El Presidente Tabaré Vázquez está divorciado de la realidad.
Cuarenta tediosos minutos de cadena nacional demostraron lo incomunicado que está.
Durante ese largo rato mal leyó el texto, que evidentemente tenía preparado en un prompter, tratando de describir los resultados, no ya de su gestión en este gobierno que cumplió dos años, sino desde que el Frente Amplio asumió el poder. Pero lo hizo de forma tan aburrida, y tan mal concebida desde el punto de vista comunicacional, que aún las cosas buenas que puede exponer, fueron presentadas casi burocráticamente a una audiencia que por más que tuviera la mejor voluntad y quisiera manifestar un acto de adhesión, difícilmente pudo seguir durante tanto rato esa amansadora de datos y términos propios de la jerga gubernamental.
Aún quienes estamos familiarizados con estos temas y habituados a manejar cifras, tuvimos dificultades en mantener la concentración en lo que decía.
Parece mentira, que en una era donde las ciencias de la comunicación ofrecen tantas formas impactantes para dirigirse a las audiencias, el presidente de república no las haya aprovechado para dirigirse de manera más efectiva a los ciudadanía..
Y más allá de las formas, está el fondo. Vázquez llenó esos cuarenta minutos con las conquistas de este y los anteriores gobiernos. Sin duda que tiene elementos para enumerar en este sentido. Pero también hubo problemas. Y muy serios, que no pueden ocultarse si se quiere hacer una evaluación intelectualmente honesta. Y fueron omitidos. Mutis por el foro. Aún los más graves fueron ignorados: ANCAP, PLUNA, Alas Uruguay, el déficit fiscal, etc.
Pero además, entre tanto engrudo de cifras y comparaciones, adoleció de fallas técnicas imperdonables. Que quizás no deberían ser atribuidas al propio Vázquez, que evidentemente no entiende de estas cosas, pero sí a los asesores que le prepararon el documento.
La comparación más reiterada fue de los datos correspondientes a 2016 con relación a 2004. Pero el parangón lo hizo en dólares corrientes. Omitiendo que en el medio se produjo una de las crisis financieras más grandes de las historia de Estados Unidos que llevó a una desvalorización de la moneda norteamericana sin precedentes, por lo que las comparaciones que se hagan en dólares corrientes de cosas que ocurrieron antes 2008 con otras que ocurrieron después, no tienen ningún valor.
Por ejemplo, Vázquez comparó el PBI y dijo que en 2004 era de 17 mil millones de dólares en nuestro país y que en 2016 había llegado a 54 mil millones, como si esos números fueran una referencia útil y ese salto representara una mejora proporcional en el nivel de vida del país.
¿A ninguno de los asesores se le ocurrió convertir a precios constantes? ¿A ninguno se le ocurrió utilizar la metodología del PPP (Paridad del Poder de Compra) para hacer la comparación? ¿Se trata de un error técnico imperdonable, o de una despreciable manipulación?¿Era necesario decirlo luego de sentirse orgulloso de que hubo 12 años de crecimiento ininterrumpido después de la crisis?
La presentación de Vázquez demuestra que está cada vez más incomunicado de lo que ocurre en la sociedad. Suele ocurrir con los gobernantes, más aún a quienes como él ha estado tanto tiempo en el gobierno. Y que su administración se volvió anacrónica, rutinaria, sin imaginación ni adaptación a los tiempos que corren.
Seguramente no oyó los cacerolazos. Sus asesores le habrán dicho que eran poca cosa. Pero tampoco recoge la molestia creciente de una población que se está cansando de tanto abuso del poder de los gobernantes y de que le carguen incesantemente con nuevos impuestos y mayores tarifas, no para sacar a los pobres de su situación, sino para tapar los agujeros que jerarcas y ministros han perforado con su incompetente accionar.
La ciudadanía está cansada además porque, más allá de la dialéctica, solo se habla del pasado.
¿Y el futuro? ¿Y las nuevas realidades sociales, familiares, de la economía y de las tecnologías?
¿Hacia dónde vamos Presidente?