiosas, aunque parecen dichas por otra persona
en otro contexto, o tal vez sea que el “como te digo una cosa te
digo la otra” prendió fuerte entre los progresistas. Dijo por
ejemplo: “Exijamos una gestión más democrática, participativa,
descentralizada y con el mayor control social posible. No queremos
más "pactos" entre partidos para determinar dónde empieza
y dónde termina lo público. No queremos que la renta petrolera sea
decidida por un puñado de ex Presidentes. La clave de una política
de izquierda es involucrar a la ciudadanía en la decisión sobre los
temas que importan. Y la ciudadanía debe opinar sobre las empresas
públicas. Y sobre el petróleo. Deben opinar la academia, las
organizaciones sociales, los gobiernos locales, las comunidades”.
De
eso se trata, y para eso sirven también estas comisiones
investigadoras que el FA ha negado constantemente, como lo negó en
el caso Pluna o en el tema de ASSE, ambos terminados con
procesamientos.
lunes, 17 de agosto de 2015
Moreira sobre renuncia de Xavier ; Mujica no ayuda,descalifica"
Haga clic en el enlace para escuchar el audio.
Moreira: la renuncia de Xavier generó una "acefalía política" en el FA
La decisión del plenario del Frente Amplio (FA) de aceptar la renuncia
de Mónica Xavier como presidenta del partido de izquierda, generó "una
acefalía en todos los términos que puedan existir y una situación que no
es beneficiosa para el partido".
martes, 27 de enero de 2015
Derechos de autor CRISIS EN SECTOR(ES) DE CONSTANZA MOREIRA
La Diaria, 26 de enero 2015
Pedido de Constanza Moreira de no utilizar su nombre ni sus “íconos” generó molestia en agrupación que respaldó su candidatura.
La decisión de la senadora Constanza Moreira de respaldar la candidatura a la Intendencia de Montevideo del senador socialista Daniel Martínez no dejó indemne a Casa Grande, espacio conformado por la mayoría de las agrupaciones que respaldaron su candidatura al Senado en octubre. Si bien algunos grupos, como Magnolia y Alternativa Frenteamplista, se pronunciaron por Martínez al igual que Moreira, el Partido Socialista de los Trabajadores (PST) lo hizo por la candidatura de Lucía Topolansky, y otros, el Partido por la Victoria del Pueblo (PVP), Izquierda en Marcha y Lucrecia Barredes (LB), se inclinaron por una tercera candidatura, que se concretó en el nombre de la dirigente del PVP Virginia Cardozo.
La agrupación LB se conformó a partir del grupo de Facebook Redes por Constanza, que está actualmente integrado por casi 1.500 personas. De ellas, cerca de 60 resolvieron conformar una agrupación política y se pronunciaron por la candidatura de Cardozo.
Moreira declaró a Brecha que tanto el PVP como el PST estaban afuera de Casa Grande por opción propia y en forma “unilateral”. “El PVP tomó una decisión por sí y ante sí por Virginia Cardozo, nombre que nunca estuvo en las negociaciones. Así que ahora tienen una candidatura de partido, aunque se sumen otros grupos. No fue una decisión colectiva. Los que tomamos decisiones colectivas seguiremos trabajando juntos. Casa Grande sigue, pero ahora sin el PVP”, sentenció.
Por otra parte, la semana pasada Moreira escribió una carta que se publicó en el grupo de Facebook Redes por Constanza, titulada “No en mi nombre”. Allí, la senadora sostiene que como el grupo “proclama y promueve la candidatura de Virginia”, considera necesario “ir deslindando” su nombre de las Redes. “Es importante que usen ahora sus propias señales de identidad; y esto comienza por el pedido que les hago de no usar más mi nombre para promover lo que yo no promuevo: es una suerte de ‘falseamiento ideológico’ que perjudica a todos”, señala Moreira. Agrega que esto “se hace extensivo a un conjunto de íconos y símbolos que son de hechura propia: la canción de Samantha Navarro, las consignas -desde Ponte el alma, Ilumina tu parte, Yo me animo y vos también- que son patrimonio de Casa Grande”. “Tomar decisiones propias implica también crear sus propios íconos, sus propias consignas, sus propios liderazgos. No en mi nombre. El vínculo de representación es frágil, e implica un reconocimiento de las partes. Este vínculo, hoy, está roto. La autoridad sobre el propio nombre sólo la tiene su dueño/dueña vivo: yo, en mi caso. A partir de ahora, la página que administran no deberá usar más mi nombre, y les ruego oficialicen esta desvinculación lo antes posible”, solicita la senadora.
