En estos días han
llovido estampas, interpretaciones y hasta augurios sobre la visita
que empezará hoy el presidente de los Estados Unidos a Cuba. Entre
ellas estuvo el mensaje de Pánfilo y sus amigos que, por cierto,
puse en Segunda cita, dedicándoselo a los que deseaban desentrañar
el carácter cubano. Pues resulta que ayer me dijeron que el Sr.
Obama había respondido varias preguntas del célebre humorista.
Aclaro que no creo que los asesores presidenciales lean nuestro blog,
pero es obvio que están bien informados.
Se ha dicho mucho
que el cubano es un pueblo hospitalario y generoso. Esto es porque la
mayoría somos más dados a confraternizar que a lo contrario. Yo
creo que es algo genético, que nuestra historia nos fue inoculando
desde su exterminio inicial, y luego con sus migraciones forzadas y/o
voluntarias, con sus luchas privadas y colectivas por la
supervivencia, y con esa sustancia moral que solemos llamar soberanía
y que es, ni más ni menos, tener en cada momento el mayor libre
albedrío que nuestras capacidades nos permitan, sin dejar de pujar
siempre por más.
Algunas reflexiones
de especialistas se basan en interrogantes sobre las calidades de las
conversaciones entre dos gobiernos que han sido arquetipo de
enfrentamiento durante la segunda mitad del siglo XX y lo que va de
este. A pesar de posturas opuestas, se suele coincidir en que el
futuro será según lo hablado. Yo, por supuesto, comparto la
curiosidad por ciertos detalles, aunque supongo los matices. Pero si
de algo estoy seguro es de que una cosa es lo que se dice, incluso lo
que se cree honestamente, y otra es lo que resulta. Sobran ejemplos
en la historia, lo mismo en el sentido de la seriedad que en el del
desparpajo. Por eso tiendo a decantarme por lo que me ha movido
siempre, por lo que sueño para mi país, que es dignidad, aún con
las variantes que presuntamente incorporarán la dialéctica y los
astros o, dicho de otra forma, las causas y los azares.
He notado que se
suele olvidar que este litigio terrible empezó porque nuestros
vecinos no soportaron que decidiéramos qué hacer en nuestra propia
casa. Estaban acostumbrados a que aquí se hiciera lo que ellos
querían. Y haciendo bien patente su disconformidad, no sólo nos
negaron el habla sino que nos hicieron la guerra.
Aquella causa nos
apartó violentamente de lo que hubiera sido nuestra vida de pueblo
aguerrido pero pacífico, mitad trabajador, mitad tarambana. Aquella
causa nos obligó a tomarlo todo con más drama que choteo, nos
mostró y nos acercó como nunca a las razones de la hormiga. Aunque
debajo seguía bullendo aquella cosa juguetona nuestra que a
principios de los 80 llevó a un amigo a confesar lo mucho que le
gustaba nuestro “socialismo con pachanga”.
Quién sabe si ha
llegado el momento de intentar empatarnos con lo que no nos dejaron
ser, con lo que fuéramos de haber tenido un vecino más respetuoso y
amable. Y digo quién sabe porque obviamente no todo el futuro
depende de nosotros y porque, además, por más que fuera deseable ya
no somos los mismos.
En momentos así
–sólo en momentos así– es concebible el deseo de prolongar la
existencia, digamos otro medio siglo, a ver qué pasa. Pero como esto
no es posible, pregunté a mi familia –a todos, sobre todo a los
que no vivieron las causas originarias del conflicto– qué le
dirían o qué les inspiraba el ilustre visitante de hoy. Y por eso
concluyo este momentáneo soliloquio con lo dicho por los que me
respondieron, en el orden estricto que me fueron llegando y con sus
propias palabras.
Para no irme a la
cola, me tomo la licencia de empezar con mis propias palabras para
recibir a Barak Obama, las que termino con dos frases que siempre
decía mi padre, Dagoberto Rodríguez:
Bienvenidos Ud. y su
familia a Cuba, Sr. Presidente.
Nunca es tarde si la
dicha es buena.
A mi que me quiten
lo bailao.
Mi hijo Silvio Liam
Buenos días papa,
sobre lo q me preguntas yo realmente no opino mucho sobre eso por q
no creo en las buenas intenciones ni de Obama ni de ninguno d estos
señores, pero si su interés en Cuba fuera ayudar al pueblo le diría
q pasara por los barrios más calientes d Oriente como por ejemplo
algunas partes de Alcides Pino en Holguín y viera las condiciones en
que viven las personas y también q preguntara por los salarios en
Cuba, q escuche todo lo que quiere decirle la gente incluyendo la
oposición, q fuera a una marcha de las damas de blanco a ver si ese
día no le caen a golpes delante d el, pero sobre todo le diría que
no creyera en un gobierno q coje a los niños pa hacer actos de
repudio afuera d las casas de opositores y otras barbaridades que son
demasiadas, pero realmente papa yo no creo ni siquiera q Obama tenga
q ver con las deciciones políticas y el futuro de las relaciones
entre Cuba y usa, dentro d poco ya no será presidente y quién sabe
quién venga detrás y lo que tiene en mente, para mí esto es una
pantalla para algo, quizás me equivoco como t digo yo ni opinó
sobre esto, un beso grande
Mi esposa Niurka:
Tengo sentimientos
encontrados respecto a la visita de Obama.
