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sábado, 11 de octubre de 2014

Bordaberry rompió el acuerdo y dejó mal parado a Lacalle

El candidato colorado quebró el protocolo en el Ateneo
La República


Publicado el 11/10/2014 - 6:00
Ateneo
Si la idea de un Ateneo de presidentes es ver cuál de los candidatos se muestra más seguro, sólido y convincente, Pedro Bordaberry fue el que salió mejor parado.
Tranquilo, con mucha claridad en su discurso y sin vacilar en ningún momento dejó en evidencia la actitud mucho menos sólida y convincente con que Luis Lacalle presentó sus propuestas.
En medio de una presentación que se sintió demasiado pesada por momentos, el toque más  atractivo y sorpresivo de la noche lo puso precisamente el candidato colorado quien sorprendió a todos los televidentes que habían logrado aguantar despiertos con un desafío directo contra el candidato blanco, invitándolo a debatir en serio en un programa de televisión.
El más sorprendido de todos fue el propio Lacalle que quedó paralizado y sin reacción. Todos los televidentes esperaban una respuesta, la circunstancia lo imponía porque se había lanzado una pregunta concreta pero Lacalle hizo como que no escuchó nada y siguió con lo suyo.
La estrategia de Pedro había triunfado. Primero por su desenvolvimiento durante el Ateneo y depués por haber llevado una carta bien guardada bajo la manga y esperado sigilosamente la oportunidad para lanzarla a la mesa.
La sorpresa de Lacalle
En el último minuto de su participación, Bordaberry cumplió al pie de la letra el libreto que había planeado y dejó muy mal parado a Lacalle que no terminaba  de entender qué había cambiado tanto las cosas en las últimas horas.
Sólo faltó que le recordara el famoso acuerdo al que habían llegado “mirándose a los ojos” una noche en Carrasco en la que fumaron la pipa de la paz y convinieron que no haya más ataques entre ellos.
Todavía golpeado por una mala noche, Lacalle se refirió ayer al episodio que quedará marcado como el hecho político más importante de un encuentro de candidatos que primero se planteó como un debate, después fue un Ateneo y acabó siendo un aburrido encuentro con mucho ruido y pocas nueces.
“Cada uno hace su campaña, es una estrategia de Pedro Bordaberry. Me puede gustar o no, pero hay que respetarla”, sostuvo.
Sólo ellos y sus equpos sabrán si en estas últimas horas hubo cruces de llamadas para aclarar los tantos y buscar una respuesta a semejante golpe de efecto.
Lo único cierto y concreto es que el gran silencio con que terminó la noche, dejó una pregunta colgada:  “Luis te invito a debatir la semana que viene, a debatir a confrontar con altura, en una buena”, dijo Bordaberry al cierre de la charla.
A la salida, los periodistas intentaron forzar  una respuesta pero sólo obtuvieron un comentario evasivo: “Ya está, seis veces, seis veces, seis veces he estado (con Bordaberry)”, dijo visiblemente nervioso.
Recién ayer rechazó formalmente la invitación al decir: “Ya compartí siete veces. El 26 de octubre vamos a tener que coordinar muchas cosas. Nosotros estamos para gobernar ahora y gobernar bien, creo que ya hemos tenido oportunidades suficientes”.
Atrás había quedado un Ateneo que se recordará por la gran jugada de Pedro Bordaberry que mostró su oficio y experiencia en estas lides.