Isaura Fabra, de la agrupación LB, aclaró a la diaria que Redes por Constanza no se pronunció por ninguna candidatura, y que Moreira confunde ese grupo de Facebook con la agrupación LB. De todos modos, sostuvo que hay mucha gente de Redes por Constanza que está “muy enojada” porque entiende que no se le dio participación en el proceso de elección de la candidatura a apoyar en Montevideo. Dijo que se supo que Moreira apoyaba a Martínez cuando “muchos grupos” de Casa Grande aún no tenían una definición. “En Redes por Constanza la gente estaba muy enojada porque no quería lo de Daniel Martínez y muy enojada por cómo se decidió”, afirmó Fabra.
Respecto al cambio de nombre que solicita Moreira, Fabra consideró que es “atendible” y que ya se está pensando en otro nombre para “migrar el grupo de Facebook”. Además, Fabra sostuvo que “la gente se indignó” por el pedido de Moreira de no utilizar los íconos, porque éstos fueron “de hechura colectiva”. “La gente. se indignó porque reclamara como propias. cosas que son colectivas”, afirmó, y a modo de ejemplo, aseguró que el nombre “Casa Grande” lo inventó ella misma.
Pedido de Constanza Moreira de no utilizar su nombre ni sus “íconos” generó molestia en agrupación que respaldó su candidatura.
La decisión de la senadora Constanza Moreira de respaldar la candidatura a la Intendencia de Montevideo del senador socialista Daniel Martínez no dejó indemne a Casa Grande, espacio conformado por la mayoría de las agrupaciones que respaldaron su candidatura al Senado en octubre. Si bien algunos grupos, como Magnolia y Alternativa Frenteamplista, se pronunciaron por Martínez al igual que Moreira, el Partido Socialista de los Trabajadores (PST) lo hizo por la candidatura de Lucía Topolansky, y otros, el Partido por la Victoria del Pueblo (PVP), Izquierda en Marcha y Lucrecia Barredes (LB), se inclinaron por una tercera candidatura, que se concretó en el nombre de la dirigente del PVP Virginia Cardozo.
La agrupación LB se conformó a partir del grupo de Facebook Redes por Constanza, que está actualmente integrado por casi 1.500 personas. De ellas, cerca de 60 resolvieron conformar una agrupación política y se pronunciaron por la candidatura de Cardozo.
Moreira declaró a Brecha que tanto el PVP como el PST estaban afuera de Casa Grande por opción propia y en forma “unilateral”. “El PVP tomó una decisión por sí y ante sí por Virginia Cardozo, nombre que nunca estuvo en las negociaciones. Así que ahora tienen una candidatura de partido, aunque se sumen otros grupos. No fue una decisión colectiva. Los que tomamos decisiones colectivas seguiremos trabajando juntos. Casa Grande sigue, pero ahora sin el PVP”, sentenció.
Por otra parte, la semana pasada Moreira escribió una carta que se publicó en el grupo de Facebook Redes por Constanza, titulada “No en mi nombre”. Allí, la senadora sostiene que como el grupo “proclama y promueve la candidatura de Virginia”, considera necesario “ir deslindando” su nombre de las Redes. “Es importante que usen ahora sus propias señales de identidad; y esto comienza por el pedido que les hago de no usar más mi nombre para promover lo que yo no promuevo: es una suerte de ‘falseamiento ideológico’ que perjudica a todos”, señala Moreira. Agrega que esto “se hace extensivo a un conjunto de íconos y símbolos que son de hechura propia: la canción de Samantha Navarro, las consignas -desde Ponte el alma, Ilumina tu parte, Yo me animo y vos también- que son patrimonio de Casa Grande”. “Tomar decisiones propias implica también crear sus propios íconos, sus propias consignas, sus propios liderazgos. No en mi nombre. El vínculo de representación es frágil, e implica un reconocimiento de las partes. Este vínculo, hoy, está roto. La autoridad sobre el propio nombre sólo la tiene su dueño/dueña vivo: yo, en mi caso. A partir de ahora, la página que administran no deberá usar más mi nombre, y les ruego oficialicen esta desvinculación lo antes posible”, solicita la senadora.