Por una parte deseo
que las cosas mejoren porque deseo que la vida sea mejor para la
mayoría de los Cubanos y que en Cuba la mayoría viva mejor, y si la
visita trae consigo mejoras para la gente, pues bienvenida sea.
Pero entonces
aterrizo y no lo creo, entonces prefiero que ya pasen estos tres días
de visita de Obama y que vengan los Rollings.
Mi nieto Diego:
Yo le diría a Obama
que tengo muchas ganas de ver a mi papá y por lo tanto que me
otorgue un visado que me permita ir a verlo cada vez que yo pueda. Y
que nos quite el bloqueo porque yo soy nadador y si Cuba pudiera
tener un mayor intercambio comercial con el resto del mundo,
tuviéramos, los deportistas cubanos, mejor acceso a implementos
deportivos y otros materiales que ayudarían a que estuvieran en
mejor estado las instalaciones deportivas.
Mi hija Violeta:
Si yo tuviera la
oportunidad de hablar con el presidente Obama le contaría que he
sido víctima de la incomunicación entre Cuba y Estados Unidos. Que
he padecido en carne propia la hostilidad de los gobiernos de su país
contra Cuba. La separación de mi mamá cuando se fue por el Mariel
en el año 80 me ha marcado para toda la vida y, aunque esta fuera su
decisión, considero que en gran medida ha sido responsable ambos
gobiernos de las tantas familias separadas. De haber habido una
relación armoniosa entre ambos países se hubiera impedido tanta
distancia y tantos años sin verse los cubanos de aquí y de allá.
Y sobre todo hubiera evitado tantos muertos en el estrecho de la
Florida y en la frontera mexicana. Le pediría a Obama que invalide
la ley de pie seco-pie mojado que, aunque favorece a algunos cubanos
para que alcancen su “sueño americano”, en la misma media los
lleva a perder la vida en el intento de alcanzar suelo
norteamericano. Además de que es muy injusta con el resto de
latinoamericanos que sin embargo, teniendo más necesidad de mejorar
sus vidas que nosotros, no tienen el derecho de acogerse a esta ley.
En cambio mueren masacrados, desaparecidos, de sed y de hambre,
mujeres, hombres y niños que en vez de alcanzar “una vida mejor”
logran una muerte certera. La verdad es que a mí como cubana me da
vergüenza: nosotros sí, y ellos no. ¿Por qué? Obviamente esta ley
no tiene otro motivo que el de incitar a los cubanos, dándoles un
aparente “privilegio” a que se jueguen la vida tratando de llegar
a Estados Unidos, para luego desacreditar con falsa estadística a
nuestro país. Yo le diría a Obama que nos quite el bloqueo, que
termine su mandato dejando al mundo convencido de que ese Nobel de
la Paz que le han otorgado lo tiene bien merecido. Porque como dijera
José Martí: “ El mal es accidental, solo el bien es eterno”
Mi sobrina Mariela:
Tío, a priori, yo
estoy a favor de las buenas relaciones de toda índole entre todos
los seres, naciones, etc., pero en este caso en particular lo que me
pasa es que de ellos desconfío, hasta que no se demuestre lo
contrario. No lo puedo evitar.
Cuando yo vea cambios, como por
ejemplo, que levanten el bloqueo, o que quiten la Base Naval de
Guantánamo, entonces podré seguramente empezar a verlos de otra
forma.
Mi hijo Omar:
Señor Obama: sé
que a veces se le identifica a usted con El Poder sólo por el cargo
que representa. No sólo esa idea es falsa (El Poder, usted lo sabe
bien, tiene muchas raíces, y muchas están en la sombra), sino que
usted mismo se ha visto limitado e impedido en su propio país para
emprender algunas políticas. Además, se acerca el final de su
mandato, y tendrá que pasar el relevo. Teniendo en cuenta todo esto,
y dado que su poder real es limitado pero aun así real y efectivo,
lo que le quiero decir respecto a Cuba son dos cosas.