Isaura Fabra, de la agrupación LB, aclaró a la diaria que Redes por Constanza no se pronunció por ninguna candidatura, y que Moreira confunde ese grupo de Facebook con la agrupación LB. De todos modos, sostuvo que hay mucha gente de Redes por Constanza que está “muy enojada” porque entiende que no se le dio participación en el proceso de elección de la candidatura a apoyar en Montevideo. Dijo que se supo que Moreira apoyaba a Martínez cuando “muchos grupos” de Casa Grande aún no tenían una definición. “En Redes por Constanza la gente estaba muy enojada porque no quería lo de Daniel Martínez y muy enojada por cómo se decidió”, afirmó Fabra.
Respecto al cambio de nombre que solicita Moreira, Fabra consideró que es “atendible” y que ya se está pensando en otro nombre para “migrar el grupo de Facebook”. Además, Fabra sostuvo que “la gente se indignó” por el pedido de Moreira de no utilizar los íconos, porque éstos fueron “de hechura colectiva”. “La gente. se indignó porque reclamara como propias. cosas que son colectivas”, afirmó, y a modo de ejemplo, aseguró que el nombre “Casa Grande” lo inventó ella misma.
martes, 30 de septiembre de 2014
El Uruguay: ese gran botín Escribe Contanza Moreira
30.Sep.2014
Si hay una constante en política, es el dinamismo, y esta campaña
electoral no es la excepción a la regla. El Frente Amplio (FA), que
semanas atrás, según las encuestas, parecía en retroceso, ahora pisa
fuerte sin detenerse, mientras que el Partido Colorado (PC) aparece
alicaído y con serias dificultades para disputarle votos a un Partido
Nacional (PN) que, a su vez, sufre con cada declaración poco feliz de su
candidato.
Hoy están planteados dos escenarios en movimiento. En primer lugar,
la disputa entre un nuevo gobierno del FA y la vuelta a un gobierno
inestable y precario conducido por blancos y colorados, en una coalición
dominada por fracciones que en el pasado nunca consiguieron
estabilidad, como sucedió con la coalición herrerista-quincista y su
fracasada experiencia durante la administración de Luis Alberto Lacalle.
El segundo escenario que se presenta, es el de la disputa al interior
de las derechas. La caída en intención de voto del PC se debe a un
corrimiento de sus votos hacia el PN, y Bordaberry lo sabe. Por supuesto
que la otra derecha ha elegido a una nueva cara dentro del espectro
político, reemplazando a su antiguo favorito, por un nuevo favorito, y
causando heridas a su paso. Por si fuera poco, al nuevo representante lo
acompaña el aparato recaudador más importante del país: el herrerismo.
Con sus viejas prácticas, su política de clientelas, sus antiguos
liderazgos, y un modo de hacer política que está lejos de ser desterrado
del Uruguay.
Las viejas prácticas de clientela, influencia y
poder que guían todas las inequidades políticas, y que consolidan otras
tantas inequidades sociales, están todavía desplegadas a lo largo y
ancho del país, aún cuando la izquierda haya remado para ordenar la
casa, de acuerdo a normas más universales y equitativas. Para muestra
basta mirar el reclutamiento de los cargos administrativos y directivos
en los gobiernos departamentales.
Cada gobierno departamental se administra en forma autónoma, lo cual
está muy bien. Pero el día que desde el FA impulsamos que los ingresos a
los gobiernos departamentales fueran regidos por las normas universales
de la buena burocracia pública: los concursos de oposición y méritos,
sin restricciones en el acceso, y contemplando las normas de
transparencia y acceso a la información que deben guiar a la
administración central, los votos blancos y colorados no estuvieron. La
autonomía bien entendida no es, de ninguna manera, hacer lo que se
quiere. Porque los gobiernos departamentales no son de los partidos que
los ocupan, sino de toda la ciudadanía, son parte del Estado, y no un
botín de los partidos.
En estos momentos en que las derechas
están en disputa entre ellas, y también el próximo gobierno nacional,
urge una reflexión. Las coaliciones blancas y coloradas de los últimos
cincuenta años en la historia nacional, dejaron al país al borde de la
quiebra. Cuando la crisis de estancamiento se pronunció durante los años
sesenta, los gobiernos de coalición que ya existían, fueron ciegos y
sordos frente a las demandas provenientes desde los sindicatos, desde
los estudiantes, desde las clases medias. Toda esa energía confluyó
luego en la construcción del Frente Amplio, mientras que, ante el avance
de la represión y autoritarismo, la culminación del proceso de
deterioro estuvo dada por la instauración de una cruenta dictadura. Y al
cabo de diez años, el Uruguay estaba exhausto, pobre y sin más proyecto
que su reconstrucción, como si hubiese salido de una invasión.
Tras la recuperación del Estado de Derecho, durante dos décadas, las
coaliciones blancas y colorados ensayaron recetas para fabricar una
torta que no crecía y que cuando creció, lo hizo de forma muy
inequitativa. De nuevo volvieron a desoír a los sindicatos, a la
Universidad, a las clases medias, y a cualquier voz "progresista".
Exceptuando el primer gobierno postdictadura, y posteriormente, salvo la
cooptación de alguna persona que otra, los partidos tradicionales nunca
ofrecieron al FA que se integrara a organismos y a Entes del Estado. El
FA era "el tercero excluido".
Y cuando el tercero creció y
creció, inventaron una reforma constitucional destinada a hacerle tan
exigente la llegada al gobierno como fuera posible. Atrasaron cinco años
el triunfo del FA, y en esos cinco años volvieron a usar antiguas
recetas que en lugar de salir de la crisis, la profundizaron.
Después de diez años de gobiernos frenteamplistas, el Uruguay volvió a
ser próspero: hay trabajo, se gana más, uruguayos que se fueron al
exterior están retornando, se eliminó el latifundio improductivo,
dejaron de verse a los niños mendigando en cada esquina, se
multiplicaron las personas que vienen a invertir en el país, y el viejo
pesimismo uruguayo se transformó en un moderado optimismo. La gente se
volvió un poco más feliz.
Los blancos y colorados dejaron
migajas. Y el Frente Amplio, volvió a hornear la torta, pero con otra
receta. Una que dice que los países no salen con ajustes sino con
inversión pública. Una que dice que lo mejor no es lo hecho afuera, sino
que hay que aprender a hacer bien las cosas en casa. Una que dice que
la gente no se domina con garrotes, sino que responde a zanahorias,
deseos y confianza. Y la receta del nuevo Uruguay dio este pan
abundante, que debemos repartir mejor, pero que le ha llenado la mesa a
cientos de miles de uruguayos y uruguayas.
Ahora, ellos, los que nos dejaron las migajas, vuelven por el pan.
Vuelven por el botín. Vuelven a por un país que duplicó su producto en
sólo diez años, que generó miles y miles de empleos, que construyó
decenas de miles de metros cuadrados y carreteras. Vuelven a por el país
de la fibra óptica y los molinos, a por el país que puede elegir o
rechazar tener actividad minera, seguir creciendo en agricultura del
secano, o desarrollar más su capacidad logística como puerto regional.
Vuelven a por un país no sólo integrado a la región y al mundo, sino
reconocido por un presidente pobre que se volvió un modelo. Vuelven a
por una celeste que no sólo duele, sino que genera identidades y
alegrías. Vuelven a por el botín. Pero no los dejaremos.
miércoles, 10 de septiembre de 2014
EL canto de la sirena Constanza Moreira
En
las próximas elecciones, los uruguayos y uruguayas deberemos elegir
entre dos modelos de país. Y dentro de esas dos visiones, los
abordajes sobre la educación, distan enormemente. Como buena hija de
la educación pública, este tema me preocupa especialmente.