No soy ingenuo, sé
que existen intereses dentro de Estados Unidos para reabrir las
relaciones con Cuba, y por lo tanto usted no ha estado solo, pero aun
así le reconozco la valentía política para haber dado el paso. Al
fin y al cabo, sí hay sectores en su país que siguen resistiéndose
a cualquier cambio en la política respecto a Cuba, y ha hecho usted
una apuesta decidida y valiente. Las posiciones maniqueístas, el
“estás conmigo o estás contra mí” y otras falsas dicotomías
sólo han fomentado el desconocimiento mutuo. Ya basta de culpar al
otro y no asumir los propios errores. La mayoría de la gente, aquí
y allá, queremos acceso a la sanidad y a la educación de calidad, a
internet y poder ganarnos la vida.
Lo otro que le
quiero decir es que, aun conociendo sus límites, este camino no se
puede quedar a medias. Lo que espero de usted es que consiga que el
retorno a esa vieja política propia de la Guerra Fría tenga un alto
coste político, económico y social para los futuros representantes
de su país. Que esto no tenga marcha atrás. Que a los que vengan
les cueste más regresar que seguir para adelante. Eso me parece que
es lo mejor para los dos pueblos, y lo mejor que usted puede hacer.
El simbolismo de unas fotos y unos titulares es importante, pero lo
es más que se ayude a mejorar la calidad de vida de la gente.
Mi hija Malva:
Opino y reconozco
que la visita del presidente Omaba es un acontecimiento histórico;
pero sinceramente si su visita no hace mejorar la situación en Cuba,
beneficiar a los ciudadanos o no hace nada importante como levantar
el bloqueo o quitar la base de Guantánamo, no le veo sentido.
Simplemente es un acontecimiento simbólico que en mi caso me dará
un receso en la escuela por dos días, pero solo eso y nada más, así
que honestamente me es indiferente.
Mi suegra Mirta:
Hoy llega Obama a
Cuba, estoy plenamente convencida de que es un día que quedará
marcado en la historia de Cuba pero no tengo la certeza de cuál será
la repercusión final de este viaje. Obama ha dicho claramente que la
visita servirá para promover cambios políticos en la isla.
Pienso y recuerdo.
Los que como yo hemos tenido el privilegio de haber vivido y poder
rememorar todo lo sucedido desde aquel día en que nos despertamos en
la mañana con el grito de ¡Batista se fue! este día tiene sin
dudas un significado especial.
Pero las sensaciones
son encontradas, ¿siento que ha ganado Cuba? No puedo afirmar ni lo
uno ni lo otro, es cierto que muchas cosas han cambiado, algunas para
bien y otras para mal, es cierto que mucho hemos dejado a lo largo de
estos años. Recuerdo muchos momentos, las carencias, la beca, las
incertidumbres, los miedos desde adentro y desde afuera, las
amenazas, años en estado permanente de guerra psicológica, el
encierro en la isla “rodeada de aguas por todas partes”, los
entrenamientos militares, el cordón de La Habana, la Crisis de
Octubre y el U-2 con el piloto yanki sobrevolando mi Instituto
Pre-universitario, la homofobia, las concentraciones en la Plaza de
la Revolución, lo tranquila que es La Habana si la comparamos con
otras ciudades del continente, el privilegio de tener una atención
de salud adecuada, las posibilidades de estudios, la libreta de
abastecimiento, el pan nuestro de cada día, los apagones, la mochila
preparada durante muchos por si la familia tenía que evacuar la
capital porque nos atacaban, la pasta perla, la falta de desodorante,
los kikos plásticos, la bicicleta… ¿se pueden borrar todos estos
años con una visita de 2 días de Obama?
Definitivamente mi
sensación es ambivalente, siento júbilo y tristeza, certeza e
incertidumbre, siento seguridad y miedo.
Mi hijo José
Ernesto (el lunes 21)
Wonderfull!!!
Que estas relaciones
estén marcadas por el equinoccio de primavera y el día de la
poesía.
Q’ este poema
bilingüe florezca en una fructífera primavera para que 2 culturas
ansiosas de estrechar sus manos cansadas de tanto mirarse a través
de los lentes envenenados de la política.
Whitman y Martí los
ayuden a encontrar las vías participantes para q’ esta primavera
sea y q' así sea.
Mi hermana Mary (el
martes 22):
Silvio, la visita de
Obama para mi representa la entrada al Paraíso o al Infierno. Al
Paraíso si esta visita es la puerta para finalizar con el bloqueo
que trunca el desarrollo, y si se eliminar ese apéndice humillante
que es la Base de Guantánamo. Eliminando esos dos lastres que nos
han sido impuestos, ya podemos quedar por nuestra cuenta.
La visita de Obama
representaría la entrada al Infierno si en lugar de logros
obtuviéramos la pérdida de lo logrado durante los últimos 50
años.
Si logramos un asomo
al Paraíso, que sea sobre la base del respeto mutuo más exquisito.
Mary