Al
revisar el Programa de Gobierno del Partido Nacional para el período
2015-2020, saltan a la vista las desprolijidades e imprecisiones de
un programa cerrado apresuradamente para obviar la brecha entre dos
alas dentro de un mismo partido, con diferencias insalvables en
varios temas –para empezar, el No a la Baja.
Lo
que más me alarmó de lo que leí, es lo que se propone para la
educación. El programa no pasa de generalidades, ninguna de las
cuales siquiera sugiere una “reforma estructural” de la
educación. La “nueva idea” de moda que se plantea –no sólo
entre filas del Partido Nacional, y no precisamente surgida desde
allí-, consiste en extender el ciclo primario de educación hacia la
secundaria, para evitar el trauma que sufrirían los y las
estudiantes al pasar de una sola maestra a varios profesores. Esta
idea, denominada la primarización del ciclo secundario, tiene unas
cuantas bibliotecas en contra, y como señala el Maestro Soler en la
última edición del Semanario Brecha, siempre será mejor coordinar
las instituciones, que hacer ensayos desmantelando lo que ya existe
en búsqueda de soluciones poco probadas.
Paradojalmente,
el programa propone una “profunda reforma del sistema de formación
docente, dándole rango universitario”, es decir, que maestras y
profesores pasen a tener nivel universitario. Ahora bien, eso se
llama “Universidad de la Educación". Y este miércoles 10 de
setiembre, en el Senado, votaremos el proyecto de ley que refiere a
la misma. La pregunta es si el Partido Nacional, que tiene esta
propuesta en su programa, acompañará el proyecto ¿O el Partido
Nacional, junto con el Partido Colorado, so pretexto de que la ley
“no les convence”, porque no la elaboraron ellos, optarán por no
votarla? ¿Dejarán sin votos lo que dicen defender en sus programas?
Fuera
de ello, el programa nacionalista abunda en lo que ya hay: las
escuelas de tiempo completo, la enseñanza del inglés (que
temerariamente se sugiere sea tan importante como aprender la propia
lengua, o las matemáticas), el fortalecimiento del Instituto
Nacional de Evaluación, que fue una iniciativa del Frente Amplio
(FA), o apoyar la Universidad Tecnológica, también impulsada por el
FA.
Pero
el programa del Partido Nacional “lava” lo que aparecía más
nítido en el programa original de Lacalle 2do: el desmantelamiento
de la reforma educativa iniciada en 2006 con el FA.
Para
empezar: la eliminación de la participación de los trabajadores en
el gobierno de la educación, seguido de la eliminación de la
obligatoriedad de convocar al Congreso de la Educación. La lectura
de ambas eliminaciones (que no tienen nada de “por la positiva”),
conduce a una conclusión muy clara: al parecer, el enemigo para la
oposición son los trabajadores de la educación. A cambio de ello,
prometen en forma muy vaga, que habrá un “control ciudadano” de
la educación. ¿Qué quiere decir esto? ¿Control de las familias,
de los padres, de la comunidad? No, en realidad, lo que buscan es
entregarle la educación al Poder Ejecutivo, quitándosela al
Codicen, a la Anep, a los organismos de la educación, y pasar a
controlarla directamente desde los partidos políticos. El “control
ciudadano” es en el fondo, el control de los políticos sobre la
educación.
El
control político-partidario no resolverá los problemas de la
educación; sólo los agravará, porque la educación pasará a ser
una suerte de “botín”, donde cada partido querrá emplear su
propio libro de recetas, y el conjunto de los estudiantes y
trabajadores quedará a merced de esta disputa.
Lo
que sigue a esto es la subvención de la educación privada (que ya
está subvencionada). El botín en este caso, son los estudiantes y
el Estado. Un sistema de proveedores privados y públicos
“compitiendo” por los estudiantes, todo pago por el bolsillo del
Estado, que es el Sr. Pueblo. Y eso es lo que asoma los dientes
detrás de esta propuesta.
La
elección de Pablo da Silveira como Ministro de Educación y Cultura
de un eventual gobierno blanco, en lugar de Daniel Corbo, que hoy
integra los organismos de la educación, muestra a las claras la
verdadera estrategia en materia de educación que se propone.
De
más está decir que si todas estas iniciativas fueran llevadas a
cabo en una dupla Lacalle-Bordaberry, que sin duda dejarían sus
diferencias y se pondrían de acuerdo, el sistema educativo,
simplemente colapsaría. Los profesores y docentes de la educación
se sentirían expulsados, y muy difícilmente participarían en
reformas de este tipo (como sucedió en el pasado, con reformas
incluso más amigables que éstas). Se sucederían conflictos
interminables, no habrían “acuerdos nacionales” de ningún tipo,
y sin planes para la educación hechos por las instituciones
respectivas, el sistema político y los “expertos” se pondrían a
hacer ensayos curriculares. En el mejor de los casos, tendríamos un
compás de espera, durante otros cinco años, gastando mucho más
dinero.
En
estos días, han finalizado diez de los mejores años de la
Universidad de la República, de la mano de ese gran Rector que fue
Rodrigo Arocena. El, sus colaboradores, sus pro Rectores, han llevado
a cabo una profunda reforma de la Universidad pública. Han creado
los Centros Regionales Universitarios en el interior del país, han
impulsado carreras nuevas, tecnicaturas y formaciones tecnológicas
del más diverso tipo. La matrícula universitaria se ha incrementado
sin cesar. Hoy, más de la mitad de los estudiantes de la Udelar,
proviene de padres que nunca llegaron a la Universidad. Y esto es un
verdadero salto cuántico en el Uruguay.
El
Rector merece un reconocimiento. Y así como le damos la bienvenida a
Roberto Markarian, el nuevo rector, creo que la Universidad en su
conjunto, y Rodrigo Arocena, merecen nuestro reconocimiento público.
En
estos años, se ha hecho un esfuerzo enorme por mejorar en la
educación pública. Y lo más importante que ha hecho la derecha, es
hacer que el canto de sirena se cuele en el pensamiento de la
izquierda, llegando a hacernos creer que todo está mal en el campo
de la educación. Ahora bien, se mejoraron los salarios, se
construyeron y recuperaron escuelas y liceos, se multiplicó el
número de niños y niñas en la educación preescolar, aumentó
notoriamente el número de estudiantes que terminan tercero de liceo,
y gracias a diferentes programas, se ha ido reduciendo la brecha
entre la educación de los más ricos y los más pobres, que es el
explicación última de los malos resultados en la educación.
Claro,
ha mejorado más el ingreso promedio de los hogares, que su nivel
educativo. Pero si queremos tener un país “de avanzada”, tenemos
que ser al menos tan ilustrados como pudientes. Creo que somos más
ricos hoy que antes, pero aún no logramos ser más inteligentes que
antes.
La
única verdadera sabiduría de una sociedad, está determinada por la
inteligencia de los más humildes, no de las clases ilustradas y
pudientes. No por una tecnoburocracia eficiente y “de primera”,
aun cuando esa tecnoburocracia seamos nosotros. Apostar a la
Universidad de la República, apostar a la educación pública, a los
maestros, a los profesores, a los educadores, a los funcionarios no
docentes que también están al pie del cañón haciendo todo lo
posible, es la marca de la izquierda y su destino. La derecha no
entiende nada de educación, pero siembra su canto de sirenas en
nuestros oídos. Pedirle a la derecha que entienda de educación, es
como pedirle a una persona que todos los días circula en auto, que
entienda la vida cotidiana de quienes circulan en ómnibus, y
planifique una estrategia para ellos. Así de simple.
En
estos meses, hay que defender la educación pública con todos los
argumentos que tenemos. Y no escuchar más los cantos de sirena. Es
en la educación, siempre, donde se mide el destino de las verdaderas
izquierdas.
miércoles, 20 de agosto de 2014
"La estrategia del salmón" por Constanza Moreira
Las
últimas encuestas de opinión pública y el rumbo que está tomando
la campaña electoral.
En
estos días, nos hemos visto sacudidos por la encuestas de opinión
pública: que el Frente baja, que el No a la Baja sube. ¡Qué
panorama dispar! Pareceríamos estar ganando unas luchas (la
cultural, la simbólica, la comunicacional del “no a la baja”),
pero perdiendo terreno en una batalla crucial: la del gobierno, que
es la base y la estructura de muchas otras luchas (la del 6 % para la
educación, la de los Consejos de Salarios, la de la agenda de
derechos).
El
Frente Amplio (FA) se declara en estado de “admirable alarma”,
como ha señalado el periodista Ricardo Scagliola desde el Semanario
Brecha. Y hace muy bien. Cuando se es de izquierda, cuando se lucha
contra el poder económico, mediático, financiero, cuando se libra
una batalla comunicacional todos los días, se debe estar siempre en
estado de “admirable alarma”. No creo que podamos estar de otra
manera.
Ahora
bien, las encuestas de hoy, como las de ayer, no pueden reemplazar a
la reflexión política. Y la pregunta ya célebre de “qué hacer”,
pergeñada por Lenin, viene después, y sólo después de conocer
“qué pasa”. Sobre todo, es necesario saber “leer” las
encuestas, porque todas las lecturas son políticas, y porque la
lectura del “qué pasa” será la que determinará el “qué
hacer” después.
La
historia de las encuestas de opinión pública es relativamente
reciente en nuestro país, ya que data de los últimos treinta años.
Bienvenidas las encuestas: son un instrumento particularmente útil.
Pero son eso: un instrumento. Lleno de complejidades y muy utilizable
políticamente, a pesar de que todos los encuestadores muestran
“cautela” y “prevenciones” en relación a sus números, como
forma de impedir que una tendencia registrada en una encuesta se
transforme en un hecho político sin más.
Las
encuestas son parte de la construcción política, primero, porque
señalan cuáles son los problemas que debieran ser considerados
prioritarios, y cuáles debieran ser considerados secundarios, en
función de la perspectiva de la ciudadanía. Así, desde hace un
tiempo, las encuestas vienen registrando que la seguridad ciudadana
se ha transformado en el principal tema del país. Sin embargo, esto
no significa que para las personas el asunto más importante sea la
seguridad, ya que las encuestas consultan a los entrevistados y
entrevistadas “cuáles creen, a su juicio, que son los principales
problemas del país”, no cuáles son “sus problemas”. Cada uno
conocerá cuáles son sus problemas, pero ¿los problemas de todo un
país?
¿Qué
responderá alguien sensato, sin demasiada información, y tratando
de salir del paso a una situación incómoda? (si no contesta la
pregunta, podría parecer un ignorante). Contesta lo que “cree”
que es el problema del país: o, peor aún, lo que “le dicen” que
es. Y esta respuesta la encuentra a mano: los medios masivos de
comunicación le dicen a la población qué es importante y qué no,
así como le dicen que la inseguridad es un problema central, que la
educación anda mal o que el gobierno gestiona peor.
Cuando
nos abocamos a la inseguridad como la prioridad de un país que aún
no encuentra su senda de desarrollo y debiera dedicarle a eso toda su
energía, cuando construimos gobierno tratando de “darle” a la
opinión pública lo que necesita, cuando intentamos comprar
amigabilidad en los grandes constructores de opinión pública,
renunciamos a hacer política.
Es
necesario dar cuenta de los problemas de inseguridad, sí, pero esa
no puede ser la principal prioridad del Uruguay, no debemos caer en
la trampa represiva de la derecha, con su demanda infinita de control
policial y militar sobre la ciudadanía. Los problemas de
inseguridad, han de atenderse realizando una gestión eficiente,
reconociendo las dificultades, y sobre todo, evitando que la
inseguridad sea la gran mancha de opinión sobre la que se cimentan
las preocupaciones del planeta.
Hasta
no hace mucho, las encuestas pronosticaban al FA como seguro ganador
de la próxima elección nacional. Sin embargo, hoy, los logros de
una década de progresismo –la política material, la del bolsillo-
no nos permitirán sin más ganar la batalla simbólica con una
derecha que aparece casi impoluta, predicando “por la positiva”
por un lado, mientras por el otro, siembra el negativismo contra el
país y su futuro todos los días del año, de todos los años.
Los
números nos están diciendo que el FA no crece, y que el Partido
Nacional (PN) sí lo hace. No obstante, desde una perspectiva
politológica, resulta muy improbable que los votos frenteamplistas
se estén volcando hacia el PN. ¿Debiera el FA cambiar la estrategia
de su campaña? Yo diría que mucho más que hacer campaña, hay que
hacer política. No una política para ganar las elecciones, y menos
aún para intentar seducir a la “escurridiza” opinión pública.
Hay que hacer política con nuestras convicciones y nuestras ideas. Y
esa es, hoy y siempre, nuestra mayor fortaleza.
Cuando
las encuestas indicaban que la propuesta para bajar la edad de
imputabilidad parecía triunfar, muchas voces se alzaron para
sostener que “la baja” había ganado mentes y corazones. La
demanda por mano dura que parecía constatarse en las encuestas,
llegó incluso a encontrar asidero en nuestras filas: “hay que
aumentar los controles policiales”; “hay que aumentar las penas”,
“hay que ser implacables con el delito porque eso es lo que la
sociedad quiere”, se escuchó decir a algunos frenteamplistas. Sin
embargo, hoy las encuestas registran un declive en la intención de
apoyo al plebiscito por la baja, y sus principales impulsores, con el
Senador Bordaberry a la cabeza, miran estos nuevos números con suma
atención, tomando recaudos ante la eventualidad de que el plebiscito
se termine transformado en algo antipático y ocasione una pérdida
de votos para los dirigentes tradicionales que lo promovieron.
El
“No a la Baja” sube y el “Sí a la Baja” cae. ¿Cómo sucedió
esto, cuando lo que más le preocupa a la gente, dicen las mismas
encuestas, es la inseguridad?
Desde
hace mucho (la política se hace con paciencia, todos los días,
durante mucho tiempo), se fue instalando entre la juventud, la
política del resistir al “No a la baja”. Tímidamente primero,
un poco más ardientemente en los últimos meses, la “Comisión
Nacional del No a la Baja” fue conquistando adeptos. Son, en su
mayoría jóvenes. Hacen política en todo el país. Y ahora ven sus
primeros frutos.
Si
esos jóvenes hubieran tomado interpretado las encuestas como si
éstas fueran el oráculo de Delfos, jamás se hubieran comprometido
por el “No a la Baja”. Y si los cientos de miles de
frenteamplistas nos hubiéramos dejado llevar por el canto de sirenas
de “ir a favor” de la corriente, hubiéramos dejado de hacer
política y de construir izquierda. Porque el “ir a favor” de la
corriente, diría un marxista, siempre es ir a favor de la ideología
dominante, que es la ideología de la clase dominante. No es
necesario ser marxistas ni realizar un razonamiento tan sofisticado
para entender que ser de izquierda implica ir “contra” la
corriente.
Hemos
titulado esta columna “La estrategia del salmón”, en homenaje a
nuestro entrañable amigo Marcelo Jelen, a quien extrañamos todos
los días. Marcelo escribió una vez sobre nuestro movimiento por la
“candidatura alternativa” aludiendo a que nadábamos contra la
corriente. La juventud que milita por el “No a la baja” nada
contra corriente como el salmón. Y contra corriente nadamos quienes
defendemos los derechos humanos, la memoria, la búsqueda de verdad y
justicia, cuando “el sentido común” dice que esos temas están
irremediablemente en el pasado.
Si
las encuestas no nos dan con viento a favor, tal vez sea un buen
momento para que los salmones recuperen su audacia, porque en esta
elección hay más cosas que un gobierno en disputa: está en
disputa, nuestra visión del mundo